El Albaicín o Albayzín, situado en el Cerro de San Cristóbal y frente a la colina de la Sabika. En esta colina es donde se encuentra la Alhambra. Es el barrio más antiguo de Granada. Es durante la Época Nazarí (1238-1492) cuando adquiere mayor importancia.
Hoy en día mantiene aún la trama urbana de ese importante periodo. Tiene una intrincada red de callejones estrechos que hacen que te pierdas por ellos teniendo una maravillosa experiencia para tus sentidos.
Comenzamos la visita en la céntrica Plaza Nueva. Pese a su nombre, es la plaza más antigua de la ciudad. Aquí se encontraba el puente Al-Hattabin sobre el río Darro durante la ocupación musulmana.
Anexa a ésta, se encuentra la Plaza de San Ana. Su construcción se debe a que en 1878. Debido a las continuas inundaciones provocadas por el desbordamiento del río Darro, se decidió abovedarlo, dando resultado a ambas plazas.
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El edificio más reseñable de la plaza es el Palacio de la Chancillería. Fue construido por orden de Carlos I entre los años 1531 y 1587 para albergar la Real Chancillería de Granada. El edificio fue diseñado por los arquitectos Francisco del Castillo el Mozo y Diego de Siloé.
El edificio es hoy en día el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla.
Casi en el extremo encontramos el Pilar del Toro. Su nombre proviene la cabeza de toro que ocupa el lugar central de la fuente, de cuya nariz salen dos caños de agua. Es la última obra del arquitecto Diego de Siloé y data del año 1559.
Originalmente se encontraba en calle Elvira en el cruce entre ésta, la calle Cárcel Baja y la calle Calderería. Fue trasladada a su emplazamiento actual en 1941.
En ambos extremos encontramos estatuas de unos jóvenes semidesnudos sentados en el borde del pilar. Éstos portan unas jarras de las que salen caños de agua. En la parte superior, encima de la cabeza del toro se encuentra el escudo de la ciudad. Anteriormente se encontraba una imagen de la Virgen del Pilar.
Anteriormente fue conocido como Pilar de los Almizcleros.
Al final de la plaza, paralela al río Darro, se encuentra la iglesia de San Gil y Santa Ana. Se construyó en estilo mudéjar en el año 1537 por el arquitecto Diego de Siloé. Se encuentra en el solar en donde se encontraba anteriormente la mezquita aljama Almanzora. La torre fue construida entre 1561 y 1563 por el arquitecto Juan Castellar.
Desde aquí tomamos la Carrera del Darro, uno de los paseos más bonitos de Granada. Aunque es algo incómodo por la gran afluencia de gente y de la circulación de taxis y buses.
La Carrera del Darro data del siglo XVII. Se construyó tras la destrucción de parte de la muralla que se encontraba aquí, a causa de la explosión de un polvorín junto a la iglesia de San Pedro y San pablo en 1590.
A unos 100 metros de empezar el paseo, encontramos un punto prefecto para los instagramers. Allí verás a la chavalada haciendo turnos para sacarse la foto perfecta. Se trata del puente de Cabrera. Construido en el siglo XVII durante la remodelación de la zona. Su nombre se debe a don Pedro Cabrera y Jaques de Mansilla, comendador de Ocaña, que fue teniente del Generalife.
Un poco más adelante encontramos el puente Espinosa, también del siglo XVII. Debe su nombre a la familia Espinosa, que tenían propiedades por la zona desde principios del siglo XVI.
Si seguimos, pronto nos encontramos con El Bañuelo. Se trata de unos baños árabes con incierto origen. Por un lado se cree que datan del siglo XI. Durante la segunda etapa de construcción zirí correspondiente a los reinados de Badis y de Abd Allah (1038-1090).
Otros lo fechan en el siglo XII. Construido en época del rey zirí Badis y se integraba en el límite oriental del barrio de la qawraya castrense. Éste quedaba intramuros de la al-Qasaba al-Qadima o Alcazaba Vieja.
El Hammam al-Yawza o Baño del Nogal es conocido desde finales del siglo XIX. Se conoce con el diminutivo de Bañuelo por ser de menor tamaño que los baños reales de la Alhambra.
Hoy en día se puede visitar. Precio: 5€ con la entrada “Monumentos Andalusíes”. Ésta incluye, además, el Palacio Dar Al-Horra, El Corral del Carbón y la Casa Morisca.
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Enfrente del Bañuelo, encontramos los restos de la Puerta de los Tableros. Es conocida también como la Puerta de las Compuertas. Fue construida en el siglo XI bajo el dominio de la dinastía Zirí. Sobre ella se encontraba un puente que conectaba las Alcazabas Cadima y Gidida con la fortaleza de la Alhambra. Éste el límite oriental de la Granada zirí.
Un poco más adelante se encuentra el Convento de Santa Catalina. Se fundó en 1520. Aunque terminado de construir en 1540 gracias al apoyo de la viuda de Don Hernando de Zafra. La iglesia, de estilo mudéjar, fue reconstruida en 1678 tras ser destruida por un voraz incendio.
El convento se puede visitar pagando 1€ de entrada.
En uno de los laterales del convento, en la calle Concepción de Zafra, se encuentra la Casa de Zafra. Se trata de una casa nazarí del siglo XIV. Perteneció a una familia de aristócratas andalusíes y ha mantenido su esencia árabe, presente en la estructura original y en la alberca del patio.
La Casa de Zafra acoge el Centro de Interpretación del Albaicín. También un conjunto de exposiciones y paneles interactivos que invitan a adentrarse en los orígenes del barrio del Albayzín.
El precio de la entrada es de 3€. Los domingos es gratis.
Volvemos a la Carrera del Darro. Al otro lado del convento nos encontramos con el Museo Arqueológico y Etnográfico de Granada.
El museo se encuentra en la Casa de Castril, un palacio de estilo renacentista construido en 1539 para la familia de Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos que participó activamente en la reconquista de la ciudad a los musulmanes y en sus Capitulaciones. Fue obra del arquitecto Sebastián de Alcántara, uno de los más destacados discípulos de Diego de Siloé
Sobre el palacio recae una leyenda de la época árabe la cual se refiere a una misteriosa dama de blanco que se aparece de vez en cuando, fruto de un desencuentro entre el padre de una bella muchacha que habitaba el edificio y su supuesto amante, que desencadenaron la furia del padre y posteriormente su ahorcamiento y emparedamiento en el balcón lateral del edificio. Sobre este balcón ciego se puede leer una consigna que dice: “Esperando la del cielo”, lo que podría referirse a “esperando la justicia del cielo”, que probablemente tuviese relación con las palabras que el supuesto amante pronunció antes de ser ahorcado.
Frente al museo se encuentra la iglesia de San Pedro y San Pablo, construida en estilo mudéjar y renacentista entre 1559 y 1567, por el arquitecto Juan Maeda.
Seguimos avanzando y llegamos al Paseo del Padre Manjón, más conocido como Paseo de los Tristes, debido a que, antiguamente, por aquí pasaban los cortejos fúnebres camino del cementerio. Se construyó en 1609 y para entonces se llamó Paseo de Guadix y era la zona más concurrida de la ciudad hasta el siglo XIX.
Al comienzo del paseo, nos encontramos con la Casa de las Chirimías. Construida a principios del siglo XVII en estilo barroco como torre mirador, desde la que las autoridades presidían las fiestas y actos públicos que se celebraban en la explanada del paseo de los Guadix.
La casa se encuentra junto al puente de las Chirimías, construido entre los siglos XVII y XVIII, sustituyendo al anterior de época musulmana. El puente cruza hasta un edificio con una historia bastante peculiar: el “Hotel Reuma”.
