Este año toca Extremadura. Llega el puente de la Inmaculada en diciembre y, como casi todos los años, toca viaje. Esta vez nos decidimos por un destino nacional. Extremadura, tierra de mis ancestros ya que mi abuela paterna era originaria de Orellana la Vieja, en la provincia de Badajoz.
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Después de echar la mañana trabajando nos ponemos en camino después de comer. Vamos dirección Córdoba, donde pasaremos la noche en casa de unos amigos.
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6 de diciembre
Nos ponemos bien temprano en camino. Nos dirigimos al pueblo de mi abuela, que hacía más de 20 años que no visitaba.
Como a mitad de camino, a 98km de Córdoba, desde la carretera divisamos un imponente castillo medieval y decidimos investigar. Se trata del castillo de los Sotomayor y Zúñiga, en la localidad cordobesa de Belalcázar.
El Castillo de los Sotomayor y Zúñiga, también conocido como Castillo de Gahete o Castillo de Gafiq, es un castillo medieval construido a mediados del siglo XV en estilo gótico militar situado en Belalcázar, en la provincia de Córdoba.
Destaca por su torre del homenaje de estilo renacentista de 47 metros de altura, convirtiéndolo en el castillo más alto de la península ibérica.
En su lugar se encontraba una fortaleza romana. La siguieron usando los musulmanes como primera línea de muralla con torres albarranas sobre el arroyo Caganchas.
El alcázar fue construido hacia el año 1450. Cuando el rey Juan II de Castilla otorga estas tierras a Gutierre de Sotomayor, Maestre de la Orden de Alcántara, lo construye como residencia para los condes de Belalcázar. Eran los señores feudales del territorio entonces. El alcázar da nombre a la población debido a su belleza (Bello Alcázar).
En 1539 se construye un palacio renacentista adosado a la fortaleza por el arquitecto cordobés Hernán Ruiz I el Viejo. Actualmente, por desgracia, se encuentra en ruinas. Aún pueden verse las galas platerescas que embellecen los marcos de sus ventanas, muy parecidas a las que hay en la sacristía de San Juan Bautista de Hinojosa del Duque.
El castillo comenzó su deterioro a partir de su ocupación por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia. Éstos modificaron el castillo para convertirlo en almacén.
En 2008 la Junta de Andalucía adquiere el castillo. Entre 2018 y 2019 se ejecutan “obras para la consolidación y conservación del bien” para restaurar las partes más dañadas.
Tras la parada en Belalcázar nos pusimos en camino a Orellana la Vieja. 75 km y una hora después, llegábamos al pueblo.
Orellana la Vieja. Extremadura
Orellana la Vieja es un pequeño pueblo situado en la provincia de Badajoz, Extremadura. Es conocido principalmente por su gran embalse con playa, en la que ondea la bandera azul, que otorga la Fundación Europea de Educación Ambiental a las playas y puertos que cumplen una serie de condiciones ambientales e instalaciones.
Alrededor del actual pueblo, se han encontrado pruebas de que ya habían asentamientos desde la prehistoria. También se cree que ya tenía cierta importancia durante la época árabe en la Edad Media.
Si se sabe con seguridad que en el año 1232 el Rey Fernando III de Castilla, para premiar los servicios de Fernán Ruiz, del linaje Altamirano, en la conquista de Trujillo, le concede las rentas de pecheros de la villa de Trujillo y amplios territorios al sur de su alfoz, donde más tarde se fundaría, en las proximidades del Guadiana, la villa de Orellana la Vieja.
Dimos un pequeño paseo por el casco antiguo del pueblo. En él destacam la pequeña Parroquia de la Inmaculada Concepción y el Castillo-Palacio de los Altamirano.
Hacia 1520 se empieza la construcción de la parroquia por deseos de Rodrigo de Orellana, entonces Señor de Orellana la Vieja. En 1549 Juan el Bueno ordena en su testamento que se termine la construcción de su capilla mayor y el retablo. Asigna 20.000 maravedíes para ello, lo que vienen a ser unos 2.000€ (2.350$) de hoy día, una auténtica fortuna.
