Japón 2018 (III): visitamos Kumano Kodo – Gifu – Nagoya – Nakasendo – Tokio

Continuamos nuestro segundo viaje por Japón.

24 de Julio

Madrugón y a las 8 de la mañana ya estábamos en el bus de camino a Daimonzaka.

Delante de la estación de tren se toma el bus 31 que va hacia el Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社). El billete de ida y vuelta cuesta 1.000 yenes (7.50€).

Como media hora después llegamos a la parada de la cuesta Daimonzaka. Ahí empezamos el sendero de ascensión hacia los templos.

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La cuesta Daimonzaka (大門坂), es un sendero precioso de algo menos de 1km de largo y 267 escalones que va entre gigantescos cedros.

cuesta Daimonzaka (大門坂)
Japón
Cuesta Daimonzaka (大門坂).

Después de la ascensión con el calor húmedo de la zona, llegamos al Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社). Es el principal santuario de los más de 4.000 del Kumano Kodo.

Por desgracia, pillamos el templo en obras y estaba totalmente cubierto, pero si que se podía acceder a el.

Salón del Tesoro (熊野那智大社 宝物殿)
Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社)
Salón del Tesoro (熊野那智大社 宝物殿)

Aquí nos encontramos con un mirador donde podremos observar unas espectaculares vistas de todo el valle.

Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社)
Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社)

Justo al lado se encuentra el templo Seiganto-ji (青岸渡寺), un templo budista de la escuela Tendai que data del siglo V. Es el edificio más antiguo del Kumano Kodo.

Nada más salir, nos encontramos con la imagen más conocida del Kumano Kodo y una de las más conocidas de Japón: la cascada de Nachi tras una pagoda roja de tres pisos.

Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社)
Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社).

La pagoda del templo Seiganto-ji (青岸渡寺) es una construcción muy reciente que data de 1972. Se puede subir pagando pero nosotros no lo hicimos.

Gran Santuario Kumano Nachi Taisa (熊野那智大社)

A la salida del templo, nos encontramos con unas escaleras que, entre enormes cedros y árboles de alcanfor, bajan hasta el santuario Hirō (飛瀧神社). Está a los pies de la impresionante cascada de Nachi de 133 metros de altura.

En conjunto, la vista es realmente impresionante.

santuario Hirō (飛瀧神社) y cascada Nachi
santuario Hirō (飛瀧神社)

Lo único malo es que luego hay que volver a subir las escaleras.

Nada más terminar las escaleras está la parada de bus. Allí tomamos el bus de vuelta a Kii-Katsuura, después de tomar un helado para mitigar el calor.

De vuelta en la ciudad, comimos en un pequeño restaurante que nos recomendó la dueña del hotel llamado めはり寿司二代目 (Mehari zushi nidaime). Lo lleva un señor muy serio, que sólo habla japonés, pero que tiene carta en inglés.

Por 1.400 yenes (10€) nos puso un menú variado con un sashimi de atún de la zona que estaba para llorar.

めはり寿司二代目 (Mehari zushi nidaime)

Nada más terminar de comer, salimos corriendo a la estación de tren.

Allí tomamos el Limited Express Kuroshio de las 16.15. A las 16.38 nos bajamos en Shingu para visitar el Gran Santuario de Kumano Hayatama Taisha (熊野速玉大社).

Por desgracia cerraba a las 17.00 y lo pillamos cerrando. Aún así pudimos pasear por el recinto y la verdad es que mereció la pena la carrera que nos dimos.

Gran Santuario de Kumano Hayatama Taisha (熊野速玉大社).
Gran santuario de Kumano Hayatama Taisha (熊野速玉大社).

Aprovechando que habíamos ido hasta Shingu, dimos un paseo por la ciudad hasta las ruinas del castillo. Desde allí se divisan unas vistas preciosas de la ciudad a un lado y del río Kumano al otro.