Realmente se llama Hotel Bosques de la Alhambra y data de principios del siglo XX. Está situado en plena colina de la Sabika, a los pies de la espectacular Torre de Comares. Lo construyó en 1908 el arquitecto Manuel Antonio Reyes Clavero en unos terrenos del Carmen de Santa Engracia, de la que era dueña su esposa…
Se inauguró en 1910 y funcionó tan sólo dos años, ya que estaba situado en una zona de umbría, en la que no da el sol en ningún momento del día y con la humedad del río, que lo hacía húmedo y frío para los clientes, incómodo de pelotas vaya. De ahí el nombre extraoficial de Hotel Reuma.
La verdad es que es una visión un tanto fantasmagórica que a mi me encanta.
En el centro del paseo encontramos la Fuente del Paseo de los Tristes, de estilo barroco y construida en el año 1609.
Nos desviamos un poco y subimos por la Calle Horno del Oro. Aquí nos encontramos con la Casa Horno de Oro. Se trata de una pequeña casa Nazarí.
Todo el edificio gira en torno a un patio cuadrilongo centrado por una pequeña alberca y enmarcado en sus laterales norte y sur por dos pórticos con columnas nazaríes tras los que se abren las habitaciones principales.
En inicios la casa constaba de una sola planta. En el siglo XVI se le añadió una segunda planta. Ésta pasó a ser la zona familiar principal donde se encontraban las estancias de las mujeres y de los niños.
Tras la expulsión de los moriscos la casa fue corral de vecinos hasta el siglo XX, siendo entonces adquirida por el estado y restaurada.
Ahora nos dirigimos al final del paseo. Allí tenemos dos opciones: la primera, cruzar el puente del Aljibillo o Qantarat Ibn Rasiq en árabe. Originalmente construido en el siglo XI por orden Zawi Ibn Ziri quedó completamente destruido en las riadas de 1861 y fue reconstruido sobre la marcha.
Desde el extremo del puente, antes de cruzarlo, tenemos unas vistas espectaculares de la Alhambra.
Cruzamos el puente y giramos al final del camino a la derecha, tomando el camino de la Fuente del Avellano. Es un apacible camino por el monte, que trascurre por el valle del Valparaiso, entre monolitos con leyendas clásicas, de aproximadamente 1km, que finaliza en la Fuente del Avellano.
Según los investigadores, la fuente era la famosa fuente de las Lágrimas de los poetas árabes, cuyo naciente brota en la ladera de la Silla del Moro.
La Fuente del Avellano cuenta con un sencillo pilar, realizado en mármol de sierra Elvira que está adosado al aljibe, realizado de mampostería y semienterrado en la ladera.
Su frontis tiene inscrita una leyenda, grabada sobre piedra del siglo XVII, en la que se puede leer, a duras penas:
“Reynando el Sr. Dn. Fernando septimo Q.D.G. siendo Capitán Gral. de esta Provincia el Exmo. Sr. Dn. José Ygnacio Albarez Campana y Corregidor de esta Cap. el Sr. Marques de Altamira, la Ciudad de Granada hizo esta Obra comisionando para ella a el veinte cuatro de su Ayuntamiento D. José Marin. Año de 1827”.
Volvemos sobre nuestros pasos y volvemos a cruzar el Puente del Aljibillo y seguimos de frente subiendo la casi nada empinada Cuesta del Chapiz.
Nada más empezar la cuesta, a mano derecha tenemos el recinto del Palacio de los Córdova. Fue construido entre 1530 y 1592 en la Placeta de las Descalzas, para Luis Fernández de Córdova, Alférez Mayor de Granada y Comendador de Villanueva de la Fuente.
En 1919, tras pasar a manos de Ricardo Martín Flores, es derribado para construir sobre su solar el Teatro Gran Capitán; conservándose los restos de valor histórico-artístico en la finca “Villa María”, en el camino de Pulianas.
En la década de los 60 y ante la posibilidad de que los restos fueran trasladados a Córdoba, el Alcalde Manuel Sola convence al Duque de Montellano, casado con Hilda Fernández de Córdova, para que reconstruya el palacio, en el emplazamiento actual.
