Seguimos nuestro viaje a Londres, aunque esta vez visitaremos también la ciudad de Canterbury. Una excursión perfecta de un día desde la capital.
IMPORTANTE: A partir del 2 de abril de 2025, cualquier ciudadano que viaje al Reino Unido sin ser residente allí, tendrá la obligación de contar con una autorización electrónica de viaje (Electronic Travel Authorisation – ETA). Este documento únicamente se puede solicitar en la web del Gobierno británico a través de este enlace.
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16 de febrero
Seguimos donde lo dejamos en la entrada anterior. Tras comer algo rapidito y no demasiado bueno en un local de la cadena Wasabi. Nos dirigimos al siguiente destino: el Museo de Historia Natural.
Natural History Museum fue inaugurado en 1881 y alberga especímenes de ciencias de la vida y de la tierra. Contiene unos 80 millones de piezas repartidas en cinco colecciones principales. Estas son botánica, entomología, mineralogía, paleontología y zoología.

Dada la antigüedad de la institución, muchas de las colecciones tienen un gran valor tanto histórico como científico, como los especímenes recogidos por Charles Darwin.
El museo es especialmente famoso por su exposición de esqueletos de dinosaurios. También por su ornamentada arquitectura, por la que es calificada como catedral de la naturaleza.
Al igual que otros museos nacionales financiados con fondos públicos del Reino Unido, el Museo de Historia Natural no cobra entrada. Eso si, podemos dejar un donativo en los múltiples TPVs que encontraremos a la entrada.
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Para visitarlo podremos ir directamente y hacer cola, o sacar entradas en su web oficial con antelación y así ahorrarnos dicha cola.
Decidimos sacar las entradas para un domingo para evitar las grandes excursiones escolares durante los dias lectivos pero… la lié bien liada. No sabía que en esos dias los niños estaban de vacaciones y no había cole.
Por esa razón había allí más gente que en la guerra. La sala de los dinosaurios estaba totalmente colapsada. Era literalmente imposible caminar por ella.

A pesar del tremendo follón que había el museo es una pasada. Aprenderás un montón. Es realmente recomendable.
Tras pasar algo más de dos horas, decidimos salir del museo y encaminarnos a otro. Cruzando la calle, saliendo por el este del edificio, se encuentra el Victoria and Albert Museum.
Fue fundado en 1852 y lleva el nombre de la reina Victoria y el príncipe Alberto. Se trata del mayor museo del mundo de artes aplicadas, artes decorativas y diseño. Alberga una colección permanente de más de 2,8 millones de objetos. ¡Casi nada!.
Su colección abarca 5.000 años de arte, desde la historia antigua hasta nuestros días, de las culturas de Europa, Norteamérica, Asia y el norte de África.

Al igual que otros museos nacionales británicos, la entrada es gratuita. Es otro de los museos que se debe visitar. Aunque no teníamos mucho tiempo ya que cerraba a las 18.00.
A pesar de ser noche cerrada, era bastante temprano así que decidimos seguir haciendo turismillo. Nos subimos al metro y nos fuimos hasta Bank Station.
Allí se encuentra The Royal Exchange, la Bolsa Real de Londres. Fue fundada en el siglo XVI por el comerciante Sir Thomas Gresham a sugerencia de Richard Clough para que sirviera de centro de comercio de la City londinense.
El edificio de la Bolsa ha sido destruido dos veces por el fuego. El edificio actual fue diseñado por Sir William Tite en la década de 1840. Durante casi 150 años, el lugar estuvo ocupado por el mercado de seguros Lloyd’s.
Actualmente la Royal Exchange alberga un centro comercial con restaurantes y tiendas de lujo.

Justo enfrente se encuentra Bank of England, el Banco de Inglaterra. Es el banco central del Reino Unido y fue creado en 1694 para actuar como banquero y gestor de la deuda del Gobierno inglés. Es el segundo banco central más antiguo del mundo.
Desde su fundación hasta su nacionalización en 1946 por el ministerio de Attlee, el banco fue propiedad privada de sus accionistas. Custodia las reservas oficiales de oro del Reino Unido y las de unos 30 países más.
El primer gran edificio se inauguró en 1734. Aunque en la década de 1760 se hizo su primera ampliación y entre 1788 y 1833 una aún más ambiciosa.
Actualmente de ese antiguo edificio solo queda en muro perimetrel, ya que el resto fue demolido en 1920 para dar paso al edificio actual.