En 1570 Don Pedro Ponce de León, obispo de Plasencia, encarga el proyecto de una nueva iglesia al maestro Francisco Becerra. Construida en una sola nave sin capillas laterales, con bóveda de ladrillo sobre su capilla mayor.
El Castillo-Palacio de los Altamirano es la construcción más emblemática de Orellana la Vieja y símbolo de su señorío. Hacia 1280 ya existía una pequeña casa fortificada. Allá por 1340 empieza a sufrir determinadas remodelaciones para convertirla en la residencia del Señor de Orellana. En aquel entonces estaba formada por cuatro torres, dos redondas y otra dos cuadradas, unidas por una muralla que delimitaba un recinto cerrado.
Hoy en día tan sólo se conservan la Torre del Homenaje, una de las torres circulares y algunas estancias.
Después de un pequeño paseo, nos sentamos a comer en un sitio llamado Orellana. Además también es un hotel, situado en la Calle Real. Comimos bastante bien por 23.50€ los dos.
Después de comer, nos fuimos hacia Trujillo a unos 70 km.
Aproximadamente 1 hora después llegábamos al hotel. El elegido fue el Hotel Las Cigüeñas, de 3 estrellas. Bien puesto aunque algo viejo, por 66€. Dejamos las cosas y nos fuimos a ver un poco el pueblo.
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Trujillo es un municipio de la provincia de Cáceres. Era conocida en tiempos de la antigua Roma como Turgalium, un importante enclave dentro de Lusitania. Llegó a ser una prefectura estipendiaria dentro de su capital Augusta Emerita (la actual Mérida), en el camino que unía a ésta con otra importante capital romana: Cesaraugusta (actual Zaragoza).
Durante la Edad Media, fue poblada por el pueblo Visigodo principalmente. Más tarde llegaron los musulmanes pasando a ser una de las principales poblaciones de la región de influencia gobernada desde Badajoz, formando parte de los reinos de Taifas.
Siendo tan importante dentro de la península musulmana, se convirtió en un importante enclave estratégico durante la reconquista. En 1165 es liberada y pasa a ser gobernada por Gerardo Sempavor y más tarde por Fernando Rodríguez de Castro “el castellano”.
A principios del siglo XII vuelve a estar controlada por los musulmanes, pasando a ser parte del Imperio Almohade. En 1232 un grupo de soldados encabezados por Fernán Ruiz reconquistaron definitivamente la villa. Entonces pasa a pertenecer a la Corona de Castilla durante el reinado de Fernando III “el Santo”. En ese momento pasa a ser una villa de realengo. Esto suponía una dependencia directa de la Corona y en 1430 el rey Juan II de Castilla le otorga el el título de ciudad.
Durante el siglo XVI el descubrimiento de América provoca una gran emigración de ciudadanos de Trujillo. Desde aquí salieron conquistadores y exploradores como Francisco de Orellana y Francisco Pizarro. A la vuelta de muchos de ellos, con la fortuna hecha, se construyeron grandes casas, palacios y hasta hospitales.
En 1528 se convierte en la capital de la provincia de Trujillo. Fue hasta 1822 que se divide definitivamente en las provincias de Badajoz y Cáceres, pasando a ser solamente un municipio de ésta última.
Comenzamos la visita por el casco antiguo subiendo por la calle Sillerías hasta la Plaza Mayor. La plaza está construida en estilo renacentista, rodeada en gran parte por soportales. En ella encontramos varios puntos clave como la estatua ecuestre de Francisco Pizarro. Fue instalada en junio de 1929, tras ser exhibida en la Sala de la Cúpula del Grand Palais de París en 1927.
La iglesia de San Martín se empieza a construir en el siglo XIV y se extiende durante más de 100 años, hasta el año 1564. Está construida en varios estilos por culpa de ese lapso de tiempo tan largo, en el que los planos cambiaron varias veces. Destacan los estilos gótico y renacentista.
Dimos un pequeño paseo por el pueblo camino de la Alcazaba del castillo pero como ya se había hecho tarde, bajamos a cenar a la parte baja del pueblo. Cenamos unos bocatas de riquísimo embutido de la zona en un sitio cercano al hotel llamado Ronda La Piedad. Estaban de muerte y bastante barato.
7 de diciembre
Hoy madrugamos, como siempre, y nos fuimos hasta la ciudad de Mérida, a 88km de Trujillo.