Puente Shinkumanoo desde las ruinas del castillo
Puente Shinkumanoo desde las ruinas del castillo.

Bajando del castillo nos acercamos hasta el pequeño templo de Asuka. Es uno de los templos auxiliares del gran santuario de Kumano Hayatama Taisha (熊野速玉大社).

Templo Asuka
Gran Santuario de Kumano Hayatama Taisha (熊野速玉大社).
Asuka Jinja.
Kumano Kodo

Ya agotados nos fuimos camino de la estación para regresar a Kii-Katsuura.

Pero por el camino nos encontramos con una edificación que parecía de estilo chino que resultó ser el parque Jofuku.

Se trata de un pequeño parque dedicado a Jofuku, un personaje enviado a Shingu hace más de 2.000 años en busca del elixir de la vida.

parque Jofuku
Parque Jofuku.

A las 19.02 nos subimos en el tren de vuelta. En el hotel la dueña nos ofreció la sopa dulce que nos había comentado a la llegada el día anterior. Era una sopa de judías muy, muy dulce pero estaba buenísima y sentó muy bien para merendar.

Después de la exquisita merienda nos fuimos a relajarnos un poco a un onsen cercano.

Charmand hotel

Elegimos el de un hotel de lujo llamado Katsuura Gyoen. Es un hotel de playa pero pagando 2.000 Yenes (16€) por persona puedes usar el onsen.

Este es una pasada, tiene una piscina de agua caliente enorme de interior y en el exterior con una decoración como si estuvieras en el el campo, tiene una piscina grande caliente y otra más pequeña de agua templada. Dan ganas de quedarse allí a vivir.

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Que hacer en Japón

Con las montañas de fondo se hizo la noche y, para añadir más magia, hubo un momento de la noche que tiraron fuegos artificiales. Fue espectacular.

Ya muy relajados después de un duro día nos volvimos al hotel, previo paso por el familymart a pillar cena y a dormir que al día siguiente había que supermadrugar.

25 de Julio

Hoy, sobre las 6.30 nos levantamos. Íbamos a ver la subasta de atún del cercano mercado de pescado de KII-Katsuura. A las 7 estábamos ya en la nave, desde donde pudimos admirar todo el trajín de la subasta.

A la salida de la subasta, nos sentamos un rato en uno de los muchos onsen para pies que hay repartidos por el pueblo, que, además, son gratuitos.

Allí relajamos un ratito los pies antes de coger el tren en dirección Nagoya.

A las 8.55 tomamos el tren directo a Nagoya a donde llegamos a las 12.41 del mediodía.

Dejamos las cosas en el hotel (el mismo que una semana antes) y salimos corriendo a la cercana ciudad de Gifu.

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Hoteles en Nagoya

En Gifu, nada más salir de la estación tenemos una estatua dorada del famoso daimyō Oda Nobunaga (織田 信長). Vivió durante 9 años en Gifu que fue la base donde empezó a unificar el país.

Este personaje histórico está presente por toda la ciudad.

Oda Nobunaga (織田 信長)
Gifu
Oda Nobunaga.

Allí mismo nos subimos en el bus nº80 para visitar el Monte Kinka (金華山), que es donde se encuentra el Castillo de Gifu (岐阜城). Pero antes de subir, pasamos por el templo Shōbō en la base del monte.

En este templo se encuentra el Gran Buda de Gifu (岐阜大仏). Una imagen sentada de Shaka Nyorai. La imagen, que mide más de 13 metros fue completada en 1832.

Gran Buda de Gifu (岐阜大仏)
Gran Buda de Gifu (岐阜大仏).

Después de visitar el pequeño templo pasamos por un familymart a hidratarnos un poco y refrescarnos al aire acondicionado y seguimos adelante.

Dimos un paseo por el parque Gifu mientras íbamos en busca del teleférico del castillo. El teleférico cuesta 620 yenes ida (5€) y 1.080 ida y vuelta(8.70€).