Entre otras cosas que ver y hacer en el museo, podremos tocar y sostener un lingote de oro real. Eso si, no podrás llevártelo a casa…
Seguimos nuestro paseo por la City de Londres. Muy cerca se encuentra Guildhall, es un edificio municipal construido en el siglo XV.
El edificio se ha utilizado como ayuntamiento durante varios siglos, y sigue siendo el centro ceremonial y administrativo de la ciudad de Londres. No debe confundirse con el Ayuntamiento de Londres, centro administrativo del Gran Londres.

A su lado se encuentra la Guildhall Art Gallery, creado en 1899, alberga la colección de arte de la ciudad de Londres. Aunque este edificio fue destruido durante los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Durante estos bombardeos se perdieron 164 pinturas, dibujos, acuarelas y grabados, y 20 esculturas.
El edificio fue diseñado en estilo posmoderno por el arquitecto británico Richard Gilbert Scott. Las nuevas instalaciones, que debían albergar una colección de unas 4.000 piezas, se terminaron en 1999.
Dentro del edificio se encuentran los restos de un anfiteatro romano de mediados del siglo I descubierto en 1988. Estos restos se pueden visitar gratuitamente.

Un poco más al oeste nos cruzamos con algo que me llamó la atención, la St. Alban Wood Street Church Tower.
St Alban’s era una iglesia de origen medieval dedicada a San Albano. Tras su casi destrucción, fue reconstruida en 1634. Volvió a ser destruida en el Gran Incendio de 1666 para ser reconstruida de nuevo en estilo gótico por Sir Christopher Wren.
Fue prácticamente destruida de nuevo duranto los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, salvándose tan sólo su torre.

A escasos 50 metros de la torre se encuentra el último lugar que queríamos visitar ese día, las Roman Fort Ruins.
El fuerte romano de Londinium se construyó al noroeste del asentamiento principal de la población hacia 110-120 d.C. Albergando hasta 1.000 soldados fue clausurado tan sólo un siglo más tarde. Para entonces la situación militar en el extremo sur de Britania se había vuelto más segura.

Estando ya bastante agotados nos fuimos en busca de algún sitio para cenar algo rápido antes de volver al hotel. Por allí estaba todo cerrado así que nos acercamos hasta el Barbican Centre. Es un centro cultural y sede de la orquesta sinfónica de Londres.
Aquello estaba lleno de gente. Realmente lleno así que decidimos ir al metro y volvernos al hotel y cenar en un KFC cercano.
17 de febrero
Hoy toca madrugar. Nos vamos de excursión a Canterbury. Para ello tomamos el tren DLR hasta la estación Stratford International. Allí nos subimos a un tren de alta velocidad de la compañía Southeastern que nos costó 49,50£ (59€), el billete de ida y vuelta, con la vuelta abierta.
A las 9.12 salíamos hacia Canterbury, a la que llegamos 1 hora más tarde.
La zona ha estado habitada desde el Paleolítico. Durante la Edad de Hierro era conocida como Durovernum Cantiacorum y era la capital del pueblo celta de los Cantiaci.
Más tarde fue capital del Reino de Kent, un reino medieval (455 – 871) fundado por los invasores germánicos jutos. En ese momento era conocida como Cantwareburh.

San Agustín fue enviado por el Papa en el año 597 d.C. para restablecer el cristianismo en el sur de Inglaterra y llegó a Canterbury.
Canterbury ha sido un lugar de peregrinación europeo de gran importancia durante más de 800 años, desde el asesinato del arzobispo Thomas Becket en 1170.
Actualmente es un importante núcleo turístico y Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
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Llegamos a la estación Canterbury West. Desde aquí apenas 5 minutos andando nos separan de la Westgate. Se trata de una puerta de la muralla medieval construida en 1379. Es la única de las siete puertas medievales que quedan en pie.
Actualmente alberga el Westgate Towers Museum, así como una serie de salas de escape de temática histórica.

Cruzamos la puerta y entramos en St. Peter’s street. Es la principal calle turística de la ciudad, plagada de restaurantes y cafeterías. También encontraremos numerosos elementos reseñables que iremos viendo según la recorremos.
Lo primero que nos encontramos es St Peter’s Anglican Church, que da nombre a la calle. Se trata de una de las dos iglesias anglicanas que se encuentran dentro de las murallas de la ciudad que están en activo.
Se construyó en el siglo XII sobre lo que era un antiguo templo cristiano de la época romana. El coro se amplió en el siglo XIII y las naves norte y sur se añadieron en el siglo XIV y principios del XV.

Un poco más delante se encuentra una de las imágenes más icónicas de la ciudad. El río Gran Stour desde Kings Bridge.

En este punto decidimos hacer un alto en el camino y tomar un café calentito. Hacía un frío que cortaba el cutis. Lo hicimos en un sitio llamado Bakers + Baristas. El café estaba muy bueno y no fue “caro”: 3,80£ (4,50€) cada uno.
Justo enfrente de la cafetería se encuentra Canterbury pilgrims hospital, el Hospital de peregrinos de Canterbury.
El Hospital de Eastbridge, también conocido como Hospital de Santo Tomás Becket el Mártir fue fundado en el siglo XII. Se hizo para proporcionar alojamiento a los peregrinos pobres que viajaban al santuario de Santo Tomás Becket. No era un hospital médico como los actuales, su nombre viene de hospitalidad…
En la actualidad, es una de las diez casas de beneficencia que siguen acogiendo a ancianos en Canterbury.

Siguiendo por la calle se encuentra The Beaney House of Art & Knowledge. Es un museo de arte y biblioteca situado en un precioso edificio histórico. También se encuentra aquí la oficina de información turística.
Muy cerca se encuentra la calle Mercery Line, perpendicular a la principal, una de las calles más fotografiadas dela ciudad.
Al final de esta se encuentra Buttermarket, con más de 800 años de historia. Hasta hace 200 años era conocida como Bullstake. Aquí los toros eran atados y cebados con perros, tanto por diversión como porque se creía que así la carne quedaba más tierna.
En la plaza se encuentra Christchurch Gate, la entrada principal al recinto de la catedral. Fue construida en 1517 por orden el Prior Thomas Goldstone II. Por desgracia, la cara exterior estaba tapada en su mayor parte por restauración.


La cruzamos y… ahora si, la joya de la corona de la ciudad, la impresionante Catedral de Canterbury.
La catedral de Canterbury es la catedral del arzobispo de Canterbury, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra y líder simbólico de la Comunión Anglicana mundial. Consagrada en 1070 es una de las estructuras cristianas más antiguas de Inglaterra. Forma parte del Patrimonio de la Humanidad.
Fundada en 597, la catedral fue completamente reconstruida entre 1070 y 1077. Ha sufrido algunas ampliaciones y reconstrucciones a lo largo de los siglos. Como la de 1174, para acomodar el flujo de peregrinos que visitaban el santuario de Thomas Becket, el arzobispo asesinado en la catedral en 1170.
La nave y los transeptos normandos sobrevivieron hasta finales del siglo XIV, cuando fueron demolidos para dar paso a las estructuras actuales.

La entradas hay que comprarlas en una oficina que hay en Buttermarket. El precio es de 18£ (21,50€) y es válida para entrara todas las veces que quieras durante un año entero.
En el interior de la nave, nada más entrar encontrarás voluntarios que te darán algunos datos sobre la catedral. También tenemos un recorrido marcado para así explorar la catedral sin perdernos nada.
Podremos visitar la nave, el cuerpo principal de la catedral. Un lugar donde la gente se ha reunido a través de los tiempos. Estando allí subió una señora a decir unas palabras.

Luego pasaremos al Coro, el corazón de la catedral. Aquí se celebran muchos servicios, como el Evensong y el culto dominical. Estando allí subió una señora a decir unas palabras.
En esta planta también encontramos la Trinity Chapel y la Corona Chapel. La primera fue construida bajo la supervisión de los maestros albañiles Guillermo de Sens y Guillermo el Inglés. Fue como santuario para las reliquias del arzobispo mártir de Canterbury Thomas Becket.
La segunda debe su nombre a la corona cortada de Tomás Becket (Santo Tomás Mártir), para cuyo santuario se construyó.

Después de visitar la planta alta, salimos al Gran Claustro. Reconstruido entre 1394 y 1414 era el centro neurálgico del priorato medieval. Aunque el priorato se disolvió en 1540, aún quedan vestigios del lugar que ocupó el claustro en la vida monástica.