En 1983 el Ayuntamiento de Granada adquiere el Palacio de los Córdova para instalar en él el Archivo Municipal , que abrió sus puertas al público a primeros de agosto de 1984.
Seguimos subiendo y subiendo hasta llegar a la Plaza del Salvador. Allí nos encontramos con el Aljibe del Salvador, que data de la época nazarí, que recoge las aguas de uno de los ramales de la acequia de Aynadamar, cuyo nacimiento está ubicado en Fuente Grande, en Alfacar.
También encontramos la Iglesia del Salvador, construida en estilo mudéjar entre 1565 y 1605 por el arquitecto Juan de Maeda, y se hizo sobre la antigua Mezquita Mayor de Granada.
Si continuamos andando, en el lateral derecho de la parroquia encontramos el callejón de la Botica, que va a dar a Plaza Larga, el centro neurálgico del Albayzín, con numerosas terrazas donde tomar algo.
Junto a la plaza se encuentra el Arco de las Pesas o Puerta Nueva, uno de los primeros puntos de acceso de la muralla zirí, que entonces se llamaba Bab Al Ziyada (puerta del ensanche). El nombre de Arco de las Pesas se debe a que, en el siglo XVI se exponían las pesas trucadas confiscadas a comerciantes estafadores de la zona.
El nombre de Puerta Nueva se cree que viene de una superstición musulmana, que decía que por esta puerta sería el lugar por el que entraría los cristianos a tomar la ciudad de Granada y se perdería para siempre el reino. Por esta razón, la puerta estuvo cerrada hasta 1573, ya en época cristiana.
Cruzamos la puerta y giramos a la izquierda. Tomamos el callejón de San Cecilio, que es el que llga directo al mirador de San Nicolás.
Lo primero que nos encontramos es la fachada trasera de la Iglesia de San Nicolás, construida en 1525 en estilo mudéjar, sobre las ruinas de la mezquita Azitini.
A un lado encontramos el Aljibe de San Nicolás, de época cristiana aunque se cree que se hizo sobre las ruinas de un aljibe musulmán del siglo XI, adosado a la mezquita Azitini.
Y ahora si que llegamos a la joya de la corona de la ciudad, con permiso de la Alhambra, el mirador de San Nicolás.
Situado en la parte más alta de la Alcazaba Qadima de la dinastía Zirí, junto a la antigua mezquita, de la que solo se conserva el aljibe, era en aquella época la plaza de armas. Realmente estaba rodeada de edificios que fueron despejándose hasta adquirir las dimensiones actuales hacia mediados del siglo XIX.
Desde aquí tenemos la estampa más clásica del turismo granadino: la imponente Alhambra y el Generalife con Sierra Nevada de fondo. El atardecer en un día despejado puede llegar a ser mágico.
Dijo el presidente de los E.E.U.U. Bill Clinton durante su visita a Granada en el año 1997, que era la puesta de sol más bonita que había visto en su vida. Y Granada aprovechó bien esas palabras para proyectar su turismo hacia el exterior.
Junto al mirador de San Nicolás se encuentra la actual Mezquita Mayor de Granada. Se inauguró en el año 2003 siendo la primera mezquita en Granada desde 1492, tras más de 500 años.
Desde la mezquita podemos contemplar unas vistas similares a las del mirador de San Nicolás, desde sus preciosos jardines.
Volvemos sobre nuestros pasos hasta el Arco de las Pesas pero, en vez de cruzarlo, tomamos la calle Aljibe de la Gitana, que va a parar al Aljibe del Rey, el mayor de los aljibes musulmanes de Granada, que data del Siglo XI y con 300 m3 de capacidad. Hoy en día se encuentra integrado dentro del Carmen del Rey, sede de la Fundación AguaGranada.
Tomamos el callejón de las monjas donde nos encontramos y bordeamos el Palacio Dar al-Horra (Casa de la Honesta), que formó parte del gran palacio del rey zirí Badis, en la Alcazaba Cadima. Su nombre proviene de haber sido la residencia oficial de Aixa la-Horra, mujer de Muley Hacén y madre del último emir granadino, Boabdil.
