Llega un fin de semana largo y decidimos ir a dar un paseo por la isla de Mallorca.
17 de mayo
Despegamos rumbo a Palma a las 12.15. El vuelo sale relativamente puntual. Para no perder las costumbres, me quedo dormido antes del despegue.
Sobre las 13.30 aterrizamos en la isla y nos vamos directos a la oficina donde alquilamos el coche. Nada más bajarnos del avión, comprobamos la fama de Baleares como destino de fiesta. Habían unos cuantos jóvenes extranjeros que eran carne de suelo por balconing.
Hacemos una buena cola y nos dan las llaves del coche, un Volkswagen Taigo. Modelo que desconocía. Así que lo recogimos y nos pusimos rumbo del primer destino: Far de Cap Blanc.
Aunque de camino había que buscar un sitio para comer. Paramos en Lluchmajor a comer en un sitio llamado Més tertúlia. Nos comimos unas hamburguesas que estaban bastante buenas.
Ya con la barriga (puede que demasiado) llena, nos ponemos en camino de nuevo.
El Far de Cap Blanc (Faro de Cabo Blanco) fue inaugurado en 1863. En 1964 se renovó colocándole un nuevo sistema automático y para 1970 se electrifica.
No está abierto al público pero podemos acercarnos a disfrutar de unas preciosas vistas de la costa.
Muy cerca se encuentra la Torre Vigía de Cap Blanc, construida en 1584. Se hizo para protegerse de un posible ataque de la alianza entre otomanos y berberiscos.
Pronto nos ponemos en camino del siguiente destino: Poblat talaiòtic de Capocorb Vell.
Se trata de un poblado prehistórico de la cultura talayótica (Edad de Hierro y Edad de Bronce). Fue construido aproximadamente en el 990 a.C. y fue ocupado hasta bien avanzada la época Romana.
Por desgracia cerraba 10 minutos antes de que llegáramos.
Como no queríamos quedarnos con las ganas, nos fuimos hacia Poblat Talaiotic Els Antigors. Es uno de los poblados talayóticos mejor conservados de Mallorca. Estuvo ocupado desde finales del segundo mileno antes de Cristo hasta la época romana.
Está abierto 24 horas y está entre cortijos perdido en medio de la nada.
Desde aquí emprendimos la marcha hacia Santanyi, aunque de camino paramos en Ses Salines. Nos llamó la atención su iglesia, la parroquia de Sant Bartomeu, construida en estilo neoclásico a finales del siglo XIX.
Una visita rápida y nos volvemos a poner en camino.
Santanyi, situado al sureste de Mallorca es un pequeño pueblo auténticamente mallorquín. El nombre original del pueblo, Santi Annini significa ‘Cordero de Dios’, el símbolo que se puede ver en la iglesia y también en el escudo de Santanyí.
Dando un paseo por el pueblo pasamos por el precioso edificio de la Casa de Cultura Ses Cases Noves. Hasta el siglo XVIII aquí se encontraba una balsa de agua. Ésta servía de abrevadero de animales y lavadero de ropa.
Tras las protestas de un vecino que denunciaba el olor nauseabundo de la balsa, el ayuntamiento la secó y se construyeron algunas casas incluyendo la actual casa de cultura.
Pronto llegamos a la Plaça Major. Allí encontramos un montón de bares y restaurantes bastante turísticos y el edificio del ayuntamiento.
Al final de la plaza se encuentra la Parròquia de Sant Andreu de Santanyí y la Rectoría.
La iglesia fue construida en estilo barroco en el siglo XVIII y ha sido restaurada en varias ocasiones.
La Rectoría, adosada a la iglesia, originalmente albergaba al rector de la parroquia. Actualmente es un centro cultural que alberga exposiciones de arte y otros eventos.
Muy cerquita encontramos la Porta Murada. Es una puerta fortificada que formaba parte de la antigua muralla de la villa. La muralla fue construida en el siglo XVI para defender la ciudad de los ataques de las tropas otomanas.
Tras el paseo nos tomamos algo fresco y nos pusimos en camino al hotel. Pero antes, pasamos a cenar en un sitio que nos habían recomendado, el restaurante Es Mollet en S’Illot-Cala Morlanda.
Ahora sí, nos vamos al hotel. El elegido es el Catalonia del Mar, en Cala Bona. Un hotel en el puerto sólo para adultos que nos costó 90€ la noche. Con desayuno incluído.