Castillo de Gifu (岐阜城)

En esta ocasión compramos ida y vuelta ya que después de tantos días empezábamos a estar cansados y hacía muchísimo calor.

El viaje dura unos 5 minutos y una muchacha te va explicando en japonés supongo que cosas de las vistas y del castillo. Éramos los únicos occidentales que había por allí.

Las vistas desde lo alto son realmente espectaculares. Por 200 yenes (1.60€) se puede acceder al castillo y mirar las vistas pero nosotros no lo hicimos.

Las vistas eran ya bastante espectaculares desde la base de la torre. Nos conformamos con verlas desde allí.

Gifu desde el Castillo de Gifu (岐阜城)
Gifu desde el castillo.

Volvimos a bajar en teleférico ya que estábamos bastante cansados. Dimos otro pequeño paseo por el parque Gifu y volvimos a Nagoya para cenar.

Cuando íbamos a salir del hotel, cayó uno de los chaparrones más gordos que nos han caído nunca. En nada de tiempo se formaron ríos en las calles.

Cenamos en el restaurante Sekai no Yamachan Ikeshita-ten, una cadena especializada en alitas típicas de Nagoya. La verdad es que era una oda a la fritanga.

Estaba bueno pero era excesivamente caro para ser fritanga. Nos costó por 3.369 yenes (27€).

Sekai no Yamachan Ikeshita-ten
Oda a la fritanga.

Después de la cena nos dimos un pequeño paseo por la zona de Sakae subiendo a la terraza del edificio Oasis 21. Es una estación de bus y centro comercial, desde donde se divisa la torre de Nagoya en todo su esplendor.

Torre de Nagoya desde Osasis 21
Torre de Nagoya.

26 de julio

Volvemos a supermadrugar. Hoy toca una nueva ruta de senderismo: La ruta Nakasendo.

Se trata de una antigua ruta que unía Kioto con Edo (la actual Tokio). Nosotros hicimos la ruta más famosa que es la que une los pueblos de Magome y Tsumago.

A las 8 de la mañana tomamos la línea de tren Limited Express Shinano hasta Nakatsugawa, a donde llegamos a las 8.49.

Mientras esperábamos el bus, dimos una vuelta por la oficina de turismo. A la vez es una enorme tienda de souvenirs que está junto a la estación de tren y bus.

Allí me compré un pastelito con forma de pescado que era como una especie de dorayaki relleno de pasta de sandía. Estaba muy rico por cierto.

Ruta Nakasendo

A las 9.10 salió el bus dirección Magome. El billete cuesta 560 yenes (4.60€) y tarda, en principio, unos 25 minutos. Digo en principio porque antes de salir de Nakatsugawa tuvimos un accidente contra un turismo que nos tuvo unos diez minutos parados hasta que mandaron otro autobús para recogernos.

Sobre las 9.45 llegamos a Magome, la estación de descanso número 43 de la antigua ruta Nakasendo.

Magome
Vista desde la parada del bus.

En el pueblo hay varios museos pero nosotros nos pusimos directamente en marcha. La cosa empieza bien ya que el pueblo es cuesta arriba.

Nada más empezar cogemos fuerzas comprando en un puesto una especie de dorayaki relleno de una castaña asada. Exquisito.

Magome

A mitad del pueblo nos encontramos con la oficina de turismo. Allí te ofrecen varios servicios. Puedes tomar un mapa. Puedes comprar o alquilar campanillas para espantar a los osos. Y también tienen servicio de consigna (de pago) para dejar las maletas. Además te dan todo tipo de información sobre la ruta.

El pueblo está muy cuidado y es precioso. Aunque da la sensación que solamente es porque está orientado al turismo como si fuera un parque temático.

Magome
Magome.
Magome

Seguimos subiendo hasta el final del pueblo donde hay un mirador en el que hacemos un descanso para admirar las impresionantes vistas del valle. Las vistas en invierno tienen que ser espectaculares con el valle nevado.

