A nuestra vuelta de tierras aragonesas y vascas, decidimos parar de camino para visitar Ávila la capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla y León.
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Nos alojamos en el hotel Exe Reina Isabel, un hotel de 4 estrellas que nos costó 52€ con desayuno incluido.
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Llegamos poco después de la hora de comer. Dejamos las cosas en el hotel y nos fuimos corriendo hacia el casco antiguo de la ciudad.
De camino pasamos por la pequeña ermita del Cristo de la Luz. También conocida como el Humilladero del Cristo de la Luz, es una ermita gótica construida en el año 1467. Destaca la cruz de piedra que hay en la entrada al templo que data del siglo XVI.
Justo enfrente se encuentra el Real Convento de Santa Ana, inaugurado en el año 1350, en el siglo XVI se llevaron a cabo importantes reformas a su forma actual, conservando muy poco del edificio original.
Muy querido por la reina Isabel de Castilla, en él pasarán largas temporadas la emperatriz Isabel y su hijo Felipe II en su niñez, y después Felipe III con su esposa.
En 1978 las monjas abandonan el edificio que pasa a ser declarado, en 1982, Monumento Nacional, siendo adquirido por la Junta de Castilla y León. Actualmente alberga las dependencias administrativas de la institución autonómica.
Seguimos por la calle de San Juan de la Cruz hasta la calle de las Madres. Aquí se encuentra el Convento de San José, un convento de clausura de monjas carmelitas descalzas construido en el año 1562. Aunque la iglesia, el elemento más destacable se construyó en 1607. Ésta fue diseñada por el arquitecto Francisco de Mora.
Seguimos avanzando hacia el casco antiguo y llegamos a la plaza de Santa Teresa o del Mercado Grande. Lo más destacado de la plaza es la Iglesia de Santiago Apóstol, un templo románico construido entre los siglos XII y XIII. Fue declarada Monumento Nacional en 1914.
Al final de la calle se encuentra la famosa Muralla de Ávila. Según la tradición, la primera muralla se construyó en la Edad Media por dos maestres de geometría, uno romano y uno francés y ésta duró tan sólo 9 años. Esta historia es poco probable ya que se sabe que existía una muralla más antigua.
La plaza da directamente a la puerta del Alcázar, la más imponente de todas las que existen en las murallas. Está construida en estilo románico y fue la primera puerta junto con la de San Vicente. Su nombre proviene del Alcázar que existió tras la puerta hasta 1927 cuando se destruyó para levantar el edificio de los Reyes Católicos (tócate un pie).
La puerta que vemos hoy día es una reconstrucción del año 1596 ordenada por el rey Felipe II.
Junto a la puerta encontramos una escultura monumento a Santa Teresa de Jesús, obra del escultor Juan Luis Vassallo en 1982.
Entramos a la muralla por la puerta del Peso de la Harina, junto a la Catedral de Cristo Salvador, a la que va a dar directamente. La puerta se abrió en el siglo XVI y su nombre se debe a que junto a ella se encuentra la Casa de las Carnicerías, en la que en una de las salas se guardaba el pote de Ávila, medida de grano que fue utilizada como patrón durante siglos.
Se desconoce el momento exacto del inicio de la construcción de la catedral pero hay dos teorías. La primera es que fue obra de Alvar García empezada en el año 1091 con la financiación del rey Alfonso VI de León. Supuestamente se construyo sobre los restos de la iglesia mozárabe de San Salvador, arruinada por los sucesivos ataques musulmanes.
La segunda teoría, que es la que apoyan la mayoría de los historiadores, es que fue obra del maestro Giral Fruchel a principios del siglo XII, coincidiendo en la línea temporal de la repoblación castellana llevada a cabo por Raimundo de Borgoña. Se cree que Fruchel construyó la parte más antigua de la catedral, la correspondiente a la cabecera, mientras que el cuerpo de naves, las capillas adyacentes y el remate de las torres, serían fruto de las sucesivas obras entre los siglos XIII y XVI.
En la Plaza de la Catedral podemos ver varios edificios históricos de importancia como, por ejemplo, el Palacio de Valderrábanos, también conocido como casa de Gonzálo Dávila. Perteneció a Gonzalo Dávila de Ágreda, caballero que fue maestre sala de los Reyes Católicos, gobernador del Maestrazgo de Calatrava y corregidor de Jerez. Actualmente es un hotel.
