Seguimos nuestro viaje por Islandia y llegamos a la capital: Reykjavik. Ya va llegando a su fin (por desgracia). Dejamos atrás la península de Snaefellsnes y nos dirigimos al que va a ser nuestro hotel las últimas dos noches.
Elegimos el hotel Laxness, un sencillo hotel situado en la población de Mosfellsbær, a unos 15 km al norte de Reykjavik. Nos costó 120€ la noche con baño privado.
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23 de julio
Como aún teníamos algo de tiempo, dejamos las cosas en el hotel y nos fuimos a dar una vuelta por el cercano Monte Esja.
El monte Esja, situado en Kjalarnes, es uno de los destinos más populares de Islandia para hacer excursiones de un día. Realmente, Esja no es una montaña en sí misma, sino una cadena volcánica, cuyo pico más alto alcanza los 914 metros de altura.
El camino de subida a la montaña se divide en diferentes tramos, con carteles que indican la dificultad de cada recorrido.
Los caminos más conocidos conducen a las cumbres de Þverfellshorn (780 m) y Kerhólakambur (851 m). El punto más alto se llama Hábunga y requiere una caminata adicional de tres kilómetros al noreste de Þverfellshorn.
Aproximadamente a 200 m de la cima, los excursionistas se encuentran en una gran roca llamada Steinn. Allí pueden elegir tres opciones: continuar por el sendero marcado, subir directamente a la cima o simplemente disfrutar de las excelentes vistas antes de descender. Subir a la cima es recomendable solo para senderistas experimentados.
La verdad es que nosotros, ya agotados de tantos días y, sobre todo de un día tan fascinante, al poco rato decidimos darnos la vuelta.
Volvimos al coche y nos fuimos para el hotel.
Para cenar no nos complicamos mucho la vida. Justo enfrente del hotel había un restaurante de la cadena KFC y ahí mismo cenamos. La verdad es que es bastante más caro que en España. 4.087 ISK (30€) nos salió la cena.
24 de julio
Nos levantamos muy temprano y nos ponemos en camino. A las 12.00 tenemos que devolver el coche y había que aprovecharlo.
Vamos a intentar hacer de nuevo la ruta senderista que recorre la zona del volcán Geldingadalir, que tuvimos que cancelar el primer intento por las inclemencias del tiempo.
Pero hoy si. Llegamos al aparcamiento (el número 1, hay 3) y apenas hacía viento y poco frío.
Hay varias rutas de subida según la dificultad. Están bien señalizadas con las letras A, B y C. La A tiene unos 3 km y es la más sencilla.
La B es un poco más larga, unos 3,5 km y es más difícil. Cuando nosotros estuvimos estaba cortada.
La C tiene dos variantes. Por Langihryggur son unos 4 km. Por Nátthagi son 2 km y es la más fácil. En esta se ve el campo de lava pero no el cráter.
Nosotros hicimos la A. En principio la ruta es muy bonita, admirando el precioso paisaje de Reykjanes.
Empezamos a subir cuesta arriba hasta que llegamos a uno de los bordes del aún humeante campo de lava.
REVISIÓN: puede que no estuviera aún humeante, sino de nuevo humeante, ya que, 5 días después volvió a entrar en erupción.
Seguimos subiendo por el aún más empinado sendero hasta llegar a lo alto, desde donde tenemos una panorámica fascinante del campo de lava y del cráter.
Como imaginar que tan sólo unos días después, el suelo se volvería a abrir en esta zona.
Empezaba a hacerse tarde para devolver el coche, decidimos salir corriendo hacia la oficina de alquiler. Lo devolvemos y nos damos un paseo a la parada del bus para ir hasta Reykjavik.
Llegamos a la parada. ¡BUF! Falta mucho para que pase. Buscamos algún sitio para comer o comprar algo que el estómago empezaba a quejarse. No había prácticamente nada abierto alrdedor pero si encontramos un puestito de pylsur frente al ayuntamiento. Se llama Pulsuvagninn y estaba bien… en la línea: barato y sabroso.