Magome
Magome

Seguimos el camino, desde aquí, 7.6 km nos separan de Tsumago.

Por todo el camino nos vamos encontrando con campanas para tocarlas y espantar a los osos. La verdad es que no se si realmente funcionan porque no vimos ni uno en toda la ruta.

Nakasendo

A unos dos kilómetros nos encontramos con el santuario Kumano-jinja (熊野神社), un buen sitio para hacer un pequeño descanso a la sombra.

santuario Kumano-jinja (熊野神社)
santuario Kumano-jinja (熊野神社)
Santuario Kumano-jinja (熊野神社).

Seguimos adelante en el espectacular entorno boscoso espantando osos. La verdad es que la ruta es realmente impresionante.

A unos 3 km nos encontramos con una casa de té en medio del bosque. Allí nos ofrecen descanso al fresco y un té a cambio de la voluntad.

Nakasendo

Un poco más adelante nos sentamos a la sombra a comernos unos bocatas que habíamos llevado para almorzar.

La tranquilidad del entorno te contagia y te lo tomas con mucha calma. Una tranquilidad que solo se rompe cuando pasa algún turista haciendo la ruta. Sobre todo si lleva una campanilla espantaosos.

Después de coger fuerzas seguimos el camino. Varios kilómetros más adelante salimos del bosque y el camino prosigue por una zona de huertos hasta llegar a Tsumago, la estación de descanso número 42 de la antigua ruta Nakasendo.

Arrozal llegando a Tsumago
Arrozal llegando a Tsumago.
Nakasendo

Tsumago da la sensación de ser menos artificial que Magome, pero aún así se nota que está muy cuidado gracias al turismo.

Tiene varios puntos de interés como el templo Kotokuji o el museo Nagiso, pasando por tiendas de artesanía.

Tiene también una oficina de información turística donde te dan todo tipo de información y en la que hay wifi y se puede descansar al fresquito.

Tsumago
Tsumago.

Dimos un pequeño paseo por el pueblo y nos subimosl bus hacia el cercano pueblo de Nagiso. Allí tomamos el tren de vuelta a Nagoya a las 16.55.

A las 18.05 ya estábamos en Nagoya. Nos fuimos directos al hotel a darnos una ducha y enseguida nos fuimos a la calle a dar una vuelta por Nagoya.

Estuvimos dando una vuelta por la zona comercial de Sakae. En el centro comercial sunshine había un pequeño concierto de una especie de grupo idol de chavales y era todo bastante gracioso.

Desde lo ordenadas que estaban las grupis hasta los bailes que hacían.

Nagoya

Nos acercamos a frikear un rato al pokemon center. Está ubicado dentro del lujoso centro comercial Matsuzakaya (no se como nos dejaron entrar con las pintas que llevábamos).

Como ese día no habíamos caminado suficiente, nos fuimos en busca del castillo de Nagoya.

A esa hora ya estaba cerrado pero le dimos una vuelta al foso esperando poder verlo pero solo conseguimos ver la parte más alta y varias torres de defensa.

Castillo de Nagoya
Castillo de Nagoya

Después de la enorme vuelta que dimos, nos volvimos a la zona de Sakae a apretarnos un delicioso tonkotsu ramen en uno de los locales de la cadena Ichirán. Y con la tripa calentita al hotel a descansar los 28 kilómetros que habíamos andado ese día.

27 de julio

Esto se empieza a acabar, toca volver a Tokio. Tomamos temprano el shinkansen para poder aprovechar el día.

Sobre las 10 de la mañana ya estábamos en Tokio. Dejamos la cosas en el hotel, que era el mismo de los primeros días y nos fuimos hacia Asakusa.

Por circunstancias personales, en 2017 prometí volver al Templo Senso-ji algún día a hacer una ofrenda. Lo prometido es deuda.

Puerta de los Truenos o Kaminarimon (雷門)
Puerta de los Truenos o Kaminarimon (雷門).

Había tantísima gente que en vez de ir por la calle Nakamise, fuimos por una de las paralelas. Maravillosa idea ya que allí descubrimos un sitio que te ponen melonpan relleno de helado, ¡qué barbaridad!

Nakamise

Antes de entrar al templo nos purificamos con incienso. Hacemos nuestra cola, y hacemos la ofrenda prometida.

Luego sacamos un omikuji a través del sistema del palito con el número en japonés (menos mal que siempre hay alguien que te ayuda).

Como esta vez el omikuji me predijo “la mejor” de las suertes, en vez de dejarlo en el templo, me lo traje a casa.

Templo Senso-ji

Había tantísima gente que se hacía incómodo pasear por el recinto del templo. Salimos por la puerta trasera en busca de una heladería especializada en helados de té matcha. Tienen diferentes intensidades de sabor, que había visto en un blog .

Se llama Suzukien Asakusa (壽々喜園). Hicimos nuestra cola y me pedí con intensidad 5. Estaba buenísimo. Ya de paso me compré un bote de té matcha para traérmelo a casa.

De allí nos fuimos a Shinbashi a comer karaage (pollo frito japonés) en un sitio que conocimos en 2016 y nos encantó se llama Karayama Shinbashi (からやま 新橋店).

Ese día estaba cortado el tráfico de la zona y en la plaza de la estación había una especie de festival en el que habían puestos de comida y un escenario donde se estaba representando espectáculos de baile tradicional.

De allí nos fuimos a pasear por Shinjuku. Visitamos algunos centros comerciales y coincidimos con la tienda oficial de los juegos olímpicos de 2020 que había abierto dos días antes.

Tokio 2020

Ya cerca de la puesta de sol, subimos al mirador del edificio del gobierno metropolitano.

El mirador tiene unas vistas impresionantes en 360º y se dice que en días claros se ve el Monte Fuji. Tres intentos en dos años y seguimos sin verlo.

Las vistas mientras va anocheciendo y se va encendiendo la ciudad son una pasada. Además hay aire acondicionado, máquinas de vending, tienda de regalos, wifi y un restaurante. ¡Ah! y la entrada es gratuita.

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Que hacer en Tokio

A la vuelta del mirador, ya de noche, nos fuimos a dar un paseo por Kabukicho. Es la zona de entretenimiento para adultos por excelencia en Tokio.

En el hay numerosos karaokes gigantescos, bares, clubs nocturno y love hotels. Tanto para hombres como para mujeres. Aunque la mayoría están dirigidos por la yakuza o mafia japonesa.

He leído en algunos blogs que los relaciones públicas son muy agresivos. No se si por ir con mi pareja pero pasaban de nosotros.

Kabukicho
Kabukicho.

La verdad es que es un paseo muy curioso con los edificios plagados de neones y los locales frikis como el restaurante robot o el godzilla gigante en unos multicines.

De aquí nos volvimos a Kamata, el barrio donde tenemos el hotel. Allí junto a la estación de JR hay un restaurante de sushi de cinta que descubrimos en 2016 que está buenísimo y relativamente barato. El Sushi Matsu Kamata 2 gōten (すし松 蒲田2号店). Nos comimos en total 12 platillos y nos costó 2.980 yenes (22€).

Esa noche nos vamos con incertidumbre a la cama ya que al día siguiente se espera el paso de un tifón por Tokio.

28 de julio

Amanece lloviendo en Tokio. Parece que el tifón que se esperaba se desvía y solamente nos va a pillar de refilón así que nos echamos a la calle.

Hoy toca una nueva excursión. Nos vamos hasta Kamakura para recorrer la zona el el Enoden electric railway.

Para ello tomamos la línea Keihin-Tōhoku hasta Yokohama y allí cambiamos a la línea Yokosuka hasta la estación de Kamakura, en donde la lluvia parecía dar una pequeña tregua.

Enoden electric railway
Enoden electric railway.

Allí compramos el billete Noriorikun por 600 yenes (4.84€), que te permite subir y bajar del Enoden cuantas veces quieras a lo largo del día.

En la estación ponemos el característico sello que encontramos en muchas estaciones de tren. En las del Enoden podemos encontrarlos en todas las estaciones.

El recorrido discurre entre población, costa y bosque y es bastante tranquilo.

La primera parada en la que nos bajamos es Hase, con un estilo muy retro y hecha de madera.

Puedes visitar Kamakura con la preciosa excursión de Civitatis:

Tour a Kamakura

Allí estampamos en nuestra libretilla de sellos el correspondiente de la estación y nos encaminamos al templo budista Kōtoku-in (高徳院). Aquí se encuentra el gran Buda de Kamakura.

En 2016 también lo visitamos y compramos un amuleto de la suerte, que no se si es por su culpa o es casualidad, pero a partir de aquí tuve un par de años muy buenos y con muy, muy buena suerte, así que tocaba hacer una nueva ofrenda de agradecimiento, por si acaso. Le estoy tremendamente agradecido.

Kōtoku-in (高徳院)
Gran Buda de Kamakura.

Volvemos al Enoden en busca del siguiente y principal destino del día: la isla de Enoshima .

Nos bajamos en la estación de Enoshima. Ponemos el correspondiente sello y nos vamos dando un paseo hasta cruzar el puente de 600 metros que une Honshu con Enoshima y llegar a la la isla.

Enoshima Island
Enoshima desde el puente.

Según terminamos de cruzar el puente, llegamos a la calle Benten-Nakamise. La calle está llena de pequeñas tiendecillas de recuerdos y restaurantes turísticos.

Benten-Nakamise

En esta misma calle cruzamos un gran Torii de bronce que indica que entramos en una calle que lleva a un templo budista.

Originalmente el torii era de madera pero fue reconstruida en bronce en 1821.

Al final de la calle nos encontramos con un gran Torii rojo que indica la entrada al santuario de Enoshima. Seguidamente, unos escalones después la puerta Zuishinmon .

Zuishinmon
Enoshima Island

Justo antes de la puerta, a mano izquierda podemos sacar un ticket por unos 400 yenes (3.22€) para subir por unas escaleras mecánicas, pero nosotros decidimos subir andando que tenía más encanto. Por cierto, las escaleras mecánicas son solamente de subida. Para bajar, hay que hacerlo andando.

Seguimos subiendo y llegamos al complejo del Santuario de Enoshima.

Santuario de Enoshima
Santuario de Enoshima.

Se trata de un complejo de tres pabellones: el santuario Hetsunomiya, fundado en 1206 y dedicado a la deidad de las tres hermanas.

El salón Hoanden donde se encuentran las estatuas de Happi Benzaiten del año 1182 y la de Hadaka Benzaiten, del periodo Edo.

Está consagrado a las tres diosas de Munakata. Hasta el período Edo, estaba consagrado a Benzaiten y se llamaba Eshima Benten o Eshima Myojin.

La actual deidad consagrada se cambió cuando el sintoísmo y el budismo se separaron en el período Meiji.

Desde aquí tenemos unas bonitas vistas de la calle Benten-Nakamise y de la ciudad y sus playas.

Enoshima Island

Seguimos subiendo y llegamos a otro impresionante mirador con vistas aún mejores que el otro.

Allí había un poste con una pequeña plataforma que resultó ser para poder apoyar la cámara el el móvil para sacar un selfie. Más adelante veríamos más de estos postes muy bien situados.

Enoshima Island

Un poco más adelante del mirador, sin seguir subiendo más… llegamos al segundo santuario de Enoshima: el santuario Nakatsunomiya.