Mérida está situada al norte de la provincia de Badajoz y es la capital de Extremadura. Fue fundada por el emperador romano Octavio Augusto con el nombre de Emérita Augusta en el año 25 a.C. Lo hizo para servir de retiro a los soldados veteranos (eméritos) de las legiones V Alaudae y X Gemina. Éstas combatieron en las Guerras Cántabras. Fue una de las ciudades más importantes de Hispania y capital de la provincia romana de Lusitania.
Durante la Edad Media sufre varias invasiones de Pueblos Germánicos. En el año 412 el rey alano Atax conquista la ciudad y establece aquí su corte. Hasta el año 418 que muere en batalla contra el rey visigodo Walia. Durante el periodo visigodo la ciudad mantiene todo su esplendor, especialmente bajo el dominio de los obispos en el siglo VI, cuando era la capital de Hispania.
En 713 fue conquistada por el ejército musulmán al mando de Musa bin Nusair, tras catorce meses de asedio. Entonces se convirtió en la capital de la cora de Mérida. Los árabes reutilizaron la mayoría de los antiguos edificios romanos y ampliaron algunos.
Entre el año 805 y 835, tras numerosas revueltas de los mozárabes, el Emir Abderraman II ordena construir la alcazaba y desmantelar las murallas romano-visigodas que defendían la ciudad, quedando su población y poder gravemente mermado.
Tras la caída del Califato de Córdoba (1031) sigue siendo la capital de la Taifa de Badajoz.
En el año 1230 Alfonso IX de Aragón conquista la ciudad y la convierte en sede del Priorato de San Marcos de León de la Orden de Santiago. Para Mérida se inicia un período de recuperación tras la unificación de las coronas de Aragón y Castilla (siglo XV). Fue gracias al apoyo de Alonso de Cárdenas, Gran Maestre de la Orden.
En 1720 la ciudad se convirtió en la capital de la Intendencia de Mérida tras la reorganización territorial realizada por el rey Felipe V.
En el siglo XIX, durante la invasión napoleónica, los franceses dañan y destruyen numerosos monumentos emeritenses.
El 8 de febrero de 1973, en vísperas del 2.000 aniversario de la ciudad, es declarada “Conjunto Histórico-Arqueológico”, siendo la única ciudad que ostenta esa denominación en España. Para 1983 Mérida es designada como capital de la comunidad autónoma de Extremadura. En diciembre de 1993 la UNESCO declara el conjunto arqueológico Emeritense Patrimonio de la Humanidad.
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Cuando llegamos a Mérida, aparcamos junto al Circo Romano y nos fuimos a desayunar.
Tras el desayuno nos dirigimos a la taquilla del Circo Romano. Allí compramos la entrada conjunta. Esta entrada te permite visitar 6 monumentos de la ciudad y (en 2013) costaba 12€. En 2021 son 16€.
El Circo Romano es un recinto para carreras de carros construido en el siglo I d.C. Se hizo en la época del emperador Tiberio Julio César Augusto, en el extramuros de la ciudad. Fue uno de los más importantes del Imperio Romano, tras el Circo Máximo de Roma.
Su extensión ovalada es de 440 metros de largo por 115 de ancho. Las gradas podían albergar a unas 30.000 personas (casi toda la población de la ciudad en aquella época). Siendo el mayor recinto para espectáculos construido por los romanos en toda la provincia.
Se cree que con la implantación de la religión cristiana en el siglo IV, empezó el declive de éstos espectáculos. Ésta prohibía los oficios de cómicos y aurigas, aunque se cree que estuvo en uso hasta el siglo VI.
Según salimos del circo, nos topamos con el Acueducto de San Lázaro. Construido por los romanos en el siglo I tiene casi 1 km de longitud y sirvió para abastecer de agua a Emerita Augusta. Era uno de los tres acueductos que llegaban a la ciudad junto con el acueducto de los Milagros y el acueducto de Cornalvo.
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El acueducto lleva el nombre de una ermita que se encontraba aquí, dedicada a San Lázaro. Fue derribada en 1940 tras llevar abandonada desde principios del siglo XIX.
