Seguimos en Francia. Hoy nos vamos a Lille donde nos espera una amiga para pasar varios días recorriendo el norte del país. A las 11.46 tomamos el TGV que sale de la estación París Nord. Una hora después llegamos a la estación de Lille.
24 de julio
Lille es la capital de la región de Alta Francia. Se desarrolló economicamente en la década de 1990 gracias a la construcción del barrio de negocios Euralille y la llegada de los Trenes de Gran Velocidad y los Eurostar.
La zona ya estaba habitada hacia el año 2.000 a.C. por los restos encontrados a orillas del río Deûle.
Tras la conquista romana de la Galia, los asentamientos del río Deûle crecieron aunque lo que hoy es Lille, no era más que un grupo diseminado de núcleos de población unidos por carreteras secundarias.
A finales del siglo V a. C., un núcleo ubicado en la orilla oriental del río empezó a crecer lentamente, siendo el más denso de todas las poblaciones de los alrededores.
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Tras la caída del Imperio romano, el emplazamiento de la ribera oriental del Deûle fue aglutinando los núcleos habitados de los alrededores.
El origen de la ciudad de Lille viene narrado por la leyenda medieval de “Lydéric y Phinaert”.
Dicha leyenda cuenta que Lydéric era el hijo de Salvaert y Ermengaert, príncipes de Dijon. Cuando se dirigían estos a Inglaterra para engendrar a su futuro hijo, fueron apresados por Phinaert, gigante y señor de las tierras de la actual Lille, que ejecutó además a Salvaert. Ermengaert pudo huir. Antes de fallecer, dio a luz a Lydéric, que tuvo que criarse con un ermitaño, huyendo del gigante. Cuando Lydéric creció, asesinó a Phinaert en venganza por la muerte de sus progenitores. Este recibió las tierras del gigante, donde fundó en el 640 la ciudad de L’Ile, del que según la leyenda deriva el nombre de Lille.
Nos vamos al hotel a hacer el check in. Elegimos el Citadines City Centre, junto a la estación de tren. Un pequeño apartamento con cocina. Estaba muy bien y nos costó 64€ por noche.
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Iati segurosDe aquí nos fuimos a comer y luego a dar un paseo por la ciudad. Comimos en un sitio llamado L’Estaminet Gantois. Estaba muy rico y no era excesivamente caro para ser Francia.
Dimos una vuelta por la Grand’Place, también llamada Place du Général de Gaulle, que era nativo de Lille. Es el punto de encuentro principal para los vecinos de Lille.
La plaza se remonta a los orígenes de la ciudad, hacia el año 1066, en la encrucijada de las principales ferias entre el Norte y el Sur. Dedica al comercio, del cual la Antigua Bolsa de Valores (Vieille Bourse de Lille) sigue siendo el símbolo más representativo.
Está dominado por cuatro mujeres. La Diosa en su centro que conmemora el asedio de Lille por los austriacos en 1792 y las tres mujeres que coronan el edificio de la Voix du Nord. Estas tres gracias representan las tres provincias de la región: Artois, Flandes y Henao.
La Antigua Bolsa de Valores (Vieille Bourse) construida entre 1652 y 1653 por Julien Destrée, está considerada como el monumento más bello de la ciudad. La verdad es que el edificio es bastante espectacular. En el patio interior se encuentran multitud de puestos de venta de libros usados.
Detrás de la Grand Place, atravesando la Vieille Bourse, llegamos a la Place du Théâtre. La plaza debe su nombre al antiguo teatro que bordeaba la plaza y que se perdió durante un incendio en 1903. En su lugar se construyó la actual Ópera de Lille. El actual edificio es de estilo neoclásico fue construido entre 1907 y 1913, e inaugurado en 1923.
La historia de la Place du Théâtre está íntimamente ligada a la de la Place du Général de Gaulle (Grand Place). Fue hasta 1652, fecha de la creación de la Bourse du Commerce, llamada ” Vieille Bourse “. Antes de la construcción del intercambio comercial, ” Vieille Bourse “, los dos lugares formaban solo uno.
Junto a la ópera se encuentra la Beffroi de la Chambre de Commerce de Lille, la nueva Cámara de Comercio. Se construyó en 1921 en estilo neorregionalista, inspirado en la arquitectura flamenca de los siglos XVII y XVIII para reemplazar la Antigua Bolsa de Valores, que se había vuelto demasiado pequeña. Su campanario, de 76 metros de altura, tiene un timbre con 25 campanas, de donde proviene la música de P’tit Quinquin, que se realiza cada mediodía.
A cinco minutos paseando de la Place du Théâtre se encuentra la Catedral de Notre-Dame-de-la-Treille. Construida entre 1854 y 1999 en estilo neogótico, se encuentra en el sitio donde se encontraba la antigua motte castrale, en el que aún se encuentra el campanario Saint-Nicolas.
La catedral por dentro es bastante impresionante, con unos mosaicos preciosos en el suelo. Hay que visitarla que, además, es gratis.
Después de recorrer el interior de la catedral, nos dispusimos a merendar algo en un sitio cercano llamado Pâtisserie Méert. Un sitio con un aspecto impresionante y con unos dulces de escándalo. Aunque es bastante caro pero, un día es un día.