Construido en el año 853 y reconstruído en el año 1689 por orden del Shogún Tokugawa Tsunayoshi. Está consagrado a Ichikishima Hime no Mikoto.

santuario Nakatsunomiya
Enoshima Island

Un poco más arriba nos encontramos los jardines Samuel Cocking. Es un extenso jardín de plantas tropicales creado en 1880 por el comerciante británico Samuel Cocking.

Como no disponíamos de mucho tiempo y había que pagar entrada, pasamos de entrar y seguimos el camino.

Enoshima

Dimos un paseo por la parte alta de la isla y nos fuimos en camino del moderno templo budista Enoshima Daishi.

Construído en 1993 y conocido por su enorme estatua de 6 metros de Fudomyo. Dentro estaban llevando a cabo alguna ceremonia con cánticos delante del fuego muy curiosa a la que se podía acceder sin problemas.

Enoshima Daishi

Continuamos el paseo dejando atrás pequeñas tiendecillas de recuerdos y restaurantes. Uno de los locales que habían nos llamó especialmente la atención, ya que en la puerta indicaba que solamente admitían locales, es decir, japoneses.

Habíamos leído en alguna web y algún blog que esto pasaba en Japón pero es el primer y único sitio en el que lo hemos visto. Aunque no lo justifico, imagino que habrán tenido alguna mala experiencia con extranjeros, eso si, la bandera de E.E.U.U. bien puesta en la puerta ¿?¿?¿?

Después de pasar estas callecitas, llegamos al último y más antiguo de los tres santuarios de Enoshima: el Santuario Okutsunomiya.

Fue destruido por un incendio en 1841 y fue reconstruido al año siguiente.

Uno de los pabellones que me llamó la atención del santuario fue el Santuario Ejima Ryugu. Es un pequeño santuario construido en 1993 en una cueva con un dragón en lo alto de la entrada.

La pena es que ese día se encontraba cerrado y no pudimos entrar a verlo. Justo enfrente encontramos otro de los postes para poder sacar selfies.

Santuario Ejima Ryugu
Santuario Ejima Ryugu.

Muy cerquita encontramos la campana de los amantes, que las parejas tocan juntas y donde dejan candados con sus nombres en una de las vallas cerca de la campana. También tiene su correspondiente poste para selfies y este da un muy buen servicio, damos fe.

Desde aquí llega lo bueno, empezamos a bajar escaleras… y a bajar… y a bajar… que luego hay que subir… que subir… que subir… hasta llegar al nivel del mar.

Allí después de un paseo corto por la rocosa orilla llegamos a las cuevas Enoshima Iwaya, que son unas cuevas que fueron creadas por la erosión de las mareas.

Volvimos a subir las escaleras y nos fuimos cruzando toda la isla camino del Enoden de nuevo.

Nos subimos en el tren y nos paramos en la estación Gokurakuji, que es básicamente un apeadero. En ese momento empezaba a llover en tromba pero aún así, salimos para ver el Templo Shinsho Gokuraku-ji (極楽寺 ). Es un templo templo de la secta Shingon Risshu construído en el año 1.259.

Templo Shinsho Gokuraku-ji (極楽寺 )
Jardines del Templo Shinsho Gokuraku-ji (極楽寺 ).

Entre la lluvia intensa y la hora que era, no tardamos mucho en visitarlo. En un rato estábamos de vuelta en la estación del Enoden para tomar el siguiente tren.

Poco después nos bajamos de nuevo en la estación final Kamakura para buscar algún sitio para comer bajo la lluvia del tifón.

La lluvia parece que daba un poco de tregua y callejeando, encontramos un sitio de ramen regentado por una señora bastante mayor. Habían solo 3 ó 4 mesas.

Nos pedimos un arroz frito que estaba delicioso y un ramen que estaba para chupar el cuenco. De los mejores que hemos tomado.

Lo malo es que el nombre estaba en japonés y no viene en el street view. Una pena para poder recomendarlo.

Ramen

Estando en el restaurante empezó otra vez el diluvio universal. Encima, de camino a la estación se me rompió el paraguas.