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18 de mayo
Nos levantamos sin prisa. La idea de este viaje era tomárnoslo con calma. Pero hoy me despierto con una mala noticia que condicionaría el resto del viaje. Tenía una contractura en el cuello que no podía ni moverlo, con un dolor tremendo. Me impide mover apenas el cuello y eso para conducir me iba a perjudicar bastante.
Aún así, nos ponemos hasta las trancas en el desayuno y nos ponemos en camino. El destino: el castillo de Capdepera (Castell de Capdepera).
Capdepera es un pueblo histórico de unos fundado en el año 1300 por Jaume II de Mallorca. Durante siglos sobrevivió de numerosos ataques piratas gracias a sus sólidas murallas.
Lo más destacable en Capdepera es su castillo, situado en lo alto de un montículo con unas interminables vistas de la zona y el mar.
Fue construido en el siglo XIV durante el reinado del mencionado Jaume II de Mallorca. Durante su esplendor en el siglo XVI contaba con alrededor de 125 viviendas.
En el siglo XVIII pasa a ser una plaza militar dirigida por un gobernador hasta 1854 en el que el castillo queda abandonado. Dos años después pasa a ser propiedad de Josep Quint Zaforteza hasta 1983. En ese año, tras largas negociaciones con sus herederos pasa a ser del ayuntamiento de Capdepera.
Llegamos al pueblo, que estaba abarrotado de gente y conseguimos aparcar en uno de los saturados aparcamientos del pueblo. Al bajarnos y llegar al centro nos damos cuenta de que hay montado un mercadillo medieval. No sabemos si es la razón por la que hay tanta gente.
La subida al castillo es relativamente suave y con una arquitectura típica mallorquina. Está muy animada con multitud de puestos de todo tipo.
La entrada al castillo cuesta 3€ pero ese día era gratis. Triunfamos y no sería la última vez. Podemos pasear por sus murallas para ver las vistas de los diferentes puntos alrededor del castillo.
Subiendo por el recinto llegamos a la Casa del Gobernador, del siglo XIX, cuando el castillo estaba ocupado por los militares.
Justo detrás se encuentra la Torre de Miquel Nunis. Se trata de una torre defensiva de la época islámica de entre los siglos X y XI.
A su lado, en la esquina norte del recinto se encuentra la Iglesia de la Virgen de la Esperanza (Església de la Verge de l’Esperança).
De la iglesia primitiva tan sólo se conservan una capilla y el primer tramo de la bóveda principal. Durante el siglo XVI se reforma la pequeña Iglesia de Sant Joan pasando a ser la nave principal de la iglesia. Y en el siglo XVIII se construyen las capillas laterales dándole el aspecto actual.
Tras la construcción de la iglesia del pueblo en 1840 dejan de realizarse aquí actos religiosos. Hasta 1871 que se recuperan los actos y pasa a denominarse Santuario de la Virgen de la Esperanza.
Se puede subir a la terraza de la iglesia, desde la que se divisan unas espectaculares vistas en 360º.
Damos por finalizada la visita la castillo y nos dirigimos al coche para ir al siguiente punto: el Recinto amurallado de Sant Salvador, en Artá.
Ya desde lejos se intuye que va a ser una visita espectacular.
De origen árabe, siguió utilizándose como refugio tras la conquista de Mallorca por Jaume I en el siglo XIII. Tras muchas remodelaciones a lo largo de los siglos, la imagen actual data de una restauración en 1967.
El santuario actual se construyó durante el siglo XIX sustituyendo al anterior, del siglo XV. Éste fue destruido tras la epidemia de peste bubónica de 1820.
Desde aquí podemos observar unas vistas espectaculares.
Un poco más abajo encontramos la iglesia de Santa Maria d’Artà o Iglesia de la Transfiguración del Señor.
Tras la conquista del territorio por Jaume I en 1230, éste creyó necesario construir una iglesia parroquial. En 1240 se construye una iglesia en estilo gótico.
A mediados del siglo XVI el obispo Diego de Arnedo ordena la construcción de una nueva iglesia en lugar de la antigua. Empieza en 1573 y se prolonga a lo largo de los siglos hasta 1818.
Desde aquí nos ponemos en dirección Palma. Pero antes tocaba comer en un sitio que nos habían recomendado. Se llama Restaurante Es Cruce. Es muy grande y hay que hacer cola. Pero por muy larga que sea, va bastante rápido. Las especialidades son los caracoles y el arroz brut.
