Hoy vamos a hacer tortitas americanas. Perfectas para un buen desayuno, o merienda, o… cualquier hora del día a lo glotón. Que ricas, que ricas.
Ingredientes para 8 tortitas:
100 gr de harina.
5 gr de levadura química.
20 gr de azúcar.
125 gr de leche entera.
1 huevo.
3 ml de aroma de vainilla.
15 gr de mantequilla.
En un bol grande tamizamos la harina junto con la levadura, añadimos el azúcar y mezclamos bien.
En otro bol aparte, mezclamos la leche, el huevo y el aroma de vainilla y batimos bien.
Hacemos un volcán en la harina y añadimos la mezcla de líquidos. Lo mezclamos bien con una varilla.
Luego añadimos la mantequilla fundida pero atemperada, que no esté muy caliente y volvemos a batirlo todo muy bien hasta que quede una mezcla homogénea.
Tapamos el bol y lo dejamos reposar al menos una hora en la nevera.
En una sartén o plancha caliente a fuego medio-alto, añadimos una pequeña nuez de mantequilla y echamos una cucharada de mezcla.
Cuando empiece a salirle burbujas, le damos la vuelta, la dejamos como unos 30 segundos más y la sacamos.
Repetimos el proceso hasta que se acabe la masa.
Acompañadas de sirope natural de arce son exquisitas. También les puedes echar chocolate, fruta, nata, helado… En fin, lo que quieras, todo muy sano y poco calórico.
La verdad es que rara vez me quedan redonditas, siempre se me quedan con forma bastante chusquera.
La harina de arroz glutinoso es imprescindible y no se puede sustituir por ninguna otra. Se puede encontrar fácilmente en tiendas de alimentación orientales.
Tamizamos la harina en una fuente grande y le mezclamos el azúcar. Una vez mezclado vamos añadiendo el agua poco a poco mientras lo mezclamos con la ayuda de unas varillas hasta que quede una mezcla líquida espesa.
Tapamos el bol con film transparente resistente al microondas y lo metemos durante 2 minutos a máxima potencia en el micro. Lo sacamos y volvemos a revolverlo intentando que no queden grumos.
Una vez mezclado lo volvemos a meter tapado otros dos minutos a máxima potencia en el microondas.
Cuando lo saquemos la masa tiene que brillar para saber que está cocinada y lista para trabajarla.
Con la ayuda de un mortero lo machacamos bien y lo vertemos en una superficie lisa y limpia en la que habremos tamizado un poco de maizena. Con doble cuidado porque quema como un demonio y además es pegajosa como la cola, le vamos dando forma cilíndrica.
Cuando tenga esta forma (más o menos), cortamos en rodajitas y las aplanamos con la ayuda de un rodillo hasta que quede más o menos fina.
Tomamos con una cucharilla un poco de anko y lo envolvemos con cuidado con la masa intentando darle forma redondeada.
Para hacer el anko, debemos poner a remojo el azuki al menos durante 8 horas.
En una olla grande ponemos las judías con abundante agua y ponemos a fuego fuerte. Cuando rompa a hervir, bajamos a fuego medio y dejamos cocerlas durante 10 minutos.
Pasado ese tiempo, las escurrimos, las volvemos a introducir en la olla y añadimos 3 vasos de agua.
Ponemos la olla a fuego fuerte hasta que vuelva a hervir, y luego bajamos el fuego y dejamos cocer las judías durante una hora y media a fuego lento.
Una vez cocidas, escurrimos el líquido que quede en la olla, añadimos una pizca de sal y añadimos el azúcar poco a poco si parar de remover mientras vamos cociendo a fuego lento hasta que espese.
¡Dejamos enfriar y listo para zampar!
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Vamos a hacer melonpan, un bollo esponjoso, dulce y con la parte superior suave y crujiente. Es algo que desayunaba mucho en mis viajes a Japón. Es un poco trabajoso pero merece la pena.
Ingredientes para la costra:
25 gramos de mantequilla sin sal (a temperatura ambiente)
35 gramos de azúcar.
25 gramos de huevo batido.
80 gramos de harina de trigo.
1/4 de cucharadita de levadura química.
Ingredientes para la masa:
140 gramos de harina de trigo.
25 gramos de azúcar.
Media cucharadita (pequeña) de sal.
6 gramos de leche en polvo desnatada.
3 gramos de levadura de panadero seca.
Una cucharada sopera de huevo batido.
70 ml de agua tibia.
15 gramos de mantequilla a temperatura ambiente.
Batimos la mantequilla hasta que esté cremosa. Añadimos poco a poco el azúcar mezclándolo y disolviéndolo en la mantequilla.
Luego añadimos el huevo (a temperatura ambiente) también poco a poco porque si no, se separa la mantequilla.
En un bol, agregamos la levadura química a la harina. Mezlcamos bien y la tamizamos. Una vez tamizada, volvemos a tamizarla por segunda vez. Entonces echamos aproximadamente un tercio de la harina tamizada a la mezcla de la mantequilla y vamos removiendo con una espátula. Añadimos otro tercio de la harina y seguimos removiendo. y por último, echamos el otro tercio y seguimos removiendo suavemente hasta que la harina se haya integrado.
Vertemos la mezcla en papel de film transparente sobre una superficie plana, frotamos harina en las manos para que no se nos pegue la masa y la moldeamos hasta que tenga forma cilíndrica. La envolvemos en el papel y lo metemos en la nevera durante, al menos, una hora.
Mientras vamos a hacer la masa del melonpan.
Ponemos la harina en un bol y añadimos el azúcar, la leche en polvo, la sal y la levadura y batimos bien la mezcla.
Diluimos el huevo en el agua tibia y lo vamos añadiendo poco a poco al bol con la mezcla mientras lo mezclamos suavemente hasta que quede una masa uniforme.
Esparcimos una pizca de harina en una superficie plana y colocamos la masa encima. Entonces empezamos a amasarla con fuerza mientras le vamos tirando la masa fuertemente contra la mesa golpeándola. Seguimos golpeando y amasando unos 10-15 minutos hasta que la masa quede menos pegajosa.
Entonces hacemos una bola y la extendemos sobre la mesa. Le añadimos la mantequilla y cerramos la bola tirando de los bordes hacia el centro. Seguimos amasando hasta que la mantequilla se haya integrado bien.
Volvemos a repetir el paso de antes de añadir la mantequilla. Amasar y golpear durante otros 10-15 minutos. La masa debería quedar suave y brillante.
La ponemos en un bol limpio y lo tapamos con film transparente. Lo dejamos fermentar durante 40 minutos. Lo ideal sería a unos 35ºc. Pero no es imprescindible.
Después de los 40 minutos, el tamaño debería haberse duplicado así que sacamos el bol, nos enharinamos un dedo y lo clavamos en la masa. Si el agujero se cierra rápidamente es que aún le falta fermentación y hay que dejarlo más tiempo.
Vertemos harina en una superficie plana y vertemos la masa. La aplanamos un poco para que pierda las burbujas del gas de la fermentación y la enrollamos formando un cilindro.
Cortamos el cilindro en 4 partes iguales y hacemos una bola con cada trozo. Las ponemos en una bandeja ligeramente enharinada para que no se pegue y la tapamos con film transparente durante 20 minutos a temperatura ambiente.
Mientras tanto sacamos la otra masa de la nevera y la cortamos en 4 partes iguales. La hacemos bolas y las aplastamos entre dos papeles de film transparentes dejándolas planas pero no demasiado finas. Las ponemos en una bandeja ligeramente enharinada, las tapamos y las ponemos en la nevera hasta que pasen los 20 minutos de tiempo de reposo de la otra masa. Si no las guardamos será muy difícil trabajar con ellas si se calientan.
Pasados los 20 minutos, envolvemos las bolas de masa en las galletitas planas, pasamos la parte superior por azúcar y practicamos unos cortes en forma de diamante.
Las ponemos en una bandeja sobre papel de hornear y dejamos fermentarlas otros 40 minutos en un sitio cálido.
Tras esos 40 minutos lo sacamos. Precalentamos el horno a 170ºc y horneamos el pan durante unos 12 minutos.
Y listo para comer. Como consejo, rellénalo de helado. En 2018 descubrimos un sitio en Asakusa que lo hacían y es brutal.
En un cazo derretimos el chocolate hasta que quede líquido. Sumergimos las fresas una a una en el chocolate y las dejamos enfriar mientras hacemos la masa.
Ingredientes para la masa:
125 gramos de harina de arroz glutinoso.
50 gramos de azúcar.
150 ml. de agua.
Maizena.
La harina de arroz glutinoso es imprescindible y no se puede sustituir por ninguna otra. Se puede encontrar fácilmente en tiendas de alimentación orientales.
Tamizamos la harina en una fuente grande y le mezclamos el azúcar. Una vez mezclado vamos añadiendo el agua poco a poco mientras lo mezclamos con la ayuda de unas varillas hasta que quede una mezcla líquida espesa.
Tapamos el bol con film transparente resistente al microondas y lo metemos durante 2 minutos a máxima potencia en el micro. Lo sacamos y volvemos a revolverlo intentando que no queden grumos.
Una vez mezclado lo volvemos a meter tapado otros dos minutos a máxima potencia en el microondas.
Cuando lo saquemos la masa tiene que brillar para saber que está cocinada y lista para trabajarla.
Con la ayuda de un mortero lo machacamos bien y lo vertemos en una superficie lisa y limpia en la que habremos tamizado un poco de maizena. Con doble cuidado porque quema como un demonio y además es pegajosa como la cola, le vamos dando forma cilíndrica.
Cuando tenga esta forma (más o menos), cortamos en rodajitas y las aplanamos con la ayuda de un rodillo hasta que quede más o menos fina.
Cogemos las fresas una a una y las vamos envolviendo en la pasta.
La primera vez te quedará de forma un poco chapucera (como se ve en la siguiente foto) pero ya le irás cogiendo el truquillo.
También quedan espectaculares con plátano CANARIO en vez de fresas.
¡Buen provecho! ITADAKIMASU!!!
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