Otro edificio reseñable de la plaza es el Palacio de los Velada, edificado durante el primer tercio del siglo XVI en estilo renacentista y que, hoy día, también es un hotel.
El otro edificio reseñable es el antiguo Palacio Episcopal, también conocido como Palacio del Rey Niño. se construyó en el siglo XII como parte de las defensas de la muralla ya que, en aquella época, la defensa de cada puerta se encomendaba a un palacio. El dueño del palacio, el obispo, tenía que defender la puerta de la catedral. El palacio estaba adosado al tramo de muralla que discurre entre dos puertas, la anterior y la puerta de San Vicente.
Se conoce como Palacio del Rey Niño porque las crónicas de la época cuentan que en él estuvo instalado el futuro rey Alfonso XI, bajo la tutela del obispo Don Sancho, cuando le trasladaron a Ávila para protegerle hasta que se nombrase un tutor regente.
El 1775 el palacio pasó a manos del Estado cuando se suprimió la Compañía de Jesús. En ese momento albergó las escuelas públicas. Parte del palacio fue destruido y en su lugar se construyó el actual edificio de correos que data del siglo XVI.
Desde aquí nos fuimos corriendo a hacer el recorrido de la muralla. Para ello fuimos hasta la cercana Casa de las Carnicerías, en la que se encuentra el inicio del recorrido y la oficina de información turística.
El precio de la entrada es de 5€ (5,70$) y se tarda alrededor de una hora en hacer el recorrido y es la actividad perfecta para contemplar muchos de los edificios históricos más importantes de la ciudad.
Desde la muralla podemos observar algunos edificios muy reseñables de la ciudad como, por ejemplo, la Basílica de los Santos Hermanos Mártires, Vicente, Sabina y Cristeta, conocida como Basílica de San Vicente, la más importante después de la Catedral del Salvador.
En el año 306, durante la persecución de Diocleciano, y por orden del pretor Daciano, sufrieron martirio los hermanos Vicente, Sabina y Cristeta por negarse a firmar un documento en el que debían reconocer haber ofrecido sacrificios a los dioses romanos, según establecía el cuarto edicto de la persecución, de 304. sus cuerpos fueron depositados en un hueco de la roca, edificándose posteriormente sobre ese lugar la actual basílica, piedra que se puede contemplar en una de las capillas de la basílica. La leyenda dice que fue el propio judío responsable de su muerte quien, arrepentido, decidió construir un templo para enterrarlos, pasaje que aparece recogido en un relieve del cenotafio.
Los restos fueron trasladados al Monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos) en 1062 por orden del rey Fernando I de León y Castilla por la inseguridad que suponían las incursiones musulmanas. Los cuerpos regresaron a su lugar de enterramiento original en el año 1175 con el avance de la Reconquista y el desplazamiento de la frontera hacia el sur.
Posteriormente se efectuó un nuevo traslado en el año 1835 a la colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias de donde pasaron a la capilla de las Reliquias de la catedral de Burgos hasta que volvieron definitivamente a San Vicente, donde quedaron depositadas dentro de unas urnas colocadas en el altar mayor. No han dado vueltas esos cuerpos…
Hacia el año 1130 se inicia su construcción (en estilo románico). A mediados del siglo XII, gracias a las ayudas concedidas por los reyes Alfonso X “el Sabio” y Sancho IV, se continúan las obras tras años paralizadas, hasta su finalización a principios del siglo XIV.
Enfrente de la basílica se encuentra la Ermita del Humilladero, construida entre 1550 y 1596, que es sede de la Hermandad penitencial más antigua de Ávila: el Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz, erigido canónicamente hacia 1540 en el Monasterio de San Francisco.
En el tramo norte podemos divisar el Convento de las Carmelitas Descalzas, un convento de clausura, conocido por ser en el que ingresó Santa Teresa de Jesús en 1535 donde fue, primero monja, y después madre priora, antes de comenzar las fundaciones de conventos de su nueva orden religiosa: la Orden de los Carmelitas Descalzos.
El convento se fundó en 1478 y se encontraba dentro de las murallas. Fue del siglo XVI cuando el convento se traslada a las afueras de la ciudad, construyéndose el monasterio sobre unos terrenos adquiridos al Cabildo y que, anteriormente, había sido el cementerio judío.