Desde el claustro accedemos a la Sala Capitular, la más grande de Inglaterra. Era el lugar de reunión diaria de los monjes benedictinos del priorato de la catedral desde la época del primer arzobispo normando Lanfranc. Lo fue hasta la disolución de los monasterios bajo Enrique VIII en 1540.
Para nuestra sorpresa, en ella había instalado un minigolf infantil… como lees, un MINIGOLF INFANTIL.
Volvemos a salir al claustro y tomamos un pasillo al este. Aquí salimos a las ruinas del monasterio. Estas forman parte de la antigua enfermería y capilla monásticas. Tras la Reforma, la enfermería se convirtió en viviendas. Pero a finales del siglo XIX ya estaba en mal estado y ahora forman las pintorescas ruinas que se ven hoy.

Volvemos al interior del edificio para visitar la Cripta. Es una gran cámara de piedra situada bajo el coro y la capilla de la Trinidad, con numerosas capillas. Es un lugar sagrado de enterramiento y un espacio para servicios y oración.
Por cierto, las fotografías están estrictamente prohibidas.
Terminada la visita a la catedral, nos disponemos a seguir visitando la ciudad. Vamos de camino al siguiente punto, la abadía de San Agustín, mientras miramos algún sitio para comer.
Por el camino nos cruzamos con St. Mary Magdalen Tower, la torre de María Magdalena. Es todo lo que queda de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena.
La iglesia databa del siglo XII pero esta torre es un añadido del siglo XVI. La iglesia se cerró al culto en 1866 y en 1871 se demolió toda la iglesia excepto la torre.

Pronto llegamos a la puerta del cementerio de San Agustín, construida en el siglo XII y restaurada en 1839. Esta era la antigua entrada principal de los feligreses a la iglesia y al cementerio.

Muy cerquita se encuentra la entrada al recinto de St. Augustine’s Abbey, la abadía de San Agustín. Fue fundada como monasterio de San Pedro y San Pablo y modificada tras la muerte de su fundador, San Agustín de Canterbury. Tras esto se convirtió en monasterio benedictino.
La abadía fue fundada en el año 598 y funcionó como monasterio hasta su disolución en 1538 durante la Reforma inglesa. Tras su disolución algunos de sus edificios se convirtieron en residencia real. Otros fueron desmantelados y sus materiales vendidos. La biblioteca, que contenía dos mil manuscritos, fue destruida y el tesoro saqueado.
En 1844 Alexander James Beresford Hope, miembro del Parlamento y generoso eclesiástico, compra las ruinas. Con la ayuda de otros donantes restauran y reconstruyen algunos edificios para el establecimiento de un colegio que formara a jóvenes como misioneros en las colonias británicas.
El Colegio Misionero de San Agustín estuvo en funcionamiento hasta que resulta gravemente dañado durante los bombardeos alemanes de 1942.
Desde 1976, los edificios del colegio, junto con algunos nuevos, han sido utilizados por el King’s School como internado y biblioteca escolar.

Actualmente las ruinas se pueden visitar pagando una entrada de 10,50£ (12,40€), lo cual me parece una auténtica barbaridad.
Proseguimos nuestro camino visitando la ciudad, sin encontrar ningún sitio para comer. Siguiente punto: St. Martin’s Church.
La iglesia de San Martín es una antigua iglesia parroquial reconocida como el edificio eclesiástico más antiguo de Gran Bretaña que sigue en uso. También la iglesia parroquial más antigua que existe en el mundo angloparlante.
Fue construida durante el imperio romano. Era la capilla privada de la reina Bertha de Kent (539 – 612) antes de que San Agustín de Canterbury llegara de Roma en 597.

Con la construcción de la catedral de Canterbury y la abadía de San Agustín, San Martín perdió prestigio, pero conserva su prioridad e importancia histórica.
Poco antes de 1844, se encontró en el cementerio un tesoro de monedas de oro que podrían datar de finales del siglo VI. Una de ellas es la medalla de Liudhard, con la imagen de un personaje diademado y una leyenda que hace referencia a Liudhard.
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Nos volvemos hacia el centro ahora si, buscando algo para comer, hacia St. George street, que es una calle comercial. Aunque nada más entrar nos topamos con Saint George’s Tower, la torre de San Jorge.
La torre del reloj es todo lo que queda de la iglesia medieval de San Jorge Mártir. La iglesia fue el lugar donde fue bautizado el dramaturgo Christopher Marlowe, natural de Canterbury, el 26 de febrero de 1564.
Por fin encontramos un sitio decente en el que comer. Se llama Bill’s Canterbury Restaurant. La comida estaba buenísima y no fue muy caro. Todo nos costó 43,43£ (52,26€).


Ya con fuerzas renovadas nos ponemos en camino, Nos dirigimos a Dane John Gardens. Aquí se encuentra The Simmons Memorial. Se erigió en 1803 para conmemorar la generosidad de James Simmons. Este mejoró mucho los jardines de Dane John en 1790.

Desde lo alto del monumento podemos disfrutar de unas buenas vistas de la ciudad.
Bajamos y continuamos a lo largo de la muralla medieval hasta llegar al Castillo de Canterbury que… estaba tapiado completamente por restauración.
El castillo normando de Canterbury fue uno de los tres castillos reales originales de Kent. Se construyó poco después de la batalla de Hastings, en la principal calzada romana de Dover a Londres. Esta fue la ruta tomada por Guillermo el Conquistador en octubre de 1066.
Muy cerquita se encuentra St Mildred’s Church, del siglo XI. Es la única iglesia prenormanda que se conserva dentro de las antiguas murallas de la ciudad.

Desde auí nos acercamos a pasear por la ribera del río Gran Stour. Damos un bonito y tranquilo paseo hasta llegar a otro de los escenarios más fotografiados de la ciudad, Greyfriars Chapel. Pero también tiene su historia.
Greyfriars fue el primer convento franciscano de Inglaterra. A partir de 1267, la casa de Canterbury se reconstruyó en piedra. Fue gracias a la donación de tierras del concejal John Digge, antiguo alguacil de Canterbury.
A partir de aquí se erigió el convento, cuya gran iglesia fue consagrada por el arzobispo Walter Reynolds en 1325.
Aquí estuvieron los monjes franciscanos hasta la reforma de Enrique VIII, cuando algunos fueron encarcelados y el resto expulsados.

Seguimos nuestro camino hasta llegar a St. Margaret’s Church, una iglesia fundada en el siglo XII. Aunque realmente la mayor parte del edificio actual es del siglo XIV.
En 1942 dejó de utilizarse y fue una iglesia para sordos hasta que en 1986 se convirtió en la atracción turística Canterbury Tales.

Muy cerca se encuentra el Canterbury Roman Museum que alberga un pavimento romano en los restos de un patio romano que a su vez es un edificio protegido. El pavimento fue descubierto tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y está abierto al público desde 1949.
El museo se creó en 1961 y alberga numerosos artefactos excavados en la Canterbury romana.
Seguimos nuestro paseo y nos encaminamos hacia uno de los edificios más curiosos de la ciudad. Se trata de The Crooked House o Sir John Boys House, un edificio de entramado de madera del siglo XVII.
La casa debe su nombre a Sir John Boys, diputado y primer registrador de Canterbury. La característica más notable es la puerta principal, que tuvo que construirse con las esquinas muy torcidas para encajar en el marco de la puerta.

Se dice que la casa adquirió este aspecto después de que las modificaciones de una chimenea interior provocaran el deslizamiento lateral de la estructura.
Los intentos de rectificar el deslizamiento provocaron que toda la estructura se inclinara aún más, aunque ahora el edificio está estabilizado internamente por una estructura de acero.
Actualmente se utiliza como librería benéfica para la asociación local de personas sin hogar Catching Lives.
En este punto nos damos la vuelta y nos encaminamos dirección estación de tren. Nos vamos dando un paseo por la ribera del río Gran Stour hasta llegar al Teatro Marlowe. Es un feísimo edificio que contrasta tremendamente con la arquitectura medieval de la ciudad.
Es un teatro reconstruido entre los años 2009 y 2011 y lleva el nombre del dramaturgo Christopher Marlowe, nacido en Canterbury.

Como quedaba bastante para que saliera nuestro tren, decidimos buscar algún sitio donde tomar algo caliente. Lo hicimos en un sitio llamado My Cafe Canterbury, una cafetería-restaurante sencilla donde nos tomamos un chocolate bastante bueno. Nos costó todo 6£ (7,22€).
Ahora si, llega la hora de volver a Londres. A las 18.23 salíamos rumbo a la capital a la que llegaríamos 47 minutos después.
Aquí dejamos esta entrada para que no se haga excesivamente larga.
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