On this page you can find general information about the beautiful city of Kyoto, from its history to learning how to get around.
It is known that there has been a human population since the Paleolithic. During the Jomon period (circa 14,500 BC) they settled in the Kitashirakawa part and the mountainous areas of the Yamashina basin.
During the Yayoi period (300 BC-250 AD) they began to move towards the plains. In the 5th century, water conservancy projects are built in the Kyoto basin, which was the beginning of large-scale development of the Kyoto area.
In the year 784 the emperor Kammu Tennō built Nagaoka-kyō and moved the capital from Heijō-kyō (present-day Nara). Just 9 years later, in January 793, Emperor Kammu rallies his servants and announces another relocation of the capital due to the frequent floods and related diseases that plague Nagaoka-kyō. This time he chooses Kadono, 10 kilometers to the northeast.
In Kammu’s words, “Kadono has beautiful mountains and rivers, as well as good transport links by sea and land, making it convenient for people to gather there from the four corners of the country.”
It is believed that the construction of Heian-kyō started from the palace and then the rest of the city. Along the river, the ports of Yodonotsu (淀津, today Yodo) and Ōitsu (大井津) were built to favor the transit of goods. The products that arrived at Heian-kyō reached the people through one of the two great markets: the east and the west. This produced a stable supply of food and goods that encouraged population growth. To avoid the floods that had devastated Nagaoka-kyō, two artificial canals were built, the current Horikawa and Nishi Horikawa, which also ensured the water supply to the population.
The construction of Buddhist temples, which were prohibited in Nagaoka-kyō, was also allowed, as it was thought that the power of the East and West temples could protect the city from natural disasters and disease.
On October 22, 794, Emperor Kammu arrives in the new city, and on November 8 he proclaims, “I hereby call this city Heian-kyō.”
In the year 810, during a confrontation for the succession of the emperor, a movement arises that demands that Heijō-kyō (present-day Nara) once again be the capital. However, Emperor Saga thought that keeping the capital at Heian-kyō would be in the best interest of the country’s stability and resisted this move, naming Heian-kyō “The Eternal City” (万代宮, “Yorozuyo no Miya” ).
In the 10th century, the lower classes began to settle along the Kamo River, beyond the eastern limits of the city, and temples and country houses sprang up on the eastern banks of the river. Then began a trend of the city to spread to the east. In the year 980, at the southern end of Suzaku-oji, the Rajōmon (the larger of the two city gates) collapses, never to be rebuilt. In this way, the original borders of Heian-kyō extend to the east, forming the streets of first medieval and then modern Kyoto.
During the Sengoku period (戦国時代) the city suffered great destruction in the Ōnin War of 1467-1477 and did not truly recover until the mid-16th century. During the war, the shugo collapsed and power was divided among the military families. Battles between samurai factions spread through the streets and came to involve court nobility as well as religious factions.
With the Shōgun installed in Edo, Heian-kyō begins to decline in importance as a seat of power. After the Ōnin War Heian-kyō was separated into upper (Kamigyō) and lower (Shimogyō) cities, each of which became places of little importance. However, the two would meet in a city during the Azuchi-Momoyama period after Oda Nobunaga’s ascension.
At the end of the 16th century, Toyotomi Hideyoshi rebuilt the city. He building new streets to double the number of north-south streets in central Kyoto, creating rectangular blocks that replaced the old square blocks. Hideyoshi also built embankment walls called odoi (御土居) that surrounded the city.
In 1864 the Hamaguri rebellion burned 28,000 houses in the city, showing the discontent of the rebels towards the Tokugawa Shogunate.
During the Meiji Revolution, Edo was renamed Tokyo, becoming the new capital of Japan. After the transfer of the emperor to Tokyo, the economy is severely weakened.
In 1889 the new city of Kyoto is formed and the canal from Lake Biwa is built to revive the city.
During World War II, the United States considered dropping an atomic bomb on Kyoto because, as Japan’s intellectual center, it had a large enough population to persuade the emperor to surrender.
In the end, at the insistence of Henry Lewis Stimson, Secretary of War in the Roosevelt and Truman administrations, the city was removed from the target list and replaced by Nagasaki. The city was also largely spared from conventional bombing. Thanks to this, today most of its historical heritage is preserved.
In 1997, Kyoto hosted the conference that resulted in the protocol on greenhouse gas emissions (United Nations Framework Convention on Climate Change).
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En esta entrada encontrarás algunos restaurantes interesantes (o no) donde comer en Granada.
Masae
Empezamos por nuestro favorito. Si te gusta la comida japonesa, este es tu sitio. Es lo más fiel a la comida que hemos comido en Japón.
Si quieres comer aquí debes reservar con, al menos, una semana de antelación.
No es barato pero bien merece la pena el esfuerzo.
NOTA IMPORTANTE: obligatorio reservar.
Horario: martes a sábado de 13.30 a 16.00 y de 20.30 a 24.00.
La Cantina Mejicana del Sur
Comida mexicana. Nuestro segundo restaurante favorito y que visitamos bastante a menudo. Buen ambiente y comida exquisita.
El precio es medio-bajo así que es adaptable a cualquier bolsillo.
NOTA IMPORTANTE: obligatorio reservar.
Horario: todos los días de 13.30 a 16.00 y de 20.30 a 23.30.
El Sultán
Comida marroquí en un bonito restaurante familiar y a muy buen precio. Otro restaurante que no debes perderte en Granada.
Horario: de 12.00 a 17.00 y de 20.00 a 24.00. Cerrado los miércoles.
Margarita
Riquísimas empanadas argentinas. Merece la pena el paseo. Bastante económico aunque sólo tienen para llevar.
Horario: todos los días de 12.30 a 16.00 y de 19.00 a 22.30.
La Mafia se sienta a la mesa
Se trata de una franquicia de comida italiana. Está realmente bueno y tiene mucha variedad.
Cuenta con dos locales en Granada, uno en la calle San Matías 33 y el otro en calle Trajano 4.
El precio es medio, alrededor de 25-30€ por persona.
Horario: todos los días de 13.00 a 16.00 y de 20.30 a 23.30 (a 00.00 viernes y sábados).
Biloba
Restaurante moderno. Cocina contemporánea. Está muy bueno aunque es de precio medio-alto. Alrededor de 45€ por persona.
La Calle Burger
Pequeño local de hamburguesas y comida Tex-Mex. Buen precio y comida muy sabrosa.
It´s Vietnam
Comida vietnamita, muy fiel a lo que comimos en nuestro viaje a Vietnam. Buen precio y buen servicio.
Los Marianos
Especialidad en pescaíto frito típico andaluz. También ponen buenas tapas y tienen muy buenos precios.
Cuenta con tres locales en la ciudad.
Il Gondoliere
Buena comida italiana a buen precio. Cuenta con 3 locales en la ciudad.
Wild Food
Restaurante vegano en pleno centro de Granada. En la mismísima plaza Reyes Católicos. Buena variedad de platos veganos a precio medio-bajo.
La Turquesa
Comida turca a buen precio. Pero comida turca de verdad, no es un kebab. El Hunkar begendi está de vicio.
Horario: de martes a domingo de 13.00 a 17.00 y de 19.00 a 00.00. Lunes cerrado.
Pizzería Yesterday
Una pizzería de las de toda la vida. Puramente italiana. Muy buen servicio y exquisitas pizzas a muy buen precio.
Horario: de martes a sábados de 13:00 a 16:00 y de 20:00 a 23:30. // Domingos de 13:00 a 16:00. // Lunes cerrado.
Bar Ávila
Famoso bar de tapas especialista en jamón asado. Tienen dos locales que se llenan nada más abrir, así que hay que ir antes de que abran. Merece la pena.
Muy buen servicio y buena comida.
Horario: de lunes a sábados de 12:00 a 17:00 y de 20:00 a 00:00. // Domingos cerrado.
Bohemia Jazz Café
Bonito local donde tomar algo tranquilamente mientras se conversa con relajante musica jazz de fondo. Las bebidas están muy buenas, sobre todo los chocolates. Un lugar imprescindible en Granada.
Horario: de 15:00 a 01:15 (2:15 viernes y sábados).
Casa Ysla
Franquicia granadina de pastelerías. Encontrarás múltiples locales tanto en la ciudad, como en la provincia. Lo más típico son los Piononos de Santa Fe, unos pequeños bizcochos humedecido en almibar, relleno de yema pastelera y canela, enrollado sobre sí mismo, y rematado con una corona de yema tostada.
Pero todos los pasteles que he probado están muy buenos.
Alrededores de Granada
Mesón Gala (Almuñécar)
En pleno centro de la localidad costera de Almuñécar. Comida española muy buena. No es barato pero merece la pena, unos 30€ por persona. Recomendable reservar.
La Vega
Situado en el Club de Campo en Vegas del Genil, a 7 km de Granada. Restaurante familiar con exquisitas pizzas, hamburguesas y carnes maduradas.
Horario: de lunes a viernes: 12.00 a 16.00 / 20.00 a 00.00
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Granada es la capital de la provincia homónima, situada al sur de España en la comunidad autónoma de Andalucía. Está situada al pie de Sierra Nevada, en la confluencia de cuatro ríos, el Darro, el Genil, el Monachil y el Beiro. Se encuentra a 738 metros de altura, a unos 40 km de Sierra Nevada, el techo de la península ibérica, con el pico Mulhacén a 3479 metros y a 70 km de la costa del mar Mediterráneo.
Se cree que en la zona de Monachil, a unos 7 km al este de la Granada de hoy, ya existía un importante asentamiento de la cultura argárica (2300-1500 a.C). Al finales de la Edad del Bronce en el Cerro de los Infantes, en la actual Pinos Puente, también hubo un asentamiento humano entre el 800 y 700 a.C. que, más tarde, se convirtió en un importante asentamiento íbero al que se le llamó Ilurco.
Los restos más antiguos que se han encontrado fueron los de Iltuir, un oppidum íbero que data del siglo VII a.C. en la cima de la colina de San Nicolás, en la margen derecha del río Darro, en lo que hoy día es el barrio del Albayzín.
Entre los siglos V y IV a. C. se produce el apogeo de la cultura ibérica que da lugar a la consolidación de importantes núcleos urbanos, como el de Iltuir e Ilurco, que se disputan el dominio de la Vega del río Genil.
Imperio Romano
Entre los siglos IV y III a.C. pasa a denominarse Iliberri y queda incluida en el área controlada por los bastetanos y, más tarde, por los cartagineses.
Tras la victoria de Cartago sobre Roma en la Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.), Amílcar Barca y su yerno Asdrúbal toman el control de todo el valle del Guadalquivir en el año 237 a.C. Pero tras la derrota de los cartagineses en la Segunda Guerra Púnica, son los romanos los que toman el control.
Hacia el año 190 a.C. el general romano Lucio Emilio Paulo Macedónico fue derrotado en Ilurco. 10 años más tarde, Tiberio Sempronio Graco conquista toda la zona e Iliberis pasó a formar parte del imperio romano, aunque a través de un acuerdo. A partir de entonces, con la aceptación de César como municipio de la Hispania Ulterior, pasa a denominarse Municipium Florentinum Iliberitanum. Más tarde quedó englobada en la Bética y, finalmente, hacia el siglo I d. C., incorporada al Conventus Astigitanus.
Época Musulmana
Tras la decadencia y desaparición del imperio romano, y la formación del Emirato de Córdoba entre los siglos VIII y XI la ciudad estuvo prácticamente deshabitada. Se cree que solo hubo un pequeño núcleo de población alrededor de la fortaleza Hisn Garnata, nombre con el que se conoció en época musulmana a la antigua Ilíberis, construida sobre los restos de un oppidum ibero-romano, utilizada por Sawwar ben Hamdun como baluarte frente a la rebelión de los muladíes (880-918).
Entre los años 712 y 1012, el núcleo poblacional importante era Medinat Elvira, a los pies de de Sierra Elvira entre los actuales municipios de Pinos Puente y Atarfe, que llegó a ser una de las ciudades más importantes de al-Ándalus, siendo la capital de la Coria de Elvira.
La Granada Zirí
Tras la formación de los Reinos de Taifas, entre los años 1010 y 1025 Zawi ben Ziri as-Sinhayi (المنصور الزاوي بن زيري بن مانادو), jefe bereber de la dinastía zirí y fundador de la Taifa de Granada, produce un traslado masivo tras el asalto, incendio y ruina de la ciudad de Ilbira y de su mezquita mayor. Éstos se instalan en el centro de la colina del Albayzín, conocida como Alcazaba Cadima (al-Qasba Qadima), demoliendo los restos de asentamientos anteriores.
La ciudad almorávide y almohade
En la época almorávide, que va desde los años 1090 a 1147, la estructura urbana de la ciudad se modifica muy poco. Los Almorávides amplían el recinto amurallado, abriendo portones de entrada como la Puerta Nueva o bāb al-Ziyad; o la Puerta Monaita o Bib-Albunaida, que aún se conservan hoy día; así como las Torres Bermejas.
En la época almohade, desde los años 1147 a 1269, tampoco cambia demasiado la estructura de la ciudad. Se construyen algunos edificios importantes como el palacio de Dar-al-Bayda, hoy Cuarto Real de Santo Domingo; el Alcázar del Genil o Qasar al-Sayyid y se amplía el cementerio situado junto a Puerta Elvira o maqbarat al-faqth Sa’ad ben Malik, que hoy día ocupa un gran aparcamiento subterráneo.
Reino Nazarí
Con la llegada del Reino Nazarí durante la segunda mitad del siglo XIII la ciudad fue creciendo de manera sostenida, por lo que hubo que ampliar las murallas defensivas de Nayd y del gran Rabad al-bayyazin, al norte.
La ciudad se organiza en seis distritos amurallados y dos barrios extramuros:
Al-Casba Cadima: la Alcazaba Vieja, el lo alto de la colina del Albayzín, donde se encontraba el Palacio Real de los Ziríes que continuó siendo residencia de los monarcas nazaríes, hasta principios del siglo XIV. Se dividía en los barrios Harat Alcazaba, al norte, y Rabat Almufadar, al sur.
Al Casba: Situado al sur de Al-Casba Cadima, rodeándolo por oriente y occidente, llegando hasta el río Darro. Éste integraba uno de los barrios más poblados Rabad Badis, en el que encontraba el palacio de Dar al-Horra, que se conserva hoy día.
La ciudad nueva: Situado al sur de los distritos anteriores, en ambas orillas del Darro y en la cornisa suroeste de la colina del Albayzín. Estaba compuesto de un gran número de barrios, y en ellos se situaban algunos de los edificios más importantes de la ciudad como Alhondaq Gidida,el Corral del Carbón aún en pie; o Jima el-Kebir, la Gran Mezquita, hoy desaparecida.
Albayzín: En época musulmana hacía referencia exclusivamente a los barrios extramuros situados al norte de la ciudad pero, con el tiempo, su nombre acabó por servir para denominar a la totalidad de la colina donde se instalaron los ziríes.
Medina Alhamra: La ciudad palaciega de los monarcas nazaríes situada en lo alto de la colina La Sabika, en la margen izquierda del río Darro. Su construcción se inició por el rey Muhámmad ibn Yúsuf ibn Nasr (محمد بن نصر), aprovechando la existencia de una antigua fortaleza zirí. Su hijo Abû `Abd Allâh Mohammed ben Mohammed (Muhammad II) erige la mayor parte de las zonas palaciegas. Para la segunda mitad del siglo XIV ya es una verdadera ciudad.
Los barrios del sureste: Fuera de las murallas de la ciudad, existieron dos barrios diferentes: Rabad Arrambla ocupