Corea del Sur 2023 (III)

Seguimos nuestro viaje por Corea del Sur. Cambiando de aires por una noche.

14 de agosto

Recordamos que hemos salido en bus de Seúl a las 15.40. Sobre las 18.30 llegamos a la Express Station de la ciudad de Sokcho, en la costa noreste de Corea del Sur.

Sokcho es un importante destino playero coreano, con hermosas playas de fina arena rubia. Por lo que nos íbamos a encontrar muchísimo turismo, aunque casi todo coreano. La razón de nuesta visita no era la playa, sino una excursión al monte Seoraksan.

Lo primero que hacemos es ir al hotel a dejar las cosas y descansaro un poco. El elegido fue el Pampas Resort, a apenas 100 metros de la estación. Un hotel de 3 estrellas con el clásico corte de destino playero.

Es el hotel más caro que contratamos con diferencia 114€ la noche. Pero fue complicado encontrar un alojamiento decente.

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hotel en Sokcho

Llegamos a recepción y el muchacho nos comenta que estaban de oferta y nos daban una habitación superior. Aquello no era una habitación, era un apartamento enorme.

Consitía en un gran salón, un dormitorio gigantesco, cocina y dos baños. El mobiliario era sencillo y la cocina se veía un poco antigua pero, aparte de esto, estaba de maravilla.

Pampas Resort Sokcho
Pampas Resort Sokcho

Después de descansar un poco nos fuimos en busca de algo para cenar. Como no teníamos ganas de dar mucha vuelta, decidimos cenar en un Lotteria.

Se trata de una cadena de hamburgueserías japonesa que ya habíamos probado alli en 2016. No está malo aunque las hamburguesas son algo pequeñas. Dos menús medianos y unos pops de pollo nos costó 20.700₩ (14.50€).

Como era bastante tarde para la hora de cenas coreanas, allí sólo estábamos nosotros y dos chicas occidentales. Resulta que las chicas eran españolas. Ellas nos dijeron donde podíamos tomar el bus a Seoraksan ya que habían estado esa mañana.

Tras la cena, nos fuimos a dar un pequeño paseo por la playa. En la entrada había una noria de esas mirador y un montón de gente por allí disfrutando la buena noche que hacía.

Sokcho

El caso es que nos sorprendió que la orilla de la playa estaba acordonada impidiendo el acceso al agua. Suponíamos que sería por el gran oleaje y el tifón que acababa de pasar hasta el día antes por Corea del Sur. El día siguiente descubriríamos el porqué del cierre de la playa.

Ahora era momento de ir a descansar.

15 de agosto

Volvemos a levantarnos temprano. Hay que aprovechar el día. Desayunamos algo en el hotel y nos dirigimos a la parada de bus. Pero antes pasamos por la estación a comprar los billetes de vuelta a Seúl.

La señora de la taquilla parecía estar muy enfadada y no hablaba inglés. Nos estaba costando la vida entendernos hasta que la una chica que estaba a nuestro lado se dió cuenta y nos ayudó. Eternamente agradecidos.

Pillamos billetes por los pelos, a las 16.10, el resto estaban completos y sólo habían a la noche. Cambio de quincena y final de vacaciones para los coreanos.

Tomamos la línea nº 7 a Seoraksan National Park por 1.250₩ (0.88€). En unos 40 minutos llegamos a la parada de la entrada al parque Seoraksan.

El Parque Nacional Seoraksan es una de las atracciones más importantes para los amantes de la naturaleza coeeanos. Abarca más de 163 km² y fue designado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1982.

De momento la lluvia nos respeta, así que recorremos la entrada del parque. Aquí encontramos algunos monumentos, la oficina de información y unos cuantos restaurantes.

Seoraksan National Park
Estupa de la Reunificación Seoraksan

Nos vamos directamente al lío, hacia el templo Seoraksan Sinheungsa. Se cree que fue en el año 653 por el monje Jajang con el nombre de Hyangseongsa. Fue destruido totelmente en el 699 y reconstruido en el 710.

En 1645 vuelve a arder hasta los cimientos y se vuelve a construir en su emplazamiento actual en 1648. Se cree que es el templo budista Zen más antiguo del mundo.

Lo primero que nos encontramos es la puerta Iljumun, la puerta principal del complejo. La atravesamos para deshacernos de las preocupaciones mundanas, ordenar la mente y dirigirnos hacia el mundo de la verdad y la iluminación.

Puerta Iljumun Seoraksan Sinheungsa Temple
Puerta Iljumun

Pasada la puerta nos topamos con el Gran Buda de la Unificación. Fue construido entre 1987 y 1997 en bronce y mide 14 metros de alto y pesa 108 toneladas. Está creada para orar por la unificación de las familias de Corea del Sur y del Norte.

Debajo del Gran Buda de la Unificación se encuentra el Templo Budista Naewon. En el centro están el Bodhisattva Avalokitesvara de los Mil Brazos, el Yeoui-ryun izquierdo y el Bodhisattva Junje Avalokitesvara derecho. Además, se consagran tres reliquias de Buda donadas por el gobierno de Myanmar en 1992, el Dharani Sutra y reliquias cloisonné.