El bus llega puntual y el conductor resultó ser el mismo cachondo del primer día del aeropuerto (es la mísma línea). No lo dudamos y nos pusimos detrás suya. Partiéndonos de risa todo el trayecto una vez más.
Reykjavik
Reykjavik es la capital de Islandia y su ciudad más poblada con casi 138.000 habitantes y unos 245.000 contando con su área metropolitana.
Según se dice en Landnámabók, Ingólfur Arnarson fue el primer poblador de Islandia. Se asentó en el año 870 en donde hoy se encuentra la ciudad y a su cabaña la llamó Reykja(r)vík. Recientes excavaciones arqueológicas en la zona de Aðalstræti , Suðurgatu y Kirkjustræti parecen corroborarlo.
Nos bajamos del bus junto a la estación BSI, que es la estación de la empresa de los buses directos del aeropuerto, que no la pública.
Si quieres más comodidad, descubre el Tour Panorámico por Reykjavik de Civitatis.
Desde aquí nos fuimos dando un paseo hasta Hallgrímskirkja, a unos 15 minutos andando.
Hallgrímskirkja es una iglesia luterana situada en lo alto de la colina Skólavörðuhæð. Y aunque muchos lo piensen no es una catedral, es una “simple” iglesia.
Con casi 75 metros de altura, desde su campanario se obtienen unas espectaculares vistas de toda la ciudad.
Se construyó entre 1945 y 1986 según diseño del arquitecto Guðjón Samúelsson, que quiso plasmar la espectacular naturaleza islandesa en el edificio. Para ello se inspiró en glaciares, montañas y formaciones de lava, particularmente las columnas hexagonales de basalto que rodean la cascada Svartifoss, en el Parque Nacional Vatnajökull.
También está diseñada para parecerse al martillo de Thor, con el mango hacia arriba, como un guiño a la historia religiosa de Islandia.
El interior es bastante austero. Una decoración realmente sencilla destacando el órgano de más de 5.000 tubos construido por la compañía alemana Johannes Klais de Bonn e instalado en 1992.
En el exterior encontramos una estatua de Leifur Eiríksson, el explorador nórdico que descubrió America del Norte 500 años antes de la llegada de Cristóbal Colón. La escultura es obra del escultor estadounidense Alexander Stirling Calder y fue un regalo de su gobierno a Islandi,a en 1930, para conmemorar el milenio del Alþingi, el primer parlamento elegido democráticamente del mundo fundado en el año 930 en Þingvellir.
Ya iba siendo hora de comer en serio así que tocaba buscar sitio. Bajamos hacia el centro por la calle Skólavörðustígur. De camino compramos algunos recuerdos. Ya casi al final de la calle, ésta se convierte en peatonal y pasa a llamarse Regnbogagatan (calle Arcoiris).
El suelo de Regnbogagatan está pintado con los colores del arcoirirs representando la amabilidad y aceptación de Islandia hacia su comunidad LGTBI. Islandia es considerado uno de los países más amigables con el colectivo LGTBI del mundo.
Aquí había un local llamado Reykjavik Fish. Básicamente Fish & Chips y poco más. Estaba bastante bueno y no era caro: 5.670 ISK (40€).
Después de comer nos fuimos a dar un pequeño paseo por Laugavegur, una de las calles comerciales principales de la ciudad. En ella podemos encontrar cientos de restaurantes, tiendas de ropa, de recuerdos, etc…
Paseando tranquilamente llegamos a Laekjargata, otra de las calles principales de la ciudad. Aquí podemos encontrar Stjórnarráðshúsið, la oficina del Primer Ministro de Islandia. El edificio se construyó originalmente como la primera penitenciaría de Islandia..
El 20 de marzo de 1759 el rey Federico V de Dinamarca ordena la construcción de una prisión en Islandia. Se construyó entre 1761 y 1771 y usaron algunos condenados como mano de obra.
En 1816 deja de funcionar como prisión y en 1904 comienzan las reformas para ser el edificio del gobierno. En 1918 comienza a funcionar como edificio gubernamental.
Muy cerca se encuentra Safnahúsið (casa de la cultura), que es parte de la Galería Nacional. El edificio se construyó entre 1906 y 1908 por el arquitecto danés Johannes Magdahl Nielsen.
En 1908 se traslado aquí el museo de antigüedades hasta 1950 se se lo llevaron a su propio edificio en 1950. Entre 1908 y 1947 también se podía encontrar el Museo de Historia Natural de Islandia.
En 1909 se trasladaron la Biblioteca Nacional y los Archivos Nacionales. La primera hasta 1994 y los segundos hasta 1987.
Actualmente en el edificio se encuentra la exposición permanente Points of View y exposiciones temporales.
Seguimos bajando hasta Austurstræti, otra de las calles comerciales principales de la ciudad. En ella podemos encontrar alguno de los edificios más antiguos de la ciudad.
Paralela a Austurstræti encontramos la plaza Austurvöllur. Es uno de los lugares más populares para reunirse. Bien para tomar el sol, para tomar café o para realizar protestas multitudinarias, ya que aquí se encunetra el Alþingi, el Parlamento de Islandia.
En la plaza hay varios elementeos reseñables, como el mencionado Alþingi. Como ya mencionamos en la primera entrada del diario, el Alþingi se formó en 930 dC, originalmente en el Parque Nacional Þingvellir.
En 1800, el Alþingi fue disuelto temporalmente por el rey danés Cristián VII y reemplazado por un Tribunal Superior en Reykjavík. En 1843 se reestableció el parlamento a través de un segundo decreto real.
Desde entonces, el Alþingi se ha modernizado con los tiempos. El derecho al voto creció para incorporar a todos, independientemente de los ingresos y el género, y finalmente, primero al lograr el Gobierno Autónomo y luego la Independencia de Dinamarca.
El edificio actual, conocido como Alþingishúsið (Casa del Parlamento), se inauguró en 1881 y es obra del arquitecto danés Ferdinand Meldahl. El Alþingishúsið también fue la sede de la Biblioteca Nacional, hasta 1908, y de la Galería Nacional de Islandia, hasta 1950. La Universidad de Islandia funcionó en el primer piso del edificio entre 1911 y 1940, y el presidente de Islandia tuvo allí sus oficinas hasta 1973.
Volviendo a la plaza Austurvöllur, podemos encontrar en el centro una estatua de Jón Sigurðsson, el líder del movimiento de independencia de Islandia. Que durante nuestra visita se encontrada tapada por andamios.
En la plaza también se encuentra Svarta keilan – Minnisvarði um borgaralega óhlýðni (El Cono Negro, Monumento a la Desobediencia Civil). Fue creado por el español Santiago Sierra e instalada en 2012 para honrar las protestas que se produjeron aquí tras la crisis económica de 2008.
Es una gran piedra con un cono de metal negro clavado y una placa escrita en islandés e inglés. En ella se puede leer la Declaración de los Derechos Hombre y del Ciudadano de 1793:
“Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo y cada parte del pueblo el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”.
Al lado de Alþingishúsið se encuentra Dómkirkjan í Reykjavík, la Catedral luterana de Reykjavik. Se construyó originalmente en el siglo XVIII por el arquitecto danés Andreas Johannes Kirkerup.
Domkirkja es la sede del obispo de Islandia, la iglesia luterana central en Islandia y la iglesia parroquial central de Reykjavik y sus alrededores. La catedral es el lugar donde se llevan a cabo los servicios antes de la apertura del Parlamento Nacional de Islandia y la toma de posesión del presidente de Islandia desde 1845.
Desde aquí nos acercamos al cercano Reykjavíkurtjörn, el Lago Tjörn, un lago natural poco profundo situado en el centro de la ciudad. El lago tiene una gran riqueza avícola con unas 40 especies diferentes de aves habitando en el.
En invierno se congela totalmente y se convierte en una pista de patinaje sobre hielo.
En sus alrededores hay muchos elementos reseñables. Nada más llegar a la orilla norte nos encontramos con una escultura… ¿interesante?: Óþekkti embættismaðurinn, Monumento al Burócrata Desconocido… Creada por Magnús Tómasson en 1993. En principio la obra se encontraba en un jardín detrás del Hotel Borg, pero se le ha dado un hogar mucho más visible frente a Iðnó.