Ya de vuelta en Tokio, nos dimos un saltito al centro comercial Sunshine city en Ikebukuro, en busca de unos comics manga que buscaba en un book off.

Lo encontré y como era la hora de cerrar, se fue mi pareja a pagar mientras yo iba al baño. Ahí le pasó algo curioso. La cajera venga solo a hablarle en japonés, y ella pensando en que si no estaba viendo que era occidental y que no entendía ni papa. Hasta que cayó en la cuenta que claro, supondría que hablaba japonés cuando se estaba llevando 4 cómics en su idioma… En fin… guiris.

Después de la experiencia y aprovechando nuestra última noche en Japón y que había dejado de llover, nos fuimos hasta Akihabara a cenar y a dar un último paseo por el frikísimo barrio electrónico.

Akihabara

Y luego, a la cama.

29 de julio

Último día en Japón y hay que aprovecharlo. Hoy toca frikismo del bueno.

Nos desplazamos al barrio de Katsushika a ver las estatuas de la serie de anime campeones (Oliver y Benji / Capitán Tsubasa). La pena que me queda es que meses después renovaron la estación y la dejaron más temática aún.

Para llega allí tomamos la línea privada Keikyū Main Line, por 580¥ (4.40€), desde la estación de Shinagawa hasta la estación pequeña estación de Yotsugi.

Nada más salir de la estación nos encontramos de frente con el plano de donde están las estatuas. Empezamos por la de Bruce Harper junto a la entrada a la estación y de ahí, un paseo por el barrio hasta encontrar las 7 estatuas relacionadas con la serie.

Allí se encuentran estas estatuas ya que el creador era de este barrio y las colocaron a modo de homenaje y, ya de paso, para atraer un poco al turismo al barrio.

El barrio entero está dedicado al fútbol en cada rincón. Fuimos buscando todas y cada una de las estatuas hasta llegar a la estación Keisei Tateishi donde tomamos el tren de vuelta al sur de Tokio.

Nos bajamos en la parada del teatro Kabuki. Íbamos en busca del restaurante Totobe. Un sencillo restaurante de sushi cerca de Tsukiji que descubrimos en 2016 y en el que sólo habían comiendo trabajadores japoneses. Sin turistas así que era buenísimo y barato. Pero tuvimos muy mala suerte y resultó que no abren los domingos. Cachis la mar. Tocaba buscar sitio para comer.

Decidimos tomar el metro hacia la estación de Tokio para comernos un exquisito ramen en la Tokyo ramen street en un sitio que también descubrimos en 2016. Se trata del restaurante Rokurinsha. Para entrar hay que hacer bastante rato de cola pero merece la pena la espera.

Rokurinsha
Tokyo ramen street

Para terminar la visita en el país, nos fuimos a Harajuku a dar un último paseo por la calle más friki: Takeshita Dori. Compramos algunos regalos en el Daiso y paseamos por la lujosa calle Omotesando.

Takeshita Dori

Ya reventados recogimos las maletas del hotel y nos fuimos al aeropuerto. El vuelo salía de Haneda a las 21.55.

Nada más llegar avisaban que había retraso. Nos acercamos a los mostradores a preguntar, y nos dijeron que no funcionaban las cintas de los equipajes. En una hora volverían a dar noticias por megafonía. Nos dieron un bono de 1.500 yenes (12€) por cabeza para cenar en el aeropuerto.

Dejamos las maletas allí y nos fuimos en busca de un sitio para cenar.

El aeropuerto de Haneda está inspirado en el periodo Edo y la verdad es que está muy chulo. Decidimos cenar en un sitio de sushi de cinta que estaba exquisito.

Comer en Haneda

Por fin, dos horas después de lo previsto, despegábamos rumbo a París y con esto nos despedíamos de tierras niponas hasta la próxima. Volveremos (esperemos que en 2021 2022 2024).

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