Seguimos con nuestro periplo centroeuropeo visitando nuestro último destino, Budapest. La capital de Hungría.
21 de julio
Después de recoger nuestras cosas en el hotel de Viena, nos dirigimos a la estación de ferrocarril Wien Meidling.
Sobre las 16.30, con casi media hora de retraso llegaba nuestro tren. El andén estaba hasta las tachas, no, lo siguiente. Así que tonto el último.
El tren iba llenísimo y era sin numerar, pero encontramos dos sitios juntos y ahí que nos sentamos. Nos descalzamos y me quedo ligeramente dormido.
Como media hora después, me despierta una muchacha, que estábamos en su asiento. WTF?! si son sin numerar… pues no. Había opción (más cara) de asientos numerados y nos habíamos sentado en uno de los vagones reservados. Pues ala, a recoger el chiringuito, y a otro vagón. Conseguimos sitio, pero eso si, uno en cada punta del vagón.
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Iati segurosCasi 3 horas después de salir de Viena, llegamos a la estación Budapest-Keleti. Muy bonita por cierto, inaugurada en 1884 y construida en estilo arquitectónico ecléctico.
Allí mismo decidimos cambiar unos pocos euros por florines. No teníamos nada, por lo que pudiera pasar. Ahora, como siempre, cambiar moneda en estaciones-aeropuertos es un palaco, así que cambiamos lo justo.
A unos 15 minutos andando teníamos el hotel. Elegimos el Novotel Budapest Centrum, un bonito hotel de 4 estrellas por 58€ la noche.
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Dimos un pequeño paseo y nos volvimos al hotel a cenarnos lo que nos había sobrado de la comida y descansamos para madrugar al día siguiente.
22 de julio
Nos levantamos tempranito y nos fuimos, primero, a buscar un sitio donde comprar algo para desayunar. Compramos un café para llevar y algo de bollería en una panadería cercana al hotel.
Lo siguiente fue cambiar más euros por florines. Lo hicimos en un sitio de la misma avenida Rákóczi, en el número 10, en el que nos dieron un muy buen cambio.
Con florines frescos nos fuimos hasta el metro. Allí pillamos un pase de metro para 72 horas por 4.150 florines (unos 11€). Para usarlo, solamente había que enseñarlo a unos vigilantes que se encontraban en las escaleras mecánicas, que miraban el pase sin hacerle mucho caso realmente.
Nos subimos a la línea 2 (Roja) hasta la parada Deák Ferenc tér. Desde allí caminamos unos 5 minutos hasta la Szent István Bazilika, la Basílica de San Esteban.
La Basílica de San Esteban es la co-catedral de la Archidiócesis de Esztergom-Budapest. Fue construida entre 1851 y 1906 en estilo neorrenacentista. Lleva el nombre del rey fundador húngaro, San Esteban, cuya mano derecha, la Santa Derecha, se conserva aquí como una reliquia.
Con una altura de 96 metros, el edificio es uno de los más altos del país.
La entrada es “gratis”, pero se sugiere un donativo de 200 florines (0.56€) o bien, si prefieres dejarlo en euros, son 2€. Ese cambio tan fantástico lo encontraríamos a menudo por toda la ciudad, como por ejemplo en la tienda de recuerdos de la ópera.
Después de visitar la basílica, nos dimos un paseo por la zona hasta llegar al espectacular edificio del Parlamento de Hungría (Országház). Lo visitamos por fuera ya que teníamos entrada para las 16.00.
Nos fuimos a comer temprano para poder estar a tiempo en el Parlamento. Comimos en un sitio que había conocido trasteando por la red llamado Frici Papa kifőzdéje. Un sitio muy barato de comida casera (y con carta en español). Realmente nos sorprendió.
Altamente recomendable. Comimos por menos de 10€ los dos. Comeríamos o cenaríamos allí casi todos los días. Es barato pero asegurarse de llevar cash porque no admiten tarjeta.
Con la barriga bien llena nos volvimos a al Parlamento para visitarlo.
El parlamento de Hungría (Országház) es uno de los edificios públicos más famosos de Budapest. Es sede del Parlamento húngaro y algunas de sus instituciones (como la Biblioteca del Parlamento).
Construido entre 1885 y 1904 en estilos neogótico y ecléctico, su diseño es completamente simétrico. El edificio fue construido para un parlamento bicameral. En el ala norte se encuentra la cámara alta y en la sur la baja. Las dos cámara son un reflejo exacto la una de la otra.
Hoy en día, el salón de la cámara baja se utiliza para las sesiones parlamentarias.
El salón de la cámara alta está abierto a los turistas y en él se celebran reuniones de facciones, conferencias y recepciones.
Curiosamente, la alfombra en el salón de la cámara baja era roja y en la cámara alta era azul, ya que los miembros de la cámara alta eran tradicionalmente nobles, y se pensaba que tenían sangre azul.
La entrada cuesta 2.000 florines (5.70€) y lo mejor es comprarla online con, al menos, un mes de adelanto. Se llena hasta los topes y en la zona de taquilla se junta muchísima gente.
Las excursiones son guiadas y se pueden elegir entre multitud de idiomas, incluido el español.
La visita es algo imprescindible que hacer en Budapest y no te arrepentirás. El edificio por fuera es espectacular, pero el interior te deja sin aliento. Directamente.
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Tras visitar el Parlamento, subimos hasta la parte alta de Buda para hacer una visita que tenía yo muchas ganas: Budavári Labirintus, el laberinto del castillo.
El Laberinto del Castillo de Buda fue creado por la acción del agua caliente de manantial sobre la roca calcárea de la colina del castillo. Está formado por cuevas, sótanos, celdas y manantiales que se extienden a lo largo de más de 1.200 metros de longitud.
En el se encuentra exposiciones de cuando Transilvania formaba parte de Hungría y un apartado específico sobre Vlad Tepes, el conde Drácula. A partir de las 18.00, se apagan las luces. Con un pequeño farolillo puedes recorrer el laberinto en un ambiente tétrico, con niebla y una especie de melodía fúnebre.
Yo no soy nada miedoso pero la verdad es que crean una atmósfera lúgubre que da bastante canguelo. Me encantó.
La entrada cuesta 2.000 florines (5.70€).
A la salida del laberinto, ya algo cansados nos fuimos a buscar un sitio para cenar. Lo hicimos en un sitio justo enfrente del hotel, un restaurante llamado Montenegroi Gurman. Un restaurante de comida montenegrina que estaba muy rico y bastante barato. Unos 10€ dos platos y dos bebidas.
Después de la cena nos fuimos a descansar.
23 de julio
Nos levantamos tempranito y nos fuimos directamente al mercado central (Központi Vásárcsarnok) para visitarlo y desayunar allí.
Fue construido en 1897 según los planos del arquitecto Samu Pecz , profesor de la Universidad Técnica.
Es una de las obras de arquitectura de ladrillo más bellas del historicismo húngaro. Las puertas de piedra de entrada tienen características de estilo neogótico. El techo está cubierto con cerámica de colores de la fábrica Zsolnay en Pécs.
A parte de la bonita fachada tampoco tiene nada más reseñable. Tiene en la planta alta muchísimos puestos de comida, orientados al turismo, que son realmente caros. No caros en comparación con los restaurantes de la ciudad, no; caros a rabiar.
Salimos del turístico mercado central junto al Puente de la Libertad (Szabadság híd). Fue construido entre 1894 y 1896 con el nombre de Francisco José I.
Fue destruido por los alemanes el 16 de enero de 1945 durante la Segunda Guerra Mundial. Pero se reconstruyó en año y medio; y fue reinaugurado en agosto de 1946 con el nombre actual.
Cruzamos el puente y nos subimos en el tranvía 19 hasta la parada Clark Ádam tér. Muy cerca se encuentra el funicular que sube hasta el Castillo de Buda.
El funicular se inauguró en el año 1870, siendo el 2º funicular de Europa. Fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial pero se reconstruyó fiel al modelo original y se reabrió en 1986.
El precio del billete es de 1.100 florines (3€) y desde la cabina se observan una preciosas vistas de la parte de Pest.
Ya las vistas según te bajas del funicular son bastante espectaculares. Unas fotillos y nos fuimos al castillo.
El castillo de Buda (Budai Vár), construido en estilo gótico entre mediados del siglos XIV y XV. Fue el Palacio Real de Hungría.
A partir de 1541, durante la ocupación turca, la condición del palacio comenzó a deteriorarse. Durante el asedio y la recuperación de 1686, se causaron daños muy graves tanto al castillo como a los edificios del Distrito del Castillo.
Hoy en día, el castillo alberga la Biblioteca Nacional Széchényi (desde 1985), así como la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest.
A unos 15 minutos paseando encontramos, primero la iglesia de San Matías (Mátyás Templom), que visitaremos más tarde. Y una de las visitas estrella del Budapest: el Bastión de los Pescadores (Halászbástya).
El Bastión de los Pescadores es uno de los monumentos más famosos de Budapest. Ubicado en el recinto del Castillo de Buda, se extiende a lo largo de 140 metros frente al Danubio.
Sus 7 torretas de estilo neorrománico ofrece unas vistas increíbles del Danubio y de la parte de Pest. Aunque no lo parezca, es una construcción bastante reciente que data del años 1895.
Después de admirar las increíbles vistas nos decidimos a visitar la Iglesia de San Matías (Mátyás Templom). Su nombre oficial es Iglesia de la Asunción en Buda. Es una iglesia católica neogótica fundada según se cree por San Esteban en el año 1015 pero no se conservan textos que lo indiquen. Si que hay textos que indican que su fundación data del año 1255.
Durante el asedio de Budapest durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio sufrió graves daños. El edificio se reconstruyó entre 1950 y 1970; y en 1984 se completó la reconstrucció del gran órgano.
La entrada cuesta 1.200 florines (3.40€) y se compran en unas taquillas que hay enfrente del templo.
La iglesia por dentro es espectacular y es una de las visitas imprescindibles en Budapest.
Después de visitar tranquilamente el templo, nos dimos otro paseo por la ciudadela. Bajamos dando un paseo hasta llegar a la ribera del Danubio.
Nos fuimos a comer al Frici Papa kifőzdéje y luego nos fuimos a disfrutar de lo mejor que tiene Budapest: las termas.
Elegimos los baños que seguramente son los más famosos, los de Széchenyi (Széchenyi Gyógyfürdő és Uszoda). Inaugurados en el año 1913 son los baños públicos más grandes de Budapest.
Está construido en estilo neobarroco y la verdad es que el complejo es precioso y muy señorial. Consta de 3 piscinas exteriores y 15 cubiertas con aguas de diferentes temperaturas.
El precio de la entrada es de 4.100 florines (11.40€). Puedes alquilar también bañador y toallas por si no llevas. Nosotros alquilamos las toallas y nos costaron 700 florines (2€). También tienen diferentes servicios de masajes que se contratan a parte.
La verdad es que es una maravilla y te deja el cuerpo como nuevo. Tengo muchas ganas de volver pero en invierno. Estar en esas piscinas exteriores mientras nieva tiene que ser de lo más espectacular.
Después del relax, nos dimos un pequeño paseo por el parque y nos sentamos en una terracita a tomar algo. Ese algo consistió en un palinka, un licor tradicional hecho a partir de diversas frutas como ciruela, pera, albaricoque, o melocotón.
Yo lo elegí de melocotón, y como decía el camarero, no se toma solo, tiene que ir acompañado de una buena jarra de cerveza. Así que, ambas me pedí.
Yo no se la dureza que tiene el palinka pero, entre el chupito y la jarra de cerveza, me pillé una torta que me dobló.
Estando un pelín perjudicado, nos fuimos a cenar algo ligero pero que me quitara la toña y a la cama a descansar.
24 de julio
Nos levantamos temprano para variar y nos vamos a la calle y desayunamos de camino a la Ópera de Budapest.
La Ópera Nacional de Hungría (Magyar Állami Operaház) es uno de los monumentos más importantes del siglo XIX en Budapest. Fue construida en estilo neorrenacentista según los planos de Miklós Ybl entre 1875 y 1884.
Afortunadamente el edificio nos sufrió graves daños durante la Segunda Guerra Mundial, así que pudo ser rápidamente reparada.
El interior de la ópera se pude visitar mediante visitas guiadas en varios idiomas incluido el español. Las visitas en español son a las 15.00 y a las 16.00 y duran alrededor de una hora y media.
Compramos nuestras entradas por 2.800 florines (7.95€) para las 16.00 y nos fuimos con la música a otra parte.
Como era temprano, decidimos visitar la Casa del Terror (Terror Háza). A pesar del nombre, no es una atracción de feria. Se trata de un museo que contiene exposiciones relacionadas con los regímenes dictatoriales fascista y comunista de Hungría en el siglo XX. Es también una conmemoración a sus víctimas, incluyendo aquellos detenidos, interrogados, torturados o ejecutados en este edificio.
El precio de la entrada es de 2.000 florines (5.70€) más 1.500 florines por la audioguía (4.30€). Con ella puede visitar tanto la exposición permanente como la temporal, aunque la temporal se puede hacer de forma gratuita.