Después de reponer (innecesariamente) fuerzas, nos fuimos hasta la Ciudadela de Lille. Diseñada y construida por Vauban entre 1667 y 1670, simboliza la conquista de la ciudad por Luis XIV. Este ordenó su construcción para la consolidación de la defensa de la frontera de Flandes.
Con sus cinco bastiones forma una defensa en forma de estrella, protege una pequeña ciudad interior. La puerta principal todavía tiene una inscripción latina en homenaje al Rey Sol.
Tras visitar la ciudadela nos fuimos a descansar un poco hasta la hora de la cena. Para cenar hicimos reserva en un restaurante llamado La Bastide 48. Un sitio bastante lujosete pero que cenamos de escándalo. Luego de la cena un pequeño paseo y a dormir que al día siguiente nos esperaba un día largo.
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25 de julio
Nos levantamos bien temprano y nos vamos a la oficina de alquiler a por el coche. Lo recogemos y salimos hacia Ypres, a 39 kilómetros de Lille.
Ypres es una pequeña ciudad en el noroeste de Bélgica en la región de Westhoek en provincia de Flandes Occidental.
Ciudad muy próspera durante la Edad Media gracias a la industria textil. Tristemente famosa por ser uno de los frentes más violentos y duraderos de la primera guerra mundial. Tuvieron lugar 4 batallas importantes en las que murieron casi 2 millones de soldados de ambos bandos en menos de cuatro años.
En los campos de batalla alrededor de Ypres, usaron los alemanes el 22 de abril de 1915 por primera vez gas venenoso como armamento químico.
Antes de llegar a Ypres tuvimos un pequeño problema. El gps se empeñaba a llevarnos a una carretera cortada ya cerca de la frontera entre Francia y Bélgica. Hiciéramos lo que hiciéramos, acabábamos en el mismo punto. Con eso de que no existía el roaming (siendo de pago…) no quedó más remedio que usar la orientación y dar un buen rodeo, pero terminamos llegando.
Al bajarnos del coche, el frío inesperado nos dio un buen leñazo. Tan sorpresivo fue, que nuestros acompañantes tuvieron que entrar a una tienda a comprar unas sudaderas.
Nada más aparcar, nos dirigimos a la Grote Markt. Pero antes pasábamos por la Sint-Pieterskerk, una pequeña iglesia gótica-románica fundada en el año 1073 por el conde flamenco Robrecht de Fries. En el año 1638 se quemó la torre y no fue reconstruida hasta el año 1868. Durante la Primera Guerra Mundial, la iglesia, como el resto de Ypres, fue completamente destruida.
Siguiendo por la misma calle, llegamos a la Grote Markt. Allí encontramos el espectacular edificio Lakenhalle (lonja de paños).
Es uno de los edificios civiles más grandes de Europa de estilo gótico. Se construyó entre 1230 y 1304. El campanario de 70 metros de altura se construyó a partir de 1250 como un signo del poder de la burguesía. En el lado este, el Gulden Halleke fue construido contra el complejo del salón en 1360, reemplazado en 1620 por el Nieuwerck.
El edificio fue completamente destruido durante la Primera Guerra Mundial y luego reconstruido. La sala de tela restaurada se completó en 1967. Los arquitectos, incluido Jules Coomans, optaron por una reconstrucción fiel de la situación anterior a la guerra.
En la parte inferior de los pasillos de tela, las piedras originales aún son visibles, estas son las más grandes. Cuanto más se sube, más pequeñas se vuelven las piedras.
El edificio es realmente espectacular, cuesta creer que esté un una ciudad tan pequeña. En el edificio podemos encontrar la oficina de turismo y el museo In Flanders Fields Museum, dedicado al estudio de la Primera Guerra Mundial.
Tras el espectacular edificio se encuentra la Sint-Maartenskathedraal, la antigua catedral de San Martín. Construida entre 1230 y 1370, sustituyó a una pequeña iglesia románica del sigo X que se encontraba en el lugar.
Muy cerca de la Grote Markt se encuentra la Menenpoort o Puerta de Menin. Es una puerta construida por los británicos en 1927 en el lado este de la ciudad, como “monumento a los desaparecidos”.
En su interior se encuentran grabados los 54.896 nombres de los soldados británicos desaparecidos durante la Primera Guerra Mundial.
El nombre se refiere a la ciudad de Menen, una ciudad a la que se puede llegar desde el centro de Ypres a través de la Puerta Menin. La puerta es uno de los memoriales de la Comisión de tumbas de guerra de la Commonwealth para los desaparecidos.
Todos los días a las 8 de la tarde se lleva a cabo el “último mensaje” en memoria de los caídos.
Como ya iba siendo hora de comer, nos dispusimos a buscar algún sitio abierto. Para ello volvimos hacia la zona del Lakenhalle.
De camino pasamos por el Monumento a las víctimas de la guerra de Ypres, dedicado a las 155 víctimas civiles y militares de Ypres que murieron en la Primera Guerra Mundial.
También hay 21 nombres en dos placas dedicadas a las víctimas posteriores que murieron durante la Segunda Guerra Mundial cuando Ypres fue ocupada por las fuerzas alemanas entre 1940 y 1945.
Comimos en un sitio llamado ;t Ganzeke (juraito que se llama así, no he tocado letras de más sin querer), un restaurante enorme y que estaba casi lleno. Comimos muy bien y no fue demasiado caro.
Con fuerzas renovadas nos volvimos a Francia y nos fuimos hasta Mont Saint Eloi (80km) para visitar las ruinas de su abadía.
La Abadía de Saint Eloi fue fundada en lo alto de la colina en 1066 por el obispo de Arras, Lietbertus. Ya había servido como lugar de culto siglos antes.
Toda la abadía fue completamente renovada en el estilo clasicista entre 1733 y 1765. Después de la Revolución Francesa fue vendida. El comprador demolió los edificios para obtener materiales de construcción. Hoy en día solo se conservan dos torres que están protegidas desde 1836.
Desde aquí nos fuimos a Mémorial “Flambeau de la Paix” (la Antorcha De La Paz) en Neuville-Saint-Vaast a 4km.
Es una mano monumental que se levanta del suelo con una antorcha. Simboliza el renacimiento después de la agitación de la Gran Guerra de Neuville-Saint-Vaast.
Ocupada y fortificada poderosamente por los alemanes desde octubre de 1914, esta ciudad fue tomada por las tropas francesas en 1915, casa tras casa, después de dos semanas de furiosos combates que costaron la vida de más de 5.000 hombres y dejaron solo ruinas.
El monumento se encuentra justo enfrente del museo militar.
Luego nos fuimos hasta la Nécropole Nationale de Notre-Dame-de-Lorette, a 8km.
Es un cementerio y monumento militar inaugurado en 1925. En el descansan casi 45.000 combatientes franceses, de los cuales 20.000 lo hacen en tumbas individuales. Perdieron la vida en el frente entre octubre de 1914 y Septiembre de 1915. Con 25 hectáreas de superficie, es la mayor necrópolis militar francesa.
La verdad que el recinto es sobrecogedor. Esa extensión tan grande repleta de cruces… Se me pone el pelo de punta de recordarlo.
Justo enfrente, el 11 de noviembre de 2014, en el centenario de la Gran Guerra, se inaugura un monumento internacional con los nombres de 600,000 soldados que cayeron en el suelo del Norte y de Pas-de-Calais entre 1914 y 1918 llamado Anneau de la Mémoire (anillo de la memoria).
Después de la sobrecogedora visita, volvimos al coche para ir a Arrás, a 15km, que es donde íbamos a pasar la noche. Pero de camino paramos un momento en el Cabaret-Rouge British Cemetery.
Su curioso nombre viene de un pequeño café que se encontraba aquí y fue destruido durante los bombardeos de 1915. Además de dar su nombre a este sector, también se lo dio a una trinchera de comunicación que llevó a las tropas a la línea del frente.
Los soldados de la Commonwealth comenzaron a enterrar a sus camaradas caídos aquí en marzo de 1916. En él hay enterrados 6.725 soldados británicos, 749 canadienses, 116 australianos, 7 neozelandeses, 43 sudafricanos, 15 indúes y 4 alemanes.
Ya de aquí si nos fuimos directos a Arrás, la capital histórica y administrativa del departamento de Pas-de-Calais. Existente desde el periodo galo cuando los Atrebates se establecieron en Artois comenzó su desarrollo cuando los romanos conquistaron la región en el año 56 a.C. Aunque se sabe que ya había neandertales habitando la zona hace 200.000 años.
Arrás es conocida por sus dos magníficas plazas barrocas que forman un conjunto arquitectónico único en el mundo, su campanario y su Ciudadela, ambas clasificadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Con 225 edificios protegidos como monumentos históricos, Arrás es la ciudad con la mayor densidad de monumentos en Francia.
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Dejamos la cosas en el hotel, que elegimos el ibis Arras Centre Les Places, en pleno centro entre la Place des Héros y la Grand Place. La habitación era diminuta pero estaba bien puesta y era relativamente barato.
Enseguida nos fuimos a visitar la ciudad. Empezamos por la Place des Héros.
Ubicada en el centro de Arras, entre el ayuntamiento con su campanario municipal y la rue de la Taillerie que lo conecta con la Grand Place. Anteriormente conocida como Petite Place, se le cambió el nombre a Place des Héros en 1945 como homenaje a los combatientes de la resistencia de la ciudad que fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.
En la plaza se encuentra Hôtel de Ville d’Arras, el ayuntamiento de la ciudad. Su construcción empezó en el año 1501. El edificio fue destruido durante la Primera Guerra Mundia y fue reconstruido exactamente igual. Destaca su espectacular campanario de 75 metros de altura.
Muy cerca se encuentra la Église Saint-Jean-Baptiste d’Arras, de estilo gótico extravagante, construida en 1920 para sustituir la iglesia del siglo XVI que había en el lugar y que fue destruida durante la Primera Guerra Mundial.
Ya a la hora de cenar, entramos a un sitio que había visto trasteando por internet. Se llama L’Ami Bidasse’, metido en un sótano en la calle Rue de la Taillerie, sirve comida típica de Francia a muy buen precio.
Después de cenar nos dimos un último paseillo por la Place des Héros y a dormir para poder madrugar.
26 de julio
Hoy, por motivos personales tuvimos que cancelar el plan del día. Tuvimos que salir corriendo a Bruselas a llevar a nuestros amigos al aeropuerto que tenían que volverse a España.
A la vuelta hacia Lille, como nos pillaba de camino, decidimos visitar Gante. Cuando estuvimos en Bélgica tuvimos que desecharla por falta de tiempo.
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Pero antes, para comer se nos hacía demasiado tarde decidimos parar en un pueblo a mitad de camino llamado Ternat. Hicimos todo un descubrimiento, un sitio cuyo nombre no recuerdo y no consigo encontrar en google maps. No se si seguirá abierto, donde nos comimos una hamburguesa exquisita.
El que señor nos atendió, que tenía pinta de ser el dueño, por señas nos consiguió explicar que sólo hablaba neerlandés y la carta estaba solo en ese idioma. En Bélgica a las 3 de la tarde ya tenía que ser lo que fuera. Así que señalamos con el dedo una hamburguesa al azar y ¡PREMIO! Estaba brutal. El hombre, para no hablar el mismo idioma era realmente agradable y simpático.
Con el estómago bien lleno, nos pusimos de nuevo en camino a Gante.
Nada más aparcar, nos fuimos en busca de un café a ver si era menos perro que en Francia y si, estaba bastante bueno. Lo tomamos en un sitio llamado Vooruit cafe, en un edificio muy chulo llamado Vooruit, que es una sala de eventos.
Gante es la capital de la provincia belga de Flandes Oriental. Surgió de las áreas residenciales celtas en el área de la confluencia de Leie y Scheldt . En la Edad Media, bajo el impulso de una próspera industria de la lana, Gante se convirtió en una de las ciudades más grandes de Europa.
En esos día debía haber algún festival de música ya que habían escenarios por toda la ciudad en la que habían grupos tocando música de varios estilos.
Paseando llegamos hasta la Sint-Baafskathedraal, la Catedral de San Bavón. Fue originalmente una iglesia parroquial dedicada a Juan el Bautista. En 942, Transmar, el obispo de Tournai, consagró la iglesia como la Iglesia de San Juan de la que hoy en día solo se conserva la cripta.
La construcción de la actual se realizó en tres fases desde el siglo XII hasta su finalización con la construcción de la nave a partir de 1533.
Cuando visitamos la ciudad estaba tapada por completo por restauración. Una pena.
Un poco más adelante se encuentra el Het Belfort van Gent, el campanario de Gante, un gran campanario que data del siglo XIV. Con 95 metros de altura forma parte de las “Tres Torens” (tres torres) emblemáticas del centro histórico de Gante, junto con las torres de la Sint-Baafskathedraal (catedral de San Bavón) y la Sint-Niklaaskerk (iglesia de San Nicolás).
Enfrente de Het Belfort van Gent se encuentra Sint-Niklaaskerk (iglesia de San Nicolás). Construida entre los siglos XIII y XV para sustituir la antigua iglesia románica, esta iglesia de estilo gótico escalda, es uno de los edificios más antiguos de la ciudad.
Muy cerquita está el Sint-Michielsbrug (puente de San Miguel) y junto a él, el espectacular Oud Postgebouw, el antiguo edificio de correos, diseñado por el arquitecto Louis Cloquet y construido entre el año 1900 y 1908.
Desde el año 1998 que fue vendido por correos, se ha convertido en un centro comercial en su planta baja y apartamentos el la alta. Tienen pinta de ser baratos.
Cruzando el puente llegamos sobre el río Lys, llegamos a Sint-Michielskerk (iglesia de San Miguel). Fue construida entre 1440 y 1825 en estilo gótico tardío.
En este punto nos dimos la vuelta y nos fuimos a descansar un poco disfrutando de la música en directo que había en un escenario en la ribera del río.
Después del descanso, nos fuimos abriendo camino entre la multitud. Volvimos a cruzar el río, esta vez por el puente Grasbrug y para llegar al Groot Vleeshuis, una lonja de carne ya existente en documentos del año 1251. El edificio actual es una restauración para la exposición mundial de 1913, idéntica al edificio existente en 1744. El edificio ahora se utiliza como centro de promoción de productos regionales de Flandes Oriental.
Cruzando el puente Vleeshuisbrug llegamos al Gravensteen, el Castillo de los Condes de Gante. Construido en el año 1180 por orden del conde Felipe de Alsacia para sustituir el castillo anterior que se encontraba en el mismos sitio que éste, es el único castillo medieval que queda en Flandes con un sistema de defensa casi intacto.
Actualmente se pueden visitar la caseta de vigilancia, la muralla, la torre del homenaje, la residencia del conde y los establos. La entrada con audioguía cuesta 12€.
Como empezaba a hacerse tarde, nos fuimos dando un paseo dirección al coche. De camino pasamos por el Stadhuis Gent, el ayuntamiento de Gante.