Seguimos por el callejón Ladrón de Agua hasta la plaza de San Miguel Bajo. En ella se encuentra la Iglesia de San Miguel Bajo. Se construyó en dos etapas. La primera entre 1528 y 1539 en la que se construye la Capilla Mayor y un tramo de la nave. La segunda 1551 y 1557 en la que se construye el resto de la nave. La iglesia es de estilo mudéjar con algunos toques renacentista.
Si bajamos por el extremo oeste de la plaza, bajando por el carril de la lona, llegamos hasta la Puerta Monaita o bab al-Unaydar originalmente. También conocida por Puerta de la Alhacaba, es uno de los accesos más antiguos y principales de la Alcazaba Cadima y data del siglo XI.
Al terminar la calle, bajamos por la romperrodillas cuesta de la Alhacaba, hasta llegar a la plaza del Triunfo, en la que se encuentra la Puerta de Elvira, otra de las fotos clásicas de la ciudad.
La puerta de Elvira o bab-Ilvira en árabe, se construyó en el siglo XI durante el gobierno de la dinastía Zirí y era la principal puerta de acceso a la ciudad. Ha sufrido diversas remodelaciones, siendo la más importante durante el gobierno de de Yusuf I de la dinastía nazarí.
Durante el siglo XX experimentó diversas obras de restauración, aunque se nota la dejadez de las autoridades debido a las diversas pintadas y actos vandálicos sufridos a menudo, como casi toda la ciudad. Una verdadera pena.
Atravesamos la puerta y entramos en calle Elvira. Como a unos 100 metros nos topamos con la Iglesia de San Andrés, construida en el año 1528 en el solar donde se encontraba la mezquita del barrio de Bâb Ilbîra. Destaca la preciosa portada renacentista de 1530.
La iglesia quedó prácticamente destruida durante un incendio en 1818 quedando en pie los muros perimetrales y la torre. En 1830 el arzobispo Álvarez de Palma mandó reconstruir, sin mucho éxito, los desperfectos ocasionados por el incendio.
Continuamos por calle Elvira unos 400 metros hasta llegar a la perpendicular calle Calderería Nueva, conocida coloquialmente como calle de las Teterías, debido a los numerosos establecimientos árabes de té que encontramos aquí, además de numerosas tiendas de productos árabes de todo tipo. Toda la zona recuerda a un pequeño zoco árabe.
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Subimos por la cuesta hasta llegar a la plaza de San Gregorio. En ella se encuentra la Iglesia de San Gregorio Bético, del siglo XVI, cuyo origen es una ermita que se construyó por orden de los Reyes Católicos, en honor a los monjes franciscanos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, martirizados en 1397. Éstos fueron dos monjes arrestados por predicar en la puerta de la mezquita de La Alhambra, y atados a la cola de caballos fueron llevados desde la Alhambra hasta las mazmorras que aquí existían.
Como a unos 150 metros, subiendo la cuesta de San Gregorio, giramos hacia la Placeta de Porras. Aquí se encuentra la Casa de Porras, una casa palacial con una bella portada renacentista, construida en el siglo XVI, siendo una delas primeras edificaciones tras la conquista de Granada en 1492. Hoy en día es uno de los tantos edificios que tiene en propiedad la universidad de Granada.
Si seguimos recto desde la casa de porras, subiendo por la calle placeta de Santa Inés Alta, a unos 100 metros nos encontramos a mano izquierda con las escaleras que suben hacia la placeta de Carvajales.
Este es uno de los miradores más desconocidos por el turista, en el que encontramos otra preciosa estampa de la Alhambra, desde un punto inferior al famoso mirador de San Nicolás, estando (normalmente) más tranquila que la anterior.
Aquí damos por concluido este bonito itinerario por el Albayzín. Lo suyo es perderse (literalmente) por sus callejuelas. 19 años después, sigo descubriendo pintorescos rincones en este bonito (aunque demasiado descuidad por las autoridades) barrio.