Gran Buda de la Unificación Seoraksan Sinheungsa Temple

Cruzando uno de los puentes encontramos la Puerta Sacheonwangmun, construida en 1881. La actual es una reconstrucción de 1972 tras la destrucción de la original en un incendio. Esta puerta da acceso al complejo principal del templo.

Seoraksan

Después de visitar el templo nos ponemos en camino hacia la roca Biseondae. La ruta son unos 3 km y es lineal, o sea, 6 km ida y vuelta. Se tarda aproximadamente 1 hora por trayecto.

El camino es bastante sencillo y durante el trayecto hay paneles informativos sobre el parque, la fauna y la flora.

Seoraksan National Park
Seoraksan National Park

A medida que vamos subiendo se haciendo la niebla cada vez más espesa hasta que, llegados a la roca, no se veía nada.

Biseondae

El nombre ‘Biseondae’ viene de una leyenda que cuenta que un hada que voló hasta el cielo mientras admiraba la belleza del paisaje. Y es que el paisaje es una pasada.

Biseondae

A la bajada, pasamos por el teleférico de Seoraksan, pero en las pantallas nos indicaban que la niebla era muy espesa y no había ninguna visibilidad. Pasamos de gastarnos la pasta para no ver nada. El precio es de 15.000₩ (10.50€)

Decidimos ir directamente a la cascada Biryong, que eran otros 3 km por trayecto. Cuando llevábamos un rato, empieza a llover ligeramente. Aunque poco a poco iba apretando. 

Entre la lluvia el durísimo sendero, una vez llegamos a las anterior cascada, la de Yukdam, decidimos darnos la vuelta. Lo bonito es el camino, ya que las cascadas tampoco impresionaban, y menos después de haber visitado Islandia.

Yukdam Fall

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Tour Seoraksan

Empapados por la lluvia y el sudor del calor húmedo y el esfuerzo, nos sentamos a esperar el bus para la ciudad. Una vez allí, entramos a comer en un sitio junto a la estación. Se llama 아바이명가 (abaimyeong-ga) y sirven gastronomía local.

아바이명가
아바이명가
La carta…

Aquello fue una lotería. Señalamos una foto, y nos encomendamos a la suerte. Lo mío fue una especie de sopa de algún tipo de cartílago con sabor a cerdo y una especie de morcilla de arroz, aderezado con camarones salados. No estaba malo… 

Lo de Sara fueron unos fideos fríos con un caldo de sabor no reconocible. Tan fríos que el caldo llevaba hielo. El suyo estaba más bueno.

La comida nos costó en total 22.300₩ (15.70€).

Después de comer, nos dimos un paseo por la playa. Estaba bastante animada. Al llegar a la arena, conocimos la razón por la que la orilla está acrodonada… la presencia del ¡GRAN TIBURÓN BLANCO! Como para acercarte.

Sockho beach
Sokcho beach

Tras el paseo, recoegmos nuestros bártulos en el hotel. Nos cambiamos nuestras húmedas vestimentas y nos dirigimos a la estación.

El bus sale puntual. A unos 15 km de camino, empeza a verse mucho tráfico. Tanto que llega el momento que nos paramos. El atasco de entrada a Seúl… ¡A 150 KM DE LA CIUDAD!

De un trayecto de 2.20h tardamos 4.30. Teníamos que llegar a las 18.30 y llegamos a las 20.36. Menos mal que llevábamos todo tipo de porquerías para comer.

Camio a Seul

Lo malo no termina ahí. Tomamos nuestras maletas y nos subimos al metro. Nada más arrancar, Sara se da cuenta de que le falta el teléfono móvil. Maravilloso. Más de medio viaje incomunicada.

Llegamos al hotel, que era el mismo Ibis de las noches anteriores. Nos conocían tan bien que no nos pidieron ni los pasaportes.

La recepcionista nos regaló un bono para unas bebidas mientras revisaban que la habitación estuviera en condiciones. Lo estaba. De paso le comentamos lo del teléfono y, muy amable, llamó a la estación. No estaba, pero quedó en que volvían a intentarlo por la mañana.

Con todo el estrés, decidimos bajar al baño caliente que tenían en el sótano para relajarnos. Cenamos algo del combini y a dormir.

16 de agosto

Para no perder las costumbres, madrugamos. Última mañana en Seúl (de momento) antes de mudarnos a Busan.

Desayunamos y bajamos a recepción a preguntar por el teléfono. No ha aparecido. Hacemos el check-out, dejamos las maletas y nos vamos.

Primera parada: el Santuario Chongmyo, muy cerquita del hotel. Llegamos y… cerrado. No conocemos la razón. Pero poco a poco iban llegando locales que también se extrañaban de verlo cerrado.

Santuario Chongmyo Seúl

Con la decepción nos fuimos al monte Namsan. Nos bajamos del metro en la estación Myeongdong y nos sacamos unas fotos en el cartel de Seoul.

Seoul

Para subir al monte Namsan nos fuimos en busca del teleférico. Empezamos siguiendo las indicaciones y nos perdimos, pero después de un enorme rodeo por unos cuestones de flipar. Llegamos.

Consejo: para llegar a teleférico lo mejor es tomar la avenida Sogong-ro y allí tomar el ascensor gratuito hasta el teleférico. Evitarás las empinadas cuestas.

El teleférico tiene un precio de 11.000₩ para la ida (7.70€) y de 14.000₩ ida y vuelta (9.80€). Lógicamente compramos el de ida y vuelta.

Namsan Cablecar

En lo alto del monte hay varios elementos reseñables. Empezando por las increíbles vistas de Seúl. Pero para vistas las de la N Seoul Tower.

Se trata de una torre de telecomunicaciones de 236 metros de altura construida en 1969. Fue abierta al público en 1980 y tiene unas maravillosas vistas de Seúl en 360º.

N Seoul Tower
N Seoul Tower

El precio para el observatorio de la 5ª planta es de 21.000₩ (14.70€).

También encontramos el Namsan Beacon Mound, un puesto de vigilancia de la Era Joseon. Allí, cada cierto tiempo hacen una recreación militar de la época.

Namsan Beacon Mound
Namsan Beacon Mound

También encontramos el Namsan Pavilion. Fue construido en 1959 para conmemorar al expresidente coreano Rhee Syngman. Originalmente se llamaba Pabellón Unamjeong.

Fue destruido durante la Revolución de Abril de 1960 contra el presidente Syngman, que llevaron a su renuncia. Se reconstruye en 1968.

Es especialmente famoso durante el año nuevo donde multitud de coreanos suben a contemplar el primer amanecer del año.

Namsan Pavilion
Namsan Pavilion

También hay un millón de los dichosos candados que tan de moda están, destrozando el patrimonio de las ciudades del mundo. Aunque realmente aquí te los venden a propósito para hacerlo. Me sigue pareciendo una catetada.

Continuamos admirando las vistas un rato más. No tenemos mucha prisa.

Seúl
Seoul

Estando allí descubrimos que habían máquinas de esas de bolas con el horóscopo coreano. Allá que nos aventuramos. Nos salió un papel con mucho texto. Texto que no entendemos ni con el traductor. 1.000₩ por cabeza tirados a la basura.

Namsan

Nos subimos al teleférico de vuelta. Cuando salimos del edificio, nos dimos cuenta de que había un ascensor que te bajaba hasta la parte baja de la ciudad, donde está la estación de metro.

Ascensor del cteleférico

Nos ponemos rumbo a la estación de bus a ver si localizamos alguna oficina de objetos perdidos. Como no la encontramos, preguntamos en información. Como la señora de la ventanilla apenas hablaba unas palabras de inglés, conseguimos entendernos con el traductor del teléfono.

Nos dijo que no había objetos perdidos pero nos facilitó el número de teléfono de la compañía de buses. Como no queríamos gastar un dineral y no sabíamos si iban a hablar inglés, decidimos esperar a llegar al hotel a recoger los bártulos. Como nos tenían bien mirados por todas las quejas, les íbamos apedir que llamaran ellos para entenderse en coreano.

La estación Express Bus Terminal también es un gran centro comercial. Aquí decidimos comer algo antes de ir a recoger nuestras cosas. Lo hicimos en una hamburguesería llamada No Brand Burger. No estaban malas y no era demasiado caras.

No brand burger

La comida nos costó 22.700₩ (16€).

También aproveché para comprar una tarjeta de memoria para la cámara que la de 32gb se me acababa de agotar y la otra es de 16gb. Una tarjeta de 32gb en una cadena llamada Artbox nos costó 15.900₩ (11.15€).

Ahora si, nos vamos al hotel. Allí damos a un chico llamado Paul el telefóno de la empresa de buses a ver si nos hace el favor de llamar. El chaval llama pero le dicen que no ha aparecido. Nos toma el correo electrónico y nos dice que volverá a intentarlo.

Nos sentamos a descansar un poco mientras nos tomamos las bebidas que nos habían regalado. Recogemos nuestras cosas y salimos del hotel. En ese momento sale Paul diciendo que han llamado de la empresa de buses diciendo que ha aparecido, que podemos pasar al día siguiente a recogerlo. Nos lo guardan hasta la vuelta de Busan.

En España iba a aparecer…

Con alegría nos ponemos en camino de la estación de tren. Allí tomamos el tren a Busan de las 17.22… esperemos que no hayan zombies (apunte para frikis).

Tren a Busan

El precio del billete es de 59.800₩ (42€) por persona. Salío puntual y llegamos a la estación de Busan a las 20.11. Tomamos el metro y nos vamos directos al hotel.

Elegimos otro de la cadena Ibis. Se trata del Ibis Ambassador Busan City Centre. Similar al resto de Ibis. La habitación estaba sin defectos… en principio. El precio fue de 60€ por noche.

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Hoteles en Busán

El hotel tenía la recepción en la última planta, en la 14. Nunca había visto algo así.

Como estábamos bastante cansados, decidimos comprar algo de cena (y de desayuno) en un combini junto a la entrada del hotel y acostarnos a dormir.

Aquí encontrarás un mapa con todos los lugares que visitamos en Seúl:

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