La verdad es que el nombre del museo le hace justicia ya que lo que se puede aprender aquí es verdaderamente horroroso. El ser humano pude ser muy cruel y no aprendemos nunca. Por cierto, no se pueden sacar fotos en su interior, así que no tengo ninguna para colgar.
Tras la visita al museo, nos fuimos a comer al cercano Frici Papa kifőzdéje (como no) y de aquí nos fuimos a la Ópera Nacional de Hungría para la visita.
El interior de la ópera es realmente espectacular, no tiene nada que envidiar a su hermana de Viena aunque esta es bastante más pequeña.
Al salir de la ópera, nos subimos al metro y nos fuimos hasta la Plaza de los Héroes (Hősök tere). Se encuentra al final de la avenida Andrássy y es la plaza más importante de la ciudad.
La plaza se inauguró en 1896 para conmemorar el milenio de la fundación del país. En ella se encuentra el monumento al milenio con las estatuas de los sietes reyes magiares fundadores de la ciudad y, en el centro, el Arcángel Gabriel.
En 1929 se instaló el monumento conmemorativo a los soldados caídos en la Primera Guerra Mundial y a partir de 1932, se le cambió el nombre a Plaza de los Héroes.
La plaza se encuentra flanqueada por dos edificios monumentales, el Museo de Bellas Artes (Szépművészeti Múzeum) y la Galería de Arte Mücsarnok.
El museo de Bellas Artes (Szépművészeti Múzeum) fue construido entre 1900 y 1906 en estilo neorrenacentista y neoclásico según los planos de Albert Schickedanz y Ferenc Herzog Fülöp.
La Galería de Arte Mücsarnok fue construida entre 1895 y 1896 en estilo neoclásico por los mismos arquitectos que el museo de bellas artes, Albert Schickedanz y Ferenc Herzog Fülöp. Se trata de la sala de exposiciones más grande de Budapest.
El conjunto de la plaza y los dos museos fueron proclamados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2002.
Desde la Plaza de los Héroes nos acercamos al Castillo de Vajdahunyad (Vajdahunyad vára). Fue construido entre 1904 y 1908 en estilos renacentista y barroco. Es una réplica del Castillo Hunyad en Hunedoara (Rumanía). Hoy en día alberga el Museo de la Agricultura de Hungría.
El castillo se encuentra en el parque Városliget, donde se encuentran los baños de Széchenyi que visitamos el día anterior. Aunque esta vez fuimos a ver la espectacular fachada principal (entramos a los baños por la trasera).
Tras un bonito paseo por el parque volvimos al metro en la Plaza de los Héroes. Nos fuimos hasta la ribera del río Danubio, a dar un agradable paseo nocturno admirando el imponente edificio del Parlamento y las bandadas gigantescas de murciélagos volando a su alrededor.
Desde la ribera de la parte de Pest, se observan unas increíbles imágenes de los monumentos de Buda iluminados. Es un espectáculo grandioso.
Después de aquí, cenamos algo ligero y nos fuimos descansar hasta el día siguiente.
25 de julio
Como no, nos levantamos tempranito para aprovechar el último día en Budapest. Nos fuimos camino de la catedral a contemplar tranquilamente el exterior ya que, el primer día llovía y era bastante incómodo.
Desde aquí nos fuimos dando un paseo a la Gran Sinagoga (Dohány utcai Zsinagóga). Se construyó entre 1854 y 1859 en estilo morisco por el arquitecto Ludwig Förster y es la sinagoga más grande de Europa y la segunda más grande del mundo (después de la de Jerusalén).
Entre 1929 y 1932 se renovaron todos los alrededores de la sinagoga y fue entonces cuando se erigió el actual Museo Judío (Magyar Zsidó Múzeum és Levéltár) y la Iglesia de los Héroes, que conserva la memoria de los héroes judíos de la Primera Guerra Mundial.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis hicieron de los alrededores de la sinagoga un ghetto judío que posteriormente se convirtió en un campo de concentración. Miles de judíos fueron enviados desde aquí a los campos de exterminio.
Aquí murieron más de 2.000 personas que fueron enterradas en los jardines de la Gran Sinagoga. Aún se conservan muchas tumbas hoy en día.
En 1991 se instaló un monumento en forma de sauce llorón conocido como el Árbol de la Vida en el que hay un nombre de una persona judía asesinada durante el holocausto en cada hoja.
Para entrar hay que pasar un control de seguridad bastante estricto. En el proveen de una Kipá a los hombres que es de uso obligatorio y a las mujeres, que deben llevar los hombros y las piernas tapados. A mi pareja le dejaron allí mismo un pañuelo para los hombros ya que los llevaba descubiertos.