Tiene que haber de todo en el mundo…
La escultura se encuentra delante de Iðnaðamnarhúsið o Iðnó. Es un restaurante y casa de reuniones en el que se encontraba hasta 1989 la compañía teatral Leikfélag Reykjavíkur, la más antigua de islandia fundada en 1897.
En el extremo noroeste del lago se encuentra Ráðhús Reykjavíkur, el edificio del ayuntamiento. Aquí se encuentran las oficinas del ayuntamiento, la oficina de información turística y un enorme mapa 3D de Islandia.
El edificio se inauguró en 1992 según diseño del Estudio Granda. Los diseñadores fusionaron materiales islandeses tradicionales con un diseño nórdico moderno, pero podría decirse que la característica más distintiva del edificio es cómo parece descansar sobre el cuerpo de agua que es Tjörnin.
Desde 2017 el edificio alberga la oficina de turismo y se puede visitar libremente (hay WC gratuito… dato importante).
En la orilla este nos encontramos con Fríkirkjan í Reykjavík, la iglesia libre de Reykjavik, que es una congregación luterana independiente del Estado, fundada en 1899.
A su lado se encuentra Listasafn Íslands, la Galería Nacional de Islandia, fundada en 1884 en Copenhague por Birn Bjarnarson.
El edificio fue construido por el arquitecto islandés Samuelsson Guðjón en 1916 para ser una factoría de congelados. Empezó a funcionar como galería de arte cuando las colecciones fueron trasladadas desde Alþingishúsið en 1950.
Desde aquí nos dirigimos a Landakotskirkja, la Catedral o Basílica de Cristo Rey. Es la catedral católica de Islandia. En 1864, la pequeña comunidad católica de Reykjavik construyó en este lugar una pequeña capilla que fue sustituida pocos años después por una iglesia de madera.
El 23 de julio de 1929 se consagró el nuevo edificio construido por el arquitecto Guðjón Samúelsson en estilo neogótico.
Bajando de la colina en la que se encuentra la catedral, nos fuimos hasta Landnámssýningin, The Settlement Exhibition. En el encontramos elementos vikingos descubiertos en 2001 durante una excavación en la zona.
Se descubrió parte de una casa comunal del siglo X, así como reliquias que datan de antes de 871, incluso antes de que comenzara oficialmente la era de los asentamientos.
La exposición también cuenta con instalaciones multimedia e interactivas donde se puede explorar esta parte de la historia de Islandia. El precio de la entrada es de 1.600 ISK (11.36€).
Como necesitábamos descansar un poco, justo al lado se encuenta una cafetería llamada Uppsalir donde nos tomamos unos cafés que estaban exquisitos. Un sitio tranquilo y cómodo.
Tras el descanso nos dirigimos hacia Old Harbour. Es el principal puerto de salida para los tours de avistamiento de ballenas y frailecillos, así como para los cruceros Northern Lights.
En principio se dedicaba exclusivamente a la pesca y el comercio, pero en los últimos años han ido siendo sustituidos por el turismo.
Desde Old Harbour se puede ver al fondo Þúfa, una obra de arte diseñada por el artista islandés Ólöf Nordal. Este buscaba un lugar de perfecto para meditar alejado del bullicio de la ciudad.
La palabra Þúfa, “túfa”, en islandés significa mata, pero también puede significar una pequeña montaña o un montículo. En la cima de la colina hay un cobertizo para secar pescado. La obra fue encargada en 2013 por la factoría de pescado HB Grandi.
Desde aquí se pueden observar unas bonitas vistas de la ciudad, aunque hay que andar bastante.
Siguiendo nuestro paseo por Old Harbour pasamos por varias esculturas, como la estatua conmemorativa “Mirando Hacia el Mar”, obra de Ingi Þ. Gíslason.
Tras esta se encuentra Listasafn Reykjavíkur – Hafnarhús, uno de los edificios del museo de arte de Reykjavik. La fachada trasera, la delantera estaba la calle levantada por obras (y era un coñazo).