Estaba muy bueno y es realmente barato.
Ya con el estómago bien lleno, nos ponemos en camino de Palma, la capital de la Comunidad Autónoma de las Illes Balears.
La primera parada es el Castillo de Bellver. Se trata de una fortificación construida en estilo gótico situada a unos 3 kilómetros de la ciudad.
Fue construido por orden del rey Jaume II de Mallorca a principios del siglo XIV. Pasó a ser su residencia personal.
Una de sus peculiaridades es que está construido con planta circular, siendo uno de los pocos de Europa.
Tras la Batalla de Lluchmayor de 1349 se utiliza como prisíon de la reina Violante de Vilaragut. También de los príncipes Jaime e Isabel y otros partidarios de Jaume III.
En el siglo XIX, durante la Guerra de Independencia alojó a prisioneros franceses y más tarde, prisioneros políticos españoles.
En 1931 el gobierno de la Segunda República se lo cede al ayuntamiento de Palma. Para el año siguiente se convierte en el Museo de Arte Antiguo.
En 1976 tras una renovación se convierte en el Museo de Historia de Palma de Mallorca. Desde su terraza superior se divisan unas espectaculares vistas de la costa, la ciudad y la Sierra de Tramontana.
El precio de la entrada es de 4€. Aparcamos el coche en el pequeño aparcamiento y nos acercamos a la puerta. Ese día la entrada era gratuita por ser el Día Internacional de los Museos.
Tras admirar las espectaculares vistas nos ponemos camino al coche para visitar el centro de la ciudad. Aparcamos y empezamos el paseo.
De camino al centro pasamos por una iglesia que nos llamó la atención, la Parròquia de la Concepció i Sant Magí.
Situada en el barrio de Santa Cantalina, fue construida entre 1867 y 1920 en estilo principalmente renacentista. Aunque también tiene algunos elementos neogóticos y neorrománicos.
Un poco más adelante llegamos al Torrent de Sa Riera. Originalmente el torrente nacía en la Sierra de Tramontana. Este torrente era realmente peligroso por las tremendas inundaciones que se llevaba la vida de muchos habitantes.
Tras las terribles inundaciones de 1403 en la que perecieron casi la mitad de los habitantes de la ciudad, el Rey Jaume II ordenó desviarlo de su cauce original.
Junto al torrente se encuentran las murallas y los baluartes defensivos de la ciudad. Las primeras murallas fueron construidas por los romanos en el siglo II a.C.
Tras la llegada de los musulmanes en el siglo X los renovaron y expandieron conservando la mayor parte de los arcos romanos.
Aproximadamente en el siglo XIII, los cristianos empiezan la costrucción de los baluartes para reforzar las defensas de estas murallas.
Adosada a la muralla encontramos Es Baluard, el Museo de Arte Contemporáneo de Palma. Inaugurado en 2004 cuenta con más de 700 obras de autores tanto baleares, como nacionales e internacionales.
Seguimos dirección este y nos topamos con el edificio del Govern de les Illes Balears. Aquí se encontraba el Consulado del Mar, creado en 1306 por el rey Jaume II para la resolución de conflictos entre mercaderes, patrones y marineros.
El edificio actual data del siglo XVI aunque ha sufrido varias reformas a lo largo de los siglos. Anexa al edificio encontramos una pequeña capilla gótica del siglo XVII.
Desde el año 1983 es la sede de la presidencia de las Islas Baleares.
A su lado encontramos la La Lonja de Palma. Se trata de un espectacular edificio gótico construido entre 1426 y 1452. Su autor fue Guillem Sagrera y fue la sede del Colegio de Mercaderes en sus inicios. También fue sede del gobierno en el siglo XV.
Durante los siglos XVI y XVII sirvió, primero, de almacén de grano y más tarde de cuartel militar.
Durante nuestra visita había una exposición de arte moderno en su interior.
Desde aquí nos fuimos hasta las inmediaciones del Parque del Mar, para tener una espectacular imagen de la Catedral y el Palacio Real de La Almudaina.
El Palacio Real de la Almudaina (Palau Reial de l’Almudaina) fue la residencia histórica de los reyes de Mallorca.
El edificio original es de origen romano, pero fue modificado para convertirlo en Suda o Alcázar por los musulmanes en 1281. Siguió modificándose hasta 1343 durante los reinados de Jaume II, Sancho I y Jaume III.
La Almudaina fue la sede del Reino mallorquín durante el siglo XIV , hasta que pasó a Aragón con Pedro IV en 1349.
La Catedral-Basílica de Santa María de Mallorca o Seu de Mallorca es la sede episcopal de la diócesis de Mallorca.
Fue construida entre los siglos XIII y XVI en estilo gótico. Es famosa, sobre todo, por su espectacular rosetón.
Tras contemplar la preciosa catedral nos sentamos a tomarnos algo fresco en las inmediaciones. Lo hicimos en un lugar llamado Ca’s Caparrut, una cafetería heladería. No era nada del otro mundo y algo caro (la zona se paga), pero nos sentó muy bien.
Justo al lado se encuentra el precioso Palau March. Fue construido entre 1933 y 1945 por el arquitecto Luis Gutiérrez Soto. Fue la residencia de la familia March y tiene influencias del barroco mallorquín e italiano.
Actualmente es la Fundación Bartolomé March. Cuenta con un museo de arte y biblioteca, considerada la mejor biblioteca de temática balear de Mallorca.
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Seguimos paseando hacia el centro, hasta llegar al edificio del ayuntamiento. Está situado en la Plaza de Cort y fue construido entre 1649 y 1680. La fachada es de estilo barroco con elementos manieristas.
Lo que más me impactó fue el espectacular artesonado de la fachada exterior.
Adosado a su lado se encuentra el Palau del Consell, construido entre 1882 y 1911 en estilo neogótico.
Muy cerca se encuentra la iglesia de Santa Eulalia. Se desconoce el momento exacto de su construcción, pero si que se hizo sobre una antigua mezquita. La primera mención a la iglesia data de 1236 en el pavorde de Tarragona.
La capilla de Santa Lucía fue terminada en 1414 y la cubierta en 1570. Sus estilos principales son Gótico, barroco y neogótico.
Continuamos nuestro relajado paseo y vamos hacia la Plaça Major. Es una de las plzas principales de la ciudad y se encuentra en el lugar en el que se encontraba el antiguo convento de Sant Felip Neri.
Hasta 1823 aquí se encontraba la sede de la Inquisición. Diez años después comienzan las obras de la plaza que se prolongan hasta el siglo XX.
Desde la plaza parte la calle comercial carrer de Sant Miquel. Es uno de los principales ejes comerciales de toda la ciudad. Cuenta con muchos cafés y locales comerciales.
Aquí encontramos la Parroquia-Basílica de San Miguel. Es la parroquia más antigua de Mallorca y es de stilo gótico. Su construcción empieza en el siglo XIV sobre el lugar en el que se encontraba una antigua Mezquita.
En esta iglesia se encuentra la escultura de la Virgen de la Salud, patrona de Palma.
Un poco más adelante se encuentra en Convent Sant Antoni de Viana o Convent de Sant Aontoniet. Es un convento pertenecienta a la orden de los Antonianos y fue fundado en 1230.
El edificio quedó en desuso tras la abolición de la orden en el siglo XVIII. Hoy en día la iglesia pertenece a la parroquia de Sant Miquel y el resto del convento al banco BBVA. Es un espacio visitable.
Si seguimos la calle San Miguel dirección norte nos topamos con la Iglesia de Santa Catalina de Siena. Se encuentra en el lugar de una antigua mezquita. Tras la conquista de los cristianos se usó dicha mezquita para el culto católico durante el siglo XIII.
En el siglo XIV se construye la nueva iglesia en estilo gótico que sustituye a la mezquita. Tras las reformas del siglo XVII, su interior pasa a ser de estilo barroco.
A finales del año 2002, la iglesia de Santa Catalina pasa a convertirse en Iglesia Ortodoxa de la Natividad del Señor.
A estas alturas de día, decidimos empezar a buscar algo para cenar camino del coche.
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19 de mayo
Nos levantamos sin prisa. Desayunamos tranquilamente y nos ponemos en camino. El primer destino Valldemosa.
Valldemosa es una villa situada en la Sierra de Tramontana con callejuelas estrechas que hacen de este un pueblo encantador.
Llegamos al colapsado pueblo y buscamos aparcamientos. Al ser domingo uno de los aparcamientos públicos se encuentra ocupado por el mercadillo. Nos cuesta muchísimo trabajo pero con mucha suerte encontramos un sitio.