La fachada del lado de la Hoogpoort muestra el tardío gótico flamígero de principios del siglo XVI. Esta contrasta fuertemente con el estilo renacentista de la fachada de la Botermarkt.
En esta ala más reciente (1559-1618) se ven columnas de tres cuartos y pilastras dóricas, jónicas y corintias, inspiradas en los palacios italianos.
Llegamos al coche y nos volvemos a Francia, nos vamos hasta Lille (72km). El hotel era el mismo de la noche anterior que pasamos en la ciudad.
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27 de julio
Toca volver a madrugar y ponernos en ruta, que hay mucho camino que recorrer.
La primera parada: Mémorial Neuve Chapelle a 36km en la localidad de Richebourg. Este monumento rinde homenaje a la memoria de los 10.000 soldados indios que murieron en Francia durante la Primera Guerra Mundial , y particularmente durante la batalla de Neuve-Chapelle. Fue inaugurado el 7 de octubre de 1927.
La siguiente parada es el Mémorial national du Canada à Vimy a 27km. Es un impresionante monumento inaugurado el 26 de julio de 1936. Honra la memoria de los 66.000 soldados canadienses que murieron durante la Primera Guerra Mundial. Especialmente a los 11.285 en la batalla de Vimy Ridge en este mismo lugar.
Impacta muchísimo ver muchas vallas con carteles de aviso de no traspasarlas ya que aún quedan minas sin detonar y puede ser peligroso. Más de 100 años después.
Justo enfrente se encuentra el Monumento a la División Marroquí, mucho más modesto que el anterior, para rendir homenaje a los soldados de Marruecos que perdieron la vida en la Gran Guerra.
Muy cerquita, a menos de 1km se encuentra Centre d’accueil et d’éducation du Mémorial national du Canada à Vimy, un museo militar. A su lado, parte de las trincheras de la Primera Guerra Mundial que se conservan. También podemos observar varios cráteres de las bombas lanzadas sobre el terreno en la zona.
Desde aquí tomamos rumbo al sur. Hicimos una parada técnica en Arras a 11km para comernos un kebab y seguimos hasta Thiepval, a 37km para visitar el Thiepval Memorial.
Es un memorial dedciado a los ejércitos franco-británicos y a los soldados británicos caídos durante la batalla del Somne en la segunda mitad de 1916. Se inauguró en el año 1932 ante la presencia del Presidente de la República de Francia Albert Lebrun y el, entonces príncipe de Gales, el futuro Eduardo VIII.
En el se encuentran inscritos actualmente 72.244 nombres. La mala suerte quiso que estuviera en restauración y estuviera parcialmente tapado por andamios.
A 10 minutos en coche se encuentra la Ulster Tower. Inaugurada el 19 de noviembre de 1921 fue uno de los primeros monumentos conmemorativos en erigirse en el frente occidental y homenajea a todos los soldados del Ulster y en especial a los de la 36ª división que sirvieron en la Gran Guerra. Está inspirada en la Torre de Helen que se encuentra en Clandeboye Estate, en el Condado de Down en Irlanda del Norte.
La torre estaba cerrada y no se podía acceder al interior así que nos fuimos a 12 kilómetros a visitar el Mémorial national sud-africain du bois Delville que tenía buena pinta.
Es un monumento en la localidad de Longueval inaugurado en 1922 para homenajear a los 3.150 soldados que participaron en la Primera Guerra Mundial. 1.080 de ellos murieron en tan sólo 6 días (del 14 al 20 de julio de 1916) en este lugar.
También hay un museo en el que se narra la participación de Sudáfrica en las dos guerras mundiales y diversos conflictos durante la guerra fría.
Por desgracia no abre los lunes así que nos quedamos con las ganas y era uno de los monumentos que más interés tenía por ver. Nos conformamos con sacarle una foto en la distancia.
Antes de emprender la marcha hacia Caen, donde teníamos el hotel, decidimos tomarnos un café en el pueblo.
El único sitio que había se llamaba Le Calypso II. Un sitio bastante cutre que hace las veces de gasolinera, cafetería, estanco y oficina postal.
Nos sorprendió que el café fue el menos perro que tomamos en todo nuestro viaje a Francia. Y el sitio era cutre a mas no poder. Para ir al baño cruzabas por la casa del señor pero, tal y como estaba el sitio, estaba sorprendentemente limpio.
El dueño era muy simpático. Conseguimos entenderle (gracias al poco francés que recuerda mi pareja de estudiarlo en el instituto) que era nieto de un señor de Zaragoza, creo recordar que republicano exiliado. La verdad es que, para saber que nosotros no hablamos francés, hablaba sin parar. En cualquier caso fue toda una grata sorpresa.
Tras el café y la amena charla emprendimos la marcha a Caen, del que nos separaban 300 km. Decidimos coger la autovía de peaje, que eran unos 20€ pero nos ahorrábamos 1 hora de camino (3.15 en vez de 4.19).
El hotel que escogimos es el Ibis Caen Porte de Bretagne. Bien situado porque, como sólo estábamos de paso, estaba junto a la autovía. Nos pillamos un ofertón en la web de Ibis, por 57€ teníamos hasta desayuno incluido.
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La habitación muy bien, del estilo de todos los Ibis en los que nos hemos alojado. El problema fue en la recepción.
Para empezar, la chica de recepción únicamente hablaba francés. Me parece realmente grave que un recepcionista de una cadena de prestigio como Accor no sepa comunicarse en Inglés.
Con esa tesitura, el segundo problema fue hacerle entender que teníamos el desayuno incluido, que era gratis por una oferta que tenían en la web oficial a la hora de hacer la reserva (dos meses antes). Todo se le iba en decirnos que con el precio que habíamos pagado no podía ser que estuviera incluido. Dándolo por imposible decidimos irnos a cenar.
Al regreso de la cena había otro chico que si hablaba inglés, pero el mismo problema. Con ese precio no hay desayuno (dale con el dichoso precio). Ya se dio por vencido cuando le enseñamos todos los datos de la reserva directamente desde la web de Accor. Finalmente pudimos desayunar al día siguiente después de batallar entre pitos y flautas casi dos horas.
28 de julio
Hoy nuevamente madrugamos. Bajamos a desayunar con la incertidumbre a ver si nos habían arreglado el problema de ayer y, si, estaba arreglado. Por listos dimos cuenta del sencillo bufet y nos pusimos en camino de Bayeux, del que nos separaban 28 kilómetros.
Bayeux se fundó en el siglo I a.C. por los Bodiocases durante el imperio romano bajo el nombre de Augustodurum. En el año 890, los vikingos invaden y destruyen la ciudad.
Bayeux es famoso por sus tapices bordados, especialmente por el Tapiz de Bayeux.
Obra maestra del arte románico del siglo XI, el tapiz de Bayeux, también conocido como el Tapiz de la Reina Matilde, es un gigantesco tapiz bordado de 68 metros de largo (has leído bien). Fue encargado por el obispo Odon, medio hermano de William, para adornar su nueva catedral en 1077.
Cuenta los acontecimientos de la conquista de Inglaterra por el duque de Normandía.
La historia comienza en 1064. El Rey de Inglaterra, Eduardo el Confesor, le ordena a su cuñado, Harold, que vaya a Normandía para proponerle a su primo, Guillermo el Conquistador, el trono de Inglaterra. La historia termina, después de muchos sucesos, con la muerte de Harold en batalla por un flechazo en un ojo. Guillermo el conquistador es nombrado Rey de Inglaterra en 1066 en la abadía de Westminster.
Dejamos el coche en un parking muy cercano a la catedral y vamos a visitar la ciudad. Lo primero que nos encontramos es la impresionante catedral de Notre Dame de Bayeux.
La construcción de la Catedral de Notre Dame de Bayeux comienza durante la era románica. Fue consagrada en 1077 por el obispo Odon de Conteville en presencia de su hermano, Guillermo el Conquistador.
Tras sufrir importantes daños en el siglo XII, fue reconstruida entre los siglos XII y XV, en diferentes estilos góticos: gótico temprano, gótico radiante y gótico extravagante. Realmente, la mayor parte de la construcción se llevó a cabo entre los años 1230 y 1270.
La visita a la catedral es gratuita así que aprovechamos para entrar. El interior es precioso y la cripta es espectacular.
A la salida de la catedral, nos fuimos a visitar la, quizás, imagen más representativa de Bayeux: el molino.
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Seguimos dando una vuelta por el maravilloso casco antiguo de la ciudad y nos volvimos al coche para ir a nuestro siguiente destino: la Batterie de Longues-sur-Mer, a 8 km.
La Batería alemana es la obra principal del Muro Atlántico. La batería de Longues-sur-Mer sigue siendo uno de los sitios más espectaculares en el sector de las playas del desembarco de Normandía. Con sus cuatro casamatas que aún albergan los cañones. Originalmente, jugó un papel estratégico el 6 de junio de 1944.
Desde aquí, continuamos hacia el cementerio americano de Normandía, a 15 km. Aparcamos en el inmenso parking del cementerio. Nos acercamos antes que nada a la línea de costa, desde donde hay unas impresionantes vistas de la playa de Omaha, punto principal del desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944.
El cementerio americano, que además es un monumento, se encuentra en Colleville-sur-Mer, en el sitio del Cementerio temporal estadounidense de St. Laurent. Fue establecido por el Primer Ejército de los Estados Unidos el 8 de junio de 1944, como el primer cementerio estadounidense en suelo europeo.
Contiene las tumbas de 9.385 de militares estadounidenses, la mayoría de los cuales perdieron la vida en los desembarcos del Día D y las operaciones posteriores.
En los muros de los desaparecidos, en un jardín semicircular en el lado este del monumento, están inscritos 1.557 nombres. Los rosetones marcan los nombres de los que se recuperaron e identificaron.
A pesar de la cantidad de gente que había, el recinto es sobrecogedor. Una extensión tan enorme con tantas tumbas. Es impresionante.
Sobrecogidos volvimos al coche y nos fuimos hasta la Batería de Crisbecq, a 60 km.
La batería Crisbecq (a veces llamada batería Marcouf) fue una batería de artillería alemana de la Segunda Guerra Mundial. Fue construida por la Organización Todt cerca del pueblo francés de Saint-Marcouf. Formó parte de las fortificaciones costeras del Muro Atlántico en Francia de la Alemania nazi.
El armamento principal eran tres cañones Kanone 39 checos de 21 cm, dos de los cuales se encontraban en casasmatas fuertemente fortificadas de hasta 3 de espesor de hormigón. La batería, con un alcance de 27 a 33 kilómetros, podía cubrir las playas entre Saint-Vaast-la-Hougue y Pointe du Hoc.
El lugar quedó completamente abandonado después de la guerra hasta que en 2004, dos aficionados a la historia compraron los terrenos, lo restauraron y lo abrieron en forma de museo.
La entrada cuesta 7€ (2015) y está bastante bien montado para ser hecho por unos aficionados.
Después de visitar el museo salimos corriendo hacia Saint-Vaast-la-Hougue a 17 km, para visitar la Ile Tatihou. Es una pequeña isla de sólo 29 hectáreas frente a la ciudad.
La isla contiene el Fort Vauban construido en 1694 y que desde 2008 forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Por desgracia llegamos demasiado tarde y no pudimos tomar por poco el último vehículo anfibio que te lleva a la isla, con lo que tuvimos que conformarnos con fotografiarla de lejos.
Visto lo visto, decidimos ponernos en camino hasta nuestro nuevo destino: Rouen a 240 km. Allí contratamos una noche de hotel porque estaba ya muy cerca de París. Allí ibamos a dejar el coche porque no tenía ninguna gana de entrar en la capital con él.
Viajamos la autopista de peaje porque ahorrábamos más de una hora de camino por 9€ que costaba.
Después de dar unas cuantas vueltas buscando el hotel, por fin lo encontramos. Elegimos el Rouen Saint Server, un hotelito apañado muy céntrico y por tan sólo 40€ la noche. Hicimos el checking y nos fuimos a cenar.
Buscando un sitio, nos dimos cuenta de que la ciudad tenía muy buena pinta. La idea era salir bien temprano hacia París pero decidimos pasar la mañana en Rouen.
Dando vueltas encontramos una pequeña (muy pequeña) pizzería con buena pinta y buenos precios: pizzeria de la cathédrale. No nos defraudó. Pizza casera gigantesca por 7€ en pleno centro de la ciudad.
Tras la cena, de la que nos sobró un buen trozo de pizza y nos la llevamos al hotel para desayunar, nos fuimos a descansar y a planificar el día siguiente en la ciudad.
29 de julio
Hoy nos levantamos tempranito para poder disfrutar de Rouen antes de ir a París.
Rouen es la capital administrativa de Normandía y se encuentra atravesada por el río Sena. Es conocida como la ciudad de los cien campanarios y por ser el lugar del martirio de Juana de Arco en 1431. Aquí fue quemada en la hoguera en la plaza del Vieux Marché.
Lo primero fue dar un paseo por el precioso casco antiguo de la ciudad hasta llegar hasta la Place Barthélémy.
Aquí se encuentra la Église catholique Saint-Maclou. Es una impresionante iglesia gótica construida entre 1437 y 1517 por el arquitecto Jacques-Eugène Barthélémy. La iglesia está considerada por los historiadores del arte como una joya del arte gótico extravagante.
Aquí nos sentamos a desayunar en una pequeña cafetería llamada Antico Caffe, un café bastante perro (como no) pero un croissant que estaba… es el croissant más delicioso que he probado. A palo seco, sin relleno ni nada… espectacular. Eso si, la clavada en la cuenta fue igual de espectacular, pero merece la pena.
Después de coger fuerzas, nos fuimos hasta la cercana Cathédrale Notre-Dame de Rouen, un espectacular edificio gótico construida a mediados del siglo XII. Fue en el palacio arzobispal de Ruan, de estilo gótico, contemporáneo de la catedral, donde tuvo lugar el segundo proceso a Juana de Arco. En esta catedral es donde está enterrado el corazón del rey Ricardo I de Inglaterra.
Durante la década de 1890, el famoso pintor Claude Monet pintó una serie de 30 pinturas que representan la catedral en diferentes momentos del día y las estaciones.
Seguimos paseando por el centro, que es realmente bonito. No nos arrepentimos de habernos pensado mejor lo de quedarnos a visitar la ciudad en vez de ir temprano a París.
Andando andando, llegamos hasta el Gros-Horloge, un pabellón renacentista que se extiende por la calle con un arco bajo. En la doble esfera renacentista, la una única manecilla señala la hora.
Volviendo ya hacia el coche, ya por último pasamos por la Place du Général de Gaulle, en la que se encuentra el ayuntamiento y, junto a este, Abbatiale Saint-Ouen. Enfrente de la plaza se encuentra una estatua ecuestre de Napoleón I.
Hôtel de ville de Rouen (ayuntamiento), es la antigua abadía de Saint-Ouen, en el edificio de los antiguos dormitorios de los monjes. La abadía fue abandonada en 1790 y a partir de 1800 se instaló aquí el nuevo ayuntamiento.
Al lado del ayuntamiento se encuentra la iglesia de la abadía. Fundada alrededor de 750, la Abadía de Saint-Ouen fue uno de los monasterios benedictinos más poderosos de Normandía.
Después de la Revolución Francesa, el ayuntamiento se mudó al antiguo dormitorio de los monjes, un hermoso edificio clásico de mediados del siglo XVIII.
La iglesia de la abadía, que muchos visitantes toman por la catedral ya que sus proporciones son majestuosas, se encuentra dentro de los antiguos jardines del convento.
Ya si que fuimos al hotel a por las cosas para recoger el coche y dejarlo en la oficina de alquiler, en la estación de tren de la ciudad.
Tomamos el tren a las 12.59. El billete nos costó 10€ por cabeza. A las 14.10 llegábamos a la estación de Saint Lazare.
Directamente nos fuimos al hotel, el Hôtel ibis Paris Gare du Nord Château Landon 10ème, junto a la Gare du Nord que era donde a la mañana siguiente tomábamos el tren al aeropuerto. El hotel bastante bien, en la línea de todos los ibis, habitación pequeña pero confortable por 70€ la noche.
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Dejamos las cosas en el hotel y nos fuimos a la Église Saint-Sulpice. Para llegar tomamos la línea 4 de metro hasta la estación Odéon.
Construida en el siglo XVII, sobre cimientos del siglo XII, la iglesia de Saint-Sulpice es una de las más grandes de París. En su interior se pueden admirar la capilla de la Virgen con una estatua de Jean-Baptiste Pigalle, la sacristía y el trabajo de la madera de estilo Louis XV, las pinturas murales de Eugène Delacroix y el gran órgano de Cavaillé-Coll.
La iglesia de Saint-Sulpice es uno de los escenarios de la novela “El código Da Vinci” de Down Brown (en mi humilde opinión, mala y simplona hasta decir basta. Que bueno invertir en publicidad).
Delante de la iglesia, en la Place Saint-Sulpice, se encuentra la Fontaine Saint-Sulpice. También llamada maliciosamente la “fuente de los cuatro puntos cardinales” porque está decorada con cuatro estatuas de obispos católicos, predicadores famosos de la época de Luis XIV, pero que nunca fueron nombrados cardenales. La fuente fue erigida entre 1843 y 1848 por el arquitecto Louis Visconti.
Tras visitar la iglesia, nos subimos a la línea 12 de metro hasta la Place de la Concorde. Desde allí nos fuimos dirección a L’église de la Madeleine. Pasando primero por la cercana Le Village Royal, una galería comercial a la que no tengo ni idea de como nos dejaron entrar con nuestras pintas. Tiendas como Chanel, Dior y esas cosas.
L’église de la Madeleine está situada entre la plaza de la Concordia y el Teatro de la Ópera, en pleno París haussmaniano. Su edificación se extendió de 1764 a 1842. Su aspecto de templo griego, sin cruz ni campanario, es muy atípico en el área de la arquitectura religiosa. Napoleón quería que esta iglesia fuera un panteón a la gloria de sus ejércitos.
Desde aquí nos fuimos dando un largo paseo hasta los Campos de Marte, a despedirnos de la Torre Eiffel. Y tempranito a dormir que había que madrugar, mucho no, muchísimo.
30 de julio
Madrugón impresionante. Tocaba volver a España. A las 6.15 de la mañana salimos con el RER B hacia el aeropuerto Charles de Gaulle. Había que ir con tiempo porque es gigantesco.
Unos 40 minutos después nos bajábamos en la estación de la terminal 2. Desde allí caminamos un buen trecho hasta un bus lanzadera que nos llevó hasta nuestra diminuta terminal, la 2G.
En el control me pasó algo que nunca me había pasado ni volvió a pasar hasta que volvimos a Francia en 2020. Mi pareja pasó tranquilamente y al ir a pasar yo, al preguntarme si llevaba líquidos, saqué los dos neceseres llenos hasta arriba. La cara del muchacho fue un poema y hasta llamó a otro para que nos echara una mano para meterlos en bolsitas. De vergüenza… Mientras Sara se partía la caja. Ahora si que nunca más.
Con casi dos horas de retraso, sobre las 10.30 (en vez de a las 8.35) salíamos hacia el aeropuerto de Bilbao en donde aterrizamos hora y media después.
Balance del viaje
París… la ciudad del amor… La verdad es que esperaba más, supongo que por las espectativas que llevaba después de ser una de las ciudades más famosas y visitadas del mundo. Aun así es una ciudad preciosa… y cara. Me sorprendió mucho la amabilidad de los parisinos, que no me lo esperaba ya que no tienen buena fama.
El norte de Francia si que me encantó. Paisajes preciosos, con pueblos medievales encantadores. Una gente amable y encantadora y una historia reciente bastante turbulenta pero que a mi, particularmente me atrae bastante. ¡Ah! y una cerveza soberbia…
Lo peor… el café. En mis posteriores viajes confirmaría que es la tónica general en Francia. El café más perro que he tomado (y he estado en EEUU y Canadá).
Recomiendo la excursión y, a la vez, creo que repetiré. (Y repetí 5 años después).