En este tramo también podemos observar la Iglesia de San Martín y su imponente torre de estilo mudéjar, aunque el reto de la iglesia es de estilo románico. No se sabe cuando fue construida la primera iglesia, pero si que fue reconstruida entre los siglos XVI y XVIII aunque la torre si data del siglo XIV.
Si seguimos andando por la muralla llegamos a la Puerta del Carmen, llamada así por el convento carmelita adosado a la muralla que se encontraba aquí, que más tarde se convirtió en cárcel provincial.
Al terminar el recorrido, salimos de las murallas por la Puerta de la Adaja, en el tramo oeste, para subir al Humilladero de los Cuatro Postes, del que nos dijeron en el hotel que estaban las mejores vistas de las murallas.
Para subir al Humilladero de los Cuatro Postes, debemos cruzar el río Adaja, lo cual hacemos por el Puente Romano, construido a principios del Siglo I.
A unos 5 minutos andando llegamos al Humilladero de los Cuatro Postes. Se trata de un monumento religioso formado por cuatro columnas dóricas de cinco metros de altura sobre cuyos capiteles se asientan otros tantos arquitrabes con las armas de la ciudad. En el centro del cuadrado formado por las columnas, sobre una peana, se erige una cruz de granito.
Si quieres una visita guiada completa para enterarte de toda la historia de la ciudad, encontrarás una muy interesante en el siguiente enlace:
Según cuenta la tradición, en el año 1157 los abulenses organizaron una romería a la ermita de San Leonardo (actualmente desaparecida), próxima a Narrillos, en rogativa por la desaparición de la peste que azotaba la comarca. Aprovechando la ausencia de la mayor parte de la población, los musulmanes atacaron la ciudad. Para perseguirles, los regidores Nuño Rabia y Gómez Acedo organizaron una partida, de la que una parte de sus integrantes se separó para regresar a la seguridad de la villa.
Tras derrotar a los musulmanes, al regreso a la ciudad, se encontraron con los que habían vuelto a la ciudad separados del grupo, habían cerrado las murallas, y exigían parte del botín para aceptar a los recién llegados. Enterado el rey Sancho III de Castilla, acudió a Ávila, expulsó a los de dentro y les condenó a vivir extramuros, sin títulos de nobleza ni privilegios.
Entonces El concejo de Ávila decidió que la romería a San Leonardo se repitiese anualmente, y para descanso de las autoridades se construyó en el trayecto el humilladero de los Cuatro Postes.
El monumento actual se construyó en 1566 cuando el corregidor Rodrigo Dávila contrató con el maestro cantero Francisco de Arellano la construcción del “humilladero de la puente del Adaja”, que incluía una escultura de San Sebastián y un tejadillo.
Se dice que aquí fue donde siendo niños, Teresa de Jesús y su hermano Rodrigo fueron detenidos por su tío cuando proyectaban viajar a tierras de infieles para morir martirizados7 y donde la santa, quitándose las sandalias, pronunció la famosa frase “De Ávila, ni el polvo”.
Desde aquí podemos admirar unas vistas espectaculares de Ávila y la muralla.
Después de sacar unas fotillos, nos volvimos a la ciudad dando un bonito paseo por un camino que partía desde el Humilladero que llegaba hasta el Centro de Exposiciones.
Como ya se iba haciendo tarde, decidimos atravesar de nuevo las murallas para buscar algún sitio para cenar. Lo hicimos en un restaurante llamado De Cine en la plaza Mosén Rubí. Muy moderno pero rico y bien de precio.
Tras la cena dimos otro bonito paseo por el centro de la ciudad, de vuelta al hotel. Pasamos por la Plaza del Mercado Chico, construida a finales del siglo XI durante la repoblación de Ávila.
En la Edad Media la plaza estaba porticada, con pilares de ladrillo y dinteles, sustituidos en 1518 por otros de piedra. En el siglo XVII la plaza se encuentra muy degradada así que el Concejo decide restaurarla convirtiéndola en una plaza rectangular con soportales.
En la plaza se encuentra el edificio del Ayuntamiento, construido entre 1839 y 1845 en estilo isabelino, aunque entre 1862 y 1868 se amplía.
Tras terminar el pequeño paseo, nos encaminamos para el hotel a descansar, con lo que damos por finalizada nuestra visita a la preciosa ciudad de Ávila.
La verdad es que nos sorprendió gratamente y recomiendo su visita, aunque sólo sea un día de paso.
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