Sus primeros tramos son subterráneos pero, para salvar el valle del río Albarregas, se levantó una potente arquería de la que sólo se conservan tres pilares y sus arcos intermedios. En el siglo XVI se construyó un acueducto nuevo utilizando muchos de los sillares del antiguo.
El acueducto se encuentra junto a las Termas Romanas de San Lázaro. Se construyeron en el siglo II d.C. En su interior un gran vestuario daba acceso a una sala de vapor, dos piscinas de agua caliente y otra de agua fría. Estaban abastecidas por el cercano acueducto de San Lázaro. Los baños estuvieron en uso hasta el siglo III d.C.
Desde aquí nos fuimos dando un paseo hasta el recinto donde se encuentran el Teatro y el Anfiteatro Romano.
Primero accedemos al Anfiteatro Romano. Fue construido en el siglo I a.C. e inaugurado en el año 8 a.C. Aquí era donde luchaban los gladiadores. Fue la construcción final del gran complejo lúdico de la capital de Lusitania. Fue abandonado en el siglo IV d.C. tras la oficialización del cristianismo.
Tiene forma elíptica y podía albergar hasta 14.000 espectadores.
En el centro había un grupo de chavales simulando luchas de gladiadores. Suponemos que estaban ensayando ya que iban vestidos con ropas deportivas actuales.
A su lado podemos visitar el famosísimo Teatro Romano. La imagen más representativa de la ciudad de Mérida.
Fue construido en el siglo I a.C. con el patrocinio del importante general y político romano Marco Vipsanio Agripa. Fue inaugurado entre los años 16 y 15 a.C.
En el siglo I d.C. se levantó el frente escénico actual. Entre los años 333 y 337 se volvió a remodelar parte del teatro por orden del emperador Constantino I.
El teatro fue abandonado en el siglo IV d. C. tras la oficialización en el Imperio romano de la religión cristiana, que consideraba inmorales las representaciones teatrales. Tras esto fue parcialmente demolido y enterrado. Durante siglos sólo fueron visibles las gradas, conocidas como las Siete Sillas.
En 1910 se comenzaron las excavaciones arqueológicas y en 1962 se empieza la reconstrucción de la demolida scaena. También los sillares de las gradas, algunos vomitorios y parte de la columnata del peristilo. En 1933 da comienzo el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida que perdura hasta hoy.
Puedes hacer una visita guiada por el teatro y el anfiteatro con la entrada incluida.
Tras la visita al teatro y al anfiteatro, nos fuimos dando un paseo hacia el centro para buscar algún sitio para comer. De camino pasamos por el Templo de Diana.
El templo se construyó en el siglo I d.C. en el foro municipal de Emerita Augusta. Es el único templo religioso romano que se conserva en Mérida. Fue uno de los templos más importantes de la ciudad y, realmente no estaba dedicado al culto a Diana, si no al imperio. Se le llamó templo de Diana en el siglo XVII.
En el siglo XVI se construyó en la sala interior el Palacio del Conde los Corbos, que aunque parezca mentira, es lo que aseguró la conservación del templo sin ser destruido como la mayoría de los edificios arqueológicos.
En junio de 2018 se inauguró un centro de interpretación en el palacio de los Corbos. Éste desarrolla su contenido en torno a la importancia del edificio en época romana y sus usos posteriores.
Comimos algo rápido muy cerca de la Plaza de España y seguimos sin perder tiempo hacia la siguiente visita. Nos fuimos dando un paseo hasta la Casa del Mitreo y área funeraria Los Columbarios.
La Casa del Mitreo es una vivienda construida a finales del siglo I y principios del II d.C. fuera del recinto amurallado de la ciudad. En base a la extensión y a la rica decoración perteneció a una familia de gran importancia dentro de la sociedad de la ciudad.
El conjunto está dispuesto en torno a tres patios. El primero es un atrio tetrástilo con un estanque para recogida de aguas, el impluvium.
En el mismo recinto, tras un agradable paseo entre cipreses, llegamos a los columbarios. Es un espacio abierto en el que se muestra los distintos tipos de ritos funerarios y las variadas formas que han tenido los emeritenses de recordar a sus muertos a lo largo de la historia.
Los columbarios son nichos destinados a contener las urnas cinerarias en los sepulcros de familia de los romanos. La palabra columbarium significa propiamente palomar y de su similitud con los palomares proviene este término.
Siguiendo una vereda, al sur de este conjunto, se encuentran restos de dos mausoleos semisubterráneos con cubierta en bóveda de cañón. Están construidos en hormigón (opus caementicium). Se accedía a éstos a través de unas breves escalerillas. En su interior se aprecian los arcosolios donde pudieron depositarse las urnas cinerarias.
Desde aquí nos dimos otro buen paseo hasta el área arqueológica de La Morería.
Con unos 12.000m² hoy uno de los yacimientos arqueológicos urbanos más grandes de la península y aquí se conserva el tramo de muralla romana más extenso de los sacados a la luz.
Aquí podemos observar la evolución del urbanismo de la ciudad de Mérida desde el siglo I hasta época visigoda. Se pueden apreciar las diferencias entre los tipos de calzada y las viviendas.
En la Casa de “Los Mármoles” se puede apreciar la suntuosidad de la viviendas del siglo III d.C. Fue la época de mayor esplendor de la ciudad. Llegó a tener dos plantas y ocupar una manzana entera.
El yacimiento también se encuentra tachonado de espacios palaciegos de época emiral y humildes viviendas del período califal.
Justo encima se encuentra un edificio oficial de la Junta de Extremadura.
Desde el paseo que hay justo enfrente de “La Morería” podemos divisar el espectacular Puente Romano.
Desde su fundación Mérida era el centro más importante de la red de comunicaciones del oeste de la Península Ibérica. Era parte de la Vía de la Plata que cruzaba Hispania de norte a sur. Para cruzar el río Guadiana se construyó en el siglo I a.C. este impresionante puente. Es el más largo de la antigüedad con 792 metros de longitud.
Desde el Puente Romano, subimos dando un paseo hasta la Basílica de Santa Eulalia. Se trata del primer templo cristiano erigido en Hispania tras la Paz del Emperador Constantino. Es considerado uno de los núcleos más importantes del nacimiento del cristianismo en la Península Ibérica.
En los comienzos de la Edad Media se convirtió en lugar de peregrinaciones que llegaban desde el Occidente Europeo y desde el Norte de África. Al mismo tiempo la noticia del martirio de Santa Eulalia se divulgó por todo el imperio romano. Con sus reliquias se erigieron numerosas iglesias especialmente en la Europa occidental.
El primer templo se construyó en el siglo IV d.C. en los extramuros de la ciudad antigua sobre el túmulo funerario de Santa Eulalia. Está en las inmediaciones del lugar donde, según la tradición, fue inmolada la niña mártir.
El templo actual se levantó en el siglo XIII, sobre la misma planta de la basílica original y reaprovechando algunos materiales. Fue tras la reconquista de Mérida por el rey Alfonso IX de León.
Pero lo más espectacular (para mi gusto) es la cripta, descubierta tras unas excavaciones en 1990. Un impresionante recinto subterráneo en el que han aparecido importantes restos romanos y visigodos. En él destacan los vestigios del primer túmulo funerario o Mausoleo martirial de Santa Eulalia.
Aunque parece ser que en un principio se encontraban aquí de entre los siglos I y III d.C., en el siglo IV se estableció una necrópolis cristiana en la que se levantó un edificio tumulus en memoria de Santa Eulalia de Mérida.
El día empezaba a llegar a su fin. De camino al coche volvimos a pasar por el precioso Templo de Diana y directos a Trujillo. A cenar algo en el mismo sitio de la noche anterior, y a dormir.
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8 de diciembre
Hoy toca visitar la ciudad de Cáceres, a 46 km de Trujillo, una media hora en coche.
Cáceres es el municipio más extenso de España. Es la capital de la provincia homónima desde 1822 y capital judicial de Extremadura desde 1790. Su casco antiguo es uno de los conjuntos urbanos de la Edad Media y del Renacimiento más completos del mundo, por lo que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1986.
Ya en la prehistoria estaba la zona poblada. Dan fe de ello varias cuevas encontradas con restos, como la cueva de Santa Ana, con restos de más de un millón de años de antigüedad; o la cueva de Maltravieso con vestigios pictóricos.
Durante la época romana, la ciudad era conocida como Norba Caesarina, se fundó en el siglo I a.C. por el Procónsul romano Cayo Norbano Flaco y tenía la categoría de Colonia civium Romanorum (colonia romana).
La Colonia pertenecía a la provincia Hispania Vlterior republicana y, desde la reordenación provincial de Hispania realizada por Augusto, a la nueva provincia Lusitania en el año 27 a.C., siendo adscrita en un momento indeterminado entre los imperios de Augusto y de Claudio I al conventus iuridicus Emeritensis, cuya capital era la Colonia Augusta Emerita.
Los romanos ocuparon la ciudad hasta el siglo V cuando los visigodos arrasaron la colonia. Nada se sabe de la ciudad desde entonces y hasta que la refundan los musulmanes en el año 1147 por el primer califa del Imperio almohade, Abd al-Mumin.
El portugués Geraldo Sempavor reconquista para los cristianos Cáceres a mediados del siglo XII, pero una alianza entre Fernando II de León y los almohades dio a los leoneses el control de la ciudad en 1170.
En el año 1174 los almohades arrebatan el control de Cáceres a los leoneses. En 1212, tras la Batalla de las Navas de Tolosa, se conquista Alcántara y se empiezan los asedios a Cáceres. Tras cuatro intentos fallidos (1218, 1222, 1223 y 1225), en 1229 el Reino de León reconquista la ciudad. Tras el fallecimiento del rey Alfonso IX de León en 1230, Cáceres pasa a formar parte de la Corona de Castilla y León, como parte del Reino de León.
Durante la guerra de las Comunidades de Castilla llegó a unirse a las filas rebeldes. El 15 de abril de 1522 el monarca concedió la amnistía a la ciudad, a excepción de los comuneros más comprometidos.
En 1653 la villa de Cáceres adquiere un voto conjunto en las Cortes de Castilla, dando lugar con la compra del voto a la provincia de Extremadura, que en 1822 se dividiría en las de Cáceres y Badajoz.
En 1790 Carlos IV estableció aquí la sede de la Real Audiencia de Extremadura, el máximo órgano judicial de la región, con lo que Cáceres pasa de ser una pequeña villa a una ciudad importante. A principios del siglo XIX, se podían distinguir ya barrios de comerciantes en el casco antiguo de Extramuros, ubicándose sus casas en la Plaza Mayor y en varias vías de sus inmediaciones como Barrionuevo, Empedrada, Parras, Pintores y Santo Domingo.
El casco histórico Cáceres fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1986 por ser uno de los conjuntos monumentales más completos y mejor conservados de Europa y está formado por edificios de la Edad Media y Renacimiento.
Aparcamos en la zona moderna de la ciudad y nos fuimos paseando hasta la Plaza Mayor, En pleno casco antiguo de la ciudad. Desayunamos algo en una terraza, aprovechando el solecillo que hacía y nos fuimos a visitar el riquísimo patrimonio cacereño.
La Plaza Mayor de Cáceres es la entrada a la ciudad monumental. En ella podemos encontrar varios puntos de interés turísticos. A parte de la oficina de turismo en la que poder pedir información.
Lo más llamativo son la Ermita de la Paz y la Torre de Bujaco. La Ermita de la Paz es una ermita construida en el siglo XVIII sobre los restos de una capilla renacentista dedicada a San Benito, por la cofradía de Nuestra Señora de la Paz.
La Torre de Bujaco es uno de los emblemas de Cáceres. Es una construcción árabe y se remonta al siglo XII durante el gobierno de los almohades y se cree que su nombre proviene del califa Abu Ya’qub, el constructor de la torre. Otra versión es que proviene de la palabra buhaco, un muñeco de paja y trapo con la que se comparaba una estatua de Genio andrógino que ocupó el lugar entre 1820 y 1962.
Entre 1672 y 1791 albergó el reloj del ayuntamiento, por lo que se le conocía como la Torre del Reloj. Hoy en día está abierta al turismo y en ella encontramos un centro de interpretación, a parte de subir y divisar las vistas desde lo alto.
Otro punto reseñable es el Arco de la Estrella, la principal puerta de entrada al recinto amurallado. Construida en el siglo XV en el lugar donde se encontraba una portezuela para permitir el paso de los carruajes desde la Plaza Mayor. Al principio se le llamó Puerta Nueva.
El aspecto actual se debe a una remodelación de 1726 por el arquitecto salmantino Manuel de Lara Churriguera por encargo de Bernardino de Carvajal Moctezuma.
La parte externa del arco está coronada por el escudo de Cáceres y la interna, por un templete con una imagen de Nuestra Señora de la Estrella.
Pasando el Arco de la Estrella llegamos a la plaza de Santa María, otra parada importante en el conjunto monumental de Cáceres. Aquí encontramos la Concatedral de Santa María de Cáceres. Construida entre los siglos XV y XVI en estilo gótico tardío sobre una construcción mudéjar del siglo XIII, es el templo más antiguo de Cáceres.
La torre de tres cuerpos fue construida entre 1554 y 1556 por el maestro cacereño Pedro de Ybarra. En el exterior de la torre podemos contemplar una escultura de San Pedro Alcántara, patrón de Extremadura, presidiendo la plaza.
El 3 de junio de 1931 la iglesia fue declarada Monumento Histórico Artístico. En 1957 obtuvo la dignidad de concatedral de la diócesis de Coria-Cáceres siendo su Obispo Manuel Llopis Ivorra, que desde entonces comparte con la Catedral de Coria.
La concatedral se puede visitar y subir a lo alto del campanario para disfrutar de las vistas, por un pequeño donativo de 1€. Nosotros dejamos la visita para esa tarde.
Justo enfrente de la concatedral se encuentra el Palacio Episcopal. Se construyó en varias etapas a partir de 1261 hasta 1587 que se construye la portada de estilo renacentista. En el año 1583 el rey Felipe II “el prudente” (rey de España, Sicilia y Cerdeña) se alojó aquí a su regreso tras su coronación como rey de Portugal.
A un lado se encuentra el Palacio de los Ovando, también de estilo renacentista construido en 1519 y reformado durante el siglo XVIII. Se construyó sobre otra edificación existente del siglo XV, del que aún se conserva pate de la torre integrada en la fachada.
Al otro lado del Palacio Episcopal se encuentra el Palacio de Mayoralgo, construido entre finales del siglo XV y principios del XVI en estilos gótico y renacentista. El palacio conserva un patio en estilo mudéjar del siglo XIV.
Pasamos hasta la contigua plaza de Los Golfines, donde encontramos el Palacio de los Golfines de Abajo. Se trata de una casa fortaleza construida desde finales del siglo XV por Alfonso Golfín hasta la fachada plateresca a principios del siglo XVI por su hijo Sancho de Paredes Golfín.
El palacio se puede visitar, mediante visita guiada por un precio de 2.50€ los adultos y gratis para los menores de 8 años.
Tras el palacio encontramos la plaza de San Jorge. En la que encontramos una escultura de bronce de San Jorge, patrón de la ciudad, matando al dragón.
El edificio más reseñable de la plaza es la Iglesia de San Francisco Javier, también conocida como iglesia de la Preciosa Sangre. Se trata de una iglesia jesuita de estilo barroco construida junto al convento entre 1698 y 1755. Desde 1899 es custodiada por los padres misioneros de la Preciosa Sangre, de ahí el nombre por el que es conocida.
Desde aquí nos fuimos al cercano museo de Cáceres. Éste se ubica en dos edificios históricos: La Casa de las Veletas y la Casa de los Caballos.
La Casa de las Veletas se construyó a partir del año 1477 por Diego Gómez de Torres sobre el solar del antiguo alcázar almohade. Aunque el edificio que vemos hoy en día es obra de Lorenzo de Ulloa del año 1600. La Casa de los Caballos es un edificio del siglo XVI que sirvió en su día como caballerizas de la Casa de las Veletas.
El museo de Cáceres está gestionado por la Junta de Extremadura y se trata de un museo arqueológico, etnográfico y de bellas artes. El precio de la entrada para los ciudadanos de la Unión Europea es gratuita. Para el resto 1.20€ (1.45$). Los domingos es gratuita para todos.
Después de visitar con calma el museo, se había hecho la hora de comer. Nos fuimos paseando buscando algún restaurante. Encontramos uno con buena pinta en la plaza de Santiago. El sitio se llama La Matilda Taberna, que usaba ingredientes de la tierra para elaborar platos modernos. Comimos muy, muy bien y no fue caro.
Ya que estábamos allí, visitamos la iglesia de Santiago. El templo data del siglo XIV aunque algunos documentos sitúan su origen en el siglo XII. En el siglo XVI el maestro Rodrigo Gil de Hontañón se encargó de su restauración añadiendo elementos constructivos y estéticos propios del Renacimiento.
Tras visitar la iglesia, nos fuimos dando un bonito paseo por el conjunto monumental, pasando por diversos edificios como el Palacio de Godoy, construido en 1548 Francisco de Godoy Aldana, militar español que acompañó en la conquista del Perú a Francisco Pizarro y que como consecuencia amasó una gran fortuna.
También pasamos junto al Palacio de Carvajal, de finales del siglo XV, en la que destaca su torre redonda, construcción anterior al palacio y cuyo origen se cree de la época árabe, hacia el siglo XII o XIII.
Así llegamos de nuevo a la Concatedral dispuestos a visitar su interior. Dentro podemos admirar el precioso retablo mayor de estilo plateresco, realizado por Guillén Ferrant y Roque Balduque entre 1547 y 1551, en madera de pino de Flandes y cedro sin policromar.
Desde lo alto del campanario podemos disfrutar de unas espectaculares en 360º de la ciudad monumental.
Después de bajar de la torre nos dirigimos a la muralla para subir a la torre de Bujaco. La entrada nos costó 2€ y las vistas son también bastante espectaculares, aunque son mejores las de la torre de la concatedral.
Nos dimos un último paseo nocturno y nos volvimos a Trujillo, donde volvimos a cenar en el mismo sitio de las noches anteriores. Estando bueno, para que íbamos a buscar otro sitio.
Cenamos y al hotel a descansar.
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9 de diciembre
Hoy toca volver a casa, pero como no tenemos prisa, nos fuimos a visitar Trujillo en más profundidad, visitando el castillo.
Nos levantamos temprano, desayunamos y nos fuimos hacia el centro del pueblo. Subimos a la Plaza Mayor. Aquí, a parte de la iglesia de San Martín, podemos observar algunos edificios reseñables, como el Palacio de los Orellana Toledo, construido hacia el año 1550 para Pedro Suárez de Toledo, regidor de la ciudad de Trujillo y nieto de los Condes de Oropesa, y su esposa doña Juana de Aragón Piccolomini.
También podemos ver el Palacio de los Duques de San Carlos, construido en el siglo XVI en estilo renacentista, sobre una antigua fortaleza visigoda. Hoy en día funciona como convento de las jerónimas.
En la parte sur de la plaza se encuentra el Palacio de la Conquista o palacio de los marqueses de la Conquista, construido en el siglo XVI por Hernando Pizarro y por su esposa y sobrina Francisca Pizarro Yupanqui, hija de Francisco Pizarro. Recibe su nombre debido al título nobiliario de marquesado de la Conquista que recibió la familia Pizarro por su papel protagonista en la campaña de conquista del Perú.
Ese día había en la plaza una especie de feria sobre la aceituna. Habían exposiciones y regalaban latas de aceitunas y más cosas. Como buenos españoles somos amantes de lo gratis, así que en el meollo nos metimos a por aceitunas.
Empezamos la subida al castillo por la calle Ballesteros, donde podemos encontrar la Torre del Alfiler, uno de los símbolos de la ciudad. Es una torre medieval defensiva que formaba parte de la muralla de la alcazaba del castillo.
Subiendo subiendo llegamos por fin al recinto del castillo. Es una fortaleza construida entre los siglos IX y XII en el cerro Cabeza del Zorro, la parte más alta de Trujillo. Del castillo apenas se conservan las murallas y las torres. En la torre del Homenaje se sitúa una pequeña capilla en honor a la Virgen de la Victoria, patrona de Trujillo.
Con esta visita ponemos fin a nuestra visita a tierras extremeñas. Casi 450 km nos quedaban de camino hasta casa.
Extremadura ha sido un destino sorprendente, sobre todo la desconocida Cáceres, una ciudad que te atrapará.
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