El precio de la entrada es de 2.600 florines (7.40€) y es una de las visitas imprescindibles de Budapest.
La visita por libre puede durar alrededor de una hora.
Tras esta visita, nos cogimos el tranvía hasta la estación Szent Gellért tér, al otro lado del río. Íbamos a visitar una de las iglesias más curiosas que hemos visto nunca: la Iglesia Rupestre.
La Iglesia Rupestre (Gellérthegyi Barlang) es parte de una red de cuevas dentro de la colina Gellért. La cueva también se conoce como “Cueva de San Iván” (Szent Iván-barlang), en relación con un ermitaño que vivía allí y se cree que utilizó el agua termal natural de un lago fangoso al lado de la cueva para curar a los enfermos.
Después de su consagración en 1926, sirvió como capilla y monasterio hasta 1951. Durante este tiempo, también sirvió como hospital de campaña para el ejército de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras la liberación del país por el ejército soviético, la iglesia siguió con sus actos religiosos hasta 1951, cuando el gobierno del país decidió clausurarla en una cruzada contra las creencias religiosas. Los monjes fueron encarcelados y el superior, condenado a muerte.
Tras la caída del telón de acero en 1989, la iglesia fue reabierta y restaurada en 1992. Hoy en día los monjes continúan realizando funciones religiosas, aunque la cueva también se ha convertido en una atracción turística.
La entrada cuesta 500 florines (1.40€) y la verdad es que es una visita muy, muy interesante. En la salida se encuentra una estatua del rey San Esteban y una buena panorámica del puente Szabadsag.
Tras salir de la Iglesia Rupestre, nos fuimos dando un buen paseo por la ribera del río hasta el Puente de las Cadenas (Széchenyi Lánchíd).
El Puente de las Cadenas fue diseñado por el ingeniero inglés William Tierney Clark y construido por el ingeniero escocés Adam Clark. Fue el primer puente permanente sobre el Danubio en Hungría y fue inaugurado 1849.
Cruzamos el puente y nos ponemos en camino dirección al Parlamento.
Más o menos a mitad de camino, se encuentra un monumento sobrecogedor, los Zapatos en la Orilla del Danubio (Cipők a Duna-parton). Fue inaugurado en el año 2005 y fue creado para honrar la memoria a los judíos que fueron asesinados por los milicianos fascistas del partido de la Cruz Flechada durante la Segunda Guerra Mundial.
Les ordenaron que se quitaran los zapatos y les dispararon al borde del agua para que sus cuerpos cayeran al río y se los llevaran. Representa sus zapatos dejados en la orilla.
Desde aquí nos dedicamos a contemplar la monumental ribera de Buda del Danubio y sacar muchas fotos.
Ya se había hecho la hora de comer, así que fuimos esta vez a un local de cadena de pollo frito para cambiar un poco.
Después de la comida nos fuimos de nuevo hasta la orilla del Danubio para hacer un crucero turístico.
El crucero nos costó 5.980 florines en total (17€) dos pasajeros más dos audioguías (en español).
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El crucero te da una vuelta bastante larga mientras te va comentando historia de la ciudad y del río. Muy interesante.
Al finalizar el tour, decidimos subir a admirar las vistas del atardecer desde el Bastión de los pescadores por última vez.
Alargamos todo lo posible el paseo, con mucha pena de tener que volver a España a la mañana siguiente.
Volvimos a cenar… adivina donde… ¡ Premio! al Frici Papa kifőzdéje.
26 de julio
Nos levantamos sobre las 6.30 y salimos ligerito hacia la estación de metro, nos subimos en la línea 2 hasta la estación Deák Ferenc tér. Hicimos transbordo a la línea 3 hasta la estación Kőbánya-Kispest y allí nos cogimos el bus 200E hasta el aeropuerto. Todo este trayecto tiene una duración de algo menos de una hora.
Ya en el aeropuerto, los vuelos de Ryanair salen desde la terminal 2B. Nuestra sorpresa fue que, al llamarnos a embarcar, nos hicieron salir fuera de la terminal a una especie de barracón con techo de uralita en la que tuvimos que hacer cola con un calor terrible sin aire acondicionado. Imaginamos que en invierno hará un frío de mil demonios allí.
Sobre las 10.30 salió el vuelo relativamente puntual hacia el aeropuerto de Barajas al que llegamos sobre las 14.00.
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