Este edificio es el más reciente del conjunto del museo. Fue construido entre 1913 y 1917 para ser un almacén del puerto. El edificio fue completamente renovado y reabierto en el 2000 coincidiendo con la capitalidad de Reykjavik como “Capital europea de la cultura”.
Continuamos en dirección al Harpa pero por el camino nos encontramos con algo que nos llamó la atención: Hið íslenzka reðasafn, la Faloteca Islandesa… el ¡Museo del Nabo!
Es un museo destinado al órgano sexual masculino fundado en 1997 por el profesor de historia Sigurður Hjartarson. El objetivo del museo es tener los penes de todas las especies de mamíferos de Islandia, incluso los de diferentes especies que se encuentran en peligro de extinción en dicho país. El museo también exhibe algunos ejemplares de penes de mamíferos que no viven en Islandia. Además, posee representaciones de los falos de criaturas mitológicas (como elfos, troles, monstruos marinos, etcétera) y obras artísticas relacionadas.
Continuamos nuestro paseo y llegamos a Harpa, el Centro de conferencias y sala de conciertos de Reykjavik. Fue diseñado entre el artista danés-islandés Ólafur Elíasson y la firma danesa Henning Larsen Architects.
Su construcción empezó en 2007 pero con la llegada de la crisis financiera del 2008 las obras quedaron paralizadas. Finalmente se consiguieron los fondos necesarios y fue inaugurado en 2011.
Volvemos a ponernos en camino y vamos andando por el paseo paralelo al mar hasta Sólfarið, el Viajero del Sol.
Se trata de una escultura de acero representando un barco. Al contrario de lo que se piensa no es un barco vikingo. Es uno de los lugares más visitados de la capital, donde la gente se reúne a diario para contemplar el sol reflejado en el acero inoxidable de este notable monumento.
El proyecto fue el ganador de un concurso que se convocó en 1986 durante la celebración del 200 aniversario de la fundación de la ciudad. La escultura fue revelada en su ubicación en agosto de 1990, unos meses después de la muerte de su autor Jón Gunnar Árnason.
Seguimos dando un agradable paseo al fresquito. Andando, andando llegamos hasta Viti við Höfða, el faro Höfði. Se construyó en 2019 pero está inspirado en los faros que se encontraban en el puerto de Reykjavik hasta 1910.
Enfrente del faro se encuentra uno de los edificios históricos más reseñables de la ciudad: Höfði.
Fue construida en 1909 para el cónsul francés Jean-Paul Brillouin.
Entre 1914 y 1917 fue la residencia del poeta empresario islandés Einar Benediktsson.
Entre 1938 y 1951 albergó la embajada y la residencia del embajador del Reino Unido.
Desde 1958 se ha utilizado para recepciones formales y ocasiones festivas.
Pero fue en 1986 cuando llamó la atención de todo el mundo. Entre el 11 y 12 de octubre de ese año se reunieron aquí por primera vez los presidentes de EEUU y la URSS, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. Este fue el principio del fin de la Guerra Fría.
Aquí damos por casi finalizado el día. Nos vamos hacia una parada de bus. Viene, nos subimos e intentamos pagar con el móvil. Pues en los urbanos de Reykjavik no se puede.
Le decimos al conductor que no tenemos cash, que en 10 dia no hemos tocado ni una sola corona. El chaval flipa pero no nos obliga a bajarnos. Como el trayecto duraba unos 20 minutos, nos dio tiempo de bajarnos la aplicación de la empresa. En ella se pueden comprar billetes sencillos y validarlos con el movil en el lector de tarjetas de viaje.
Para cenar no nos complicamos la vida y cenamos en el KFC que había justo enfrente del hotel.
25 de julio
Últimos momentos en Islandia. Dejamos el hotel y nos vamos hasta la estación BSI. Allí tenemos taquillas en donde guardar las maletas. La taquilla grande nos cuesta 1.490 ISK (10.60€) y nos caben las dos maletas grandes y una mochila. Hay diferentes precios para tres tamaños diferentes de taquillas.
Hoy el único plan es visitar Perlan (La Perla). Es un museo y una cúpula giratoria de vidrio que se encuentra en la cima de la colina Öskjuhlíð.
En 1939 se construyeron aquí aljibes donde se almacenaban aguas geotermales. En 1991 se inaugura el edificio actual, obra del arquitecto. El edificio consta de una enorme cúpula de vidrio que descansa sobre seis tanques de calefacción urbana, cada uno de los cuales puede contener alrededor de 4 millones de litros de agua geotérmica.
El museo cuenta con varias exposiciones sobre la naturaleza de Islandia. En el podremos aprender sobre la geología, fauna, flora e historia del país. Es realmente completo y te llevará unas 3 horas recorrerlo.
Cuenta con un planetario donde podremos aprenderlo todo sobre las auroras boreales (en inglés) y una simulación de cueva de hielo (en la que hace un frío terrible).
En la planta superior, donde se encuentra la cúpula, tenemos un restaurante y una terraza mirador desde la que tenemos unas impresionantes vistas en 360º.
No íbamos muy convencidos pero realmente mereció la pena. Creo que es una de las visitas imprescindibles en Reykjavik. El precio de la entrada es de 4.690 ISK (33.40€).
Tras la larga visita nos fuimos a dar el último paseo por la ciudad. Desde aquí fuimos hasta el museo de Einar Jónsson, junto a Hallgrímskirkja.
Einar Jónsson (1874-1954) fue el primer escultor de Islandia. Asistió a la Real Academia Danesa de Bellas Artes en Copenhague de 1896 a 1899.
Después de residir en Roma de 1902 a 1903, Jónsson rechazó por completo la representación naturalista y criticó públicamente la tradición del arte clásico, que sentía que había agobiado a los artistas. Hizo hincapié en la necesidad de que los artistas forjen su propio camino y cultiven su originalidad e imaginación en lugar de seguir los pasos de otros.
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La exposición de Jónsson a las ideas del teósofo sueco Emanuel Swedenborg en 1910 tuvo una influencia significativa en su vida y arte. Desde ese momento hasta el final de su vida, creó obras de arte figurativo cuyo complejo simbolismo se basaba en la teosofía.
Einar Jónsson fue una figura pionera en la escultura islandesa y su influencia en las artes visuales en Islandia ha sido considerable, aunque indirecta. Se mudó permanentemente a Islandia en 1920 a la edad de 46 años y residió allí hasta su muerte en 1954.
Desde aquí nos fuimos dando un paseo hacia el centro en busca de algún sitio para comer.
De camino a Old Harbour pasamos por un sitio muy, muy turístico: Bæjarins Beztu Pylsur. Es un puesto de hot dogs famoso porqur el expresidente de EEUU Bill Clinton comió uno y dijo que era el más bueno que había probado nunca.
Como buenos turistas nos pusimos en cola. Alrededor de media hora después ya teníamos nuestro pylsur. Estaba bueno pero nada del otro mundo. Una turistada más para hacer.
Como no llenaba demasiado seguimos nuestra búsqueda de un lugar para comer. Lo hicimos en el mismo sitio del día anterior aunque en otro local situado en Old Harbour.
Tocaba empezar a volver a la estación para tomar el bus al aeropuerto, pero sin prisa. Vamos dando un paseo.
Por el camino paramos en una cafetería de la que salía un olor a café exquisito. Se llama Reykjavik Roasters. Es un sitio muy hipster con un café muy bueno y… carísimo. 690 ISK el café (5€).
Ahora si. Nos vamos a la estación. Recogemos nuestras maletas y tomamos el bus, que para en una marquesina que hay enfrente de la estación.
A las 21.55 despegaba puntual destino Barcelona, dende teníamos escala hasta nuestro destino final: Bilbao.
Balance del viaje
Que puedo decir. Soñaba con este destino desde niño. Más de 30 años después pude cumplirlo y no solo no decepciona, sino que ofrece más aún de lo esperado.
Los increibles paisajes que se quedan grabados en la retina y sus gentes amables y simpáticas. Aunque tremendamente caro.
Un destino para repetir.
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