Aparcamos y nos vamos al centro del pueblo. Dando un pequeño paseo llegamos a la Plaça Cartoixa. Aquí encontramos la Cartoixa de Valldemossa (Real Cartuja de Valldemossa).
Se trata de un antiguo monasterio cartujano de estilo neoclásico construido en 1751. Se hizo sobre la antigua iglesia que databa de 1446.
Los monjes habitaron el convento hasta 1835 en el que pasa a manos privadas por la desamortización de Mendizábal.
Por sus celdas han pasado muchas personalidades como Rubén Darío o Unamuno. Pero el más destacado fue Frédéric Chopin y su compañera George Sand, que es un pseudónimo de Amandine Aurore Lucile Dupin. Pagando 5€ tendermos acceso a un pequeño museo y la celdá en la que se alojó.
Seguimos nuestro paseo hasta el Palau del Rei Sanç, el palacio del rey Sancho. También pertenece al conjunto de la Cartuja. El edificio fue construido en 1309 por orden del rey Jaume II.
El edificio fue cedido en 1399 a los monjes cartujos por el rey Martín I de Aragón.
Muy cerca se encuentra el mirador de Valldemosa, desde donde tenemos una preciosas vistas de parte del pueblo y del valle.
Seguimos dando un paseo por el pueblo y llegamos hasta església de Sant Bartomeu, la iglesia de San Bartolomé.
Dedicada a la Virgen María y construida en 1245, es la primera iglesia documentada del pueblo. Tras la ampliación del siglo XIV, se dedica al apostol San Bartolomé.
Tras numerosas renovaciones, en 1930 finalizan las obras de la fachada principal y el campanario.
De camino de vuelta al coche paramos en la Pastelería Ca’n Molinas, cuya especialidad es la coca de patata. Es un pequeño y esponjoso bollo dulce que está de vicio y llevan haciendo de forma artesanal 90 años.
Tras tomarnos un café en un cafetería del centro, nos ponemos en camino del siguiente destino: Deià.
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También en la Sierra de Tramontana su nombre viene de la ocupación musulmana, de la palabra árabe “addaya” (Aldea).
Deià parece un pueblo encantador. Y resalto lo de parece porque fue completamente imposible aparcar. Todos los aparcamientos del pueblo estaban completos. Así que al punto siguiente a ver si hay más suerte.
Tras unos 20 minutos de un precioso paisaje y numerosas corvas llegamos a Sóller. Situado también en la sierra de Tramontana, es el pueblo turístico por excelencia de la isla.
Aparcamos y nos vamos dando un paseo hasta el centro. Allí llegamos a la Plaça de la Constitució (plaza de la Constitución), considerada una de las más bonitas de Mallorca.
Allí encontramos algunos edificios emblemáticos como el ayuntamiento o Casa de la Villa. Es un edificio barroco inaugurado en 1973.
También se encuentra aquí el edificio del Banco de Sóller, construido entre 1909 y 1912. Hoy es propiedad del banco Santander.
También se encuentra església de Sant Bartomeu de Sóller (iglesia de San Bartolomé). El primer templo fue construido en tiempos de Jaume I.
En 1370 se reemplaza por un nuevo templo que queda consagrado en 1492. Durante el siglo XVII se acometen nuevas obras, esta vez en estilo barroco.
Tras varias renovaciones más, la fachada actual se construye en 1904 en estilo modernista.
Desde aquí nos fuimos hacia la estación de ferrocarril de Sóller, construida a finales del siglo XIX y principios del XX.
Desde aquí parte el tren de Sóller. Inaugurada en 1912, la línea de ferrocarril une Sóller con Palma. Estuvo a punto de cerrarse por motivos económicos en 1973, pero se decidió reconvertirse en tren turístico y consiguió salvarse de la extinción.
Hoy en día transporta a más de un millón de pasajeros anuales. El precio del viaje es de 20€ por trayecto Palma-Sóller y 28€ ida y vuelta. También existe un billete combinado con el tranvía por 35€.
El tren no lo usamos, donde nos subimos fue en el tranvía de Sóller. Fue inaugurado en 1913 y une el pueblo de Sóller con el puerto. Como buenos guiris pagamos nuestros 9€ por el trayecto de ida, y al lío.
Llegamos al puerto ya a la hora de comer, así que empezamos a buscar algo. Lo intentamos primero en un sitio llamado Espíritu Libre, que tenía buena pinta. Nos dijeron que la cocina estaba cerrada. Horario para extranjeros ya que cierran a las 14:30.
Comimos finalmente en otro sitio llamado Bon Gust. Es restaurante y a la vez sitio de comida para llevar. La comida estaba buena y no demasiado cara para ser un sitio tan turístico. Si que tuvimos un pequeño problema. La comida tardaba demasiado para ser un pescado a la plancha y unos huevos estrellados. Se lo decimos al camarero, el cual va a la cocina y se le olle no muy alto echarle la bronca al cocinero. Éste se había olvidado nuestra comanda. Cosas que pasan pero bien resuelto.
Damos un pequeño paseo por el puerto, y para volver, nos subimos al bus de línea, que es mucho más barato. Eso si, estaba hasta las tachas de gente.
Ya de vuelta en Sóller volvemos al coche y nos vamos al siguiente destino, el cabo Formentor.
El cabo Formentor es el terreno más septentrional de Mallorca. La primera parada (y que sería la única) es el mirador de Es Colomer. Está situado a 200 metros de altura y tenemos unas espectaculares vistas de los acantilados. Es especialmente famoso por su preciosa puesta de sol.
Tras divisar las hermosas vistas nos ponemos en camino cabo adentro, pero entre la complicada carretera, la hora y eld dolor provocado por la contractura, decidimos darnos la vuelta.
Nos fuimos hacia Alcudia, a dar un pequeño paseo y buscar algún sitio para cenar.
Alcudia es una ciudad situada al noreste de Mallorca y está catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España.
Aparcamos cerca del centro histórico y para allá que vamos. Entramos por la Porta de Mallorca y subimos a la muralla medieval del siglo XIV para recorrerla.
Recorremos parte de la muralla y nos vamos a pasear un poco de la zona más turística. Al ser ya bastante tarde no había demasiada gente por la calle, aunque si en las terrazas.
Paseando llegamos hasta la Porta del Moll, una puerta de piedra de la mralla del siglo XIV.
Cenamos muy cerca, en un restaurante familiar llamado Ca’n Poeta Café-Bar. Comida casera muy buena a buen precio.
Nos ponemos en camino de vuelta al hotel, del que nos separaba casi una hora de carretera.
20 de mayo
Último día en Mallorca. Ya estoy algo mejor del cuello. Desayunamos tranquilamente y nos ponemos en camino. Volvemos a Alcudia para visitar las ruinas de la Ciudad Romana de Pollentia.
Aunque su nombre viene de la época musulmana por la localidad próxima de Pollensa, realmente fue fundada en el año 123 a.C.
El yacimiento se compone de tres zonas.:
La Portella es el área residencial en la que encontramos las ruinas de tres domus. La Casa de los Dos Tesoros que es la mejor conservada, la casa del Jefe de Bronce y la Casa Noroeste.
Un poco más al sur se encuentra el Foro, en el área central del complejo. El Foro era el centro de toda ciudad romana. Se trata de una gran plaza porticada con varios edificios con funciones políticas, económicas, administrativas y religiosas.
Pollentia contaba con un templo principal que seguramente fuera dedicado a los dioses Júpiter, Juno y Minerva, la Triada Capitalina.
Más al sur encontramos el Teatro Romano, posiblemente del siglo I. Conserva un diámetro de 75 metros y podía albergar a uno 1000 espectadores.
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Tras la visita a Pollentia, nos dirigimos a visitar un poco más de Alcudia, a plena luz del día. Atravesamos las murallas y nos vamos a la Iglesia de Sant Jaume de Alcudia.
La iglesia original, de estilo gótico, fue construida en 1302 por orden del rey Jaume II. En 1870 se desploma prácticamente entera, quedando en pie tan sólo la Capilla del Santo Cristo. Más de 10 años después, en 1882, empiezan las obras de recosntrucción. Éstas no acabarían hasta 1983.
Seguimos dando un pequeño paseo por la ciudad y nos fuimos en busca de alguna tienda no turística para comprar una sobrasada de Mallorca para llevarnos de vuelta a Granada.
Lo hicimos en Mallorcajamón Alcúdia Market, en donde también nos hicieron unos bocatas para comer en el aeropuerto.
Por desgracia el viaje iba llegando a su fin así que tocaba volver al aeropuerto. Devolevmos el coche, nos comemos los bocatas y nuestro vuelo sale sobre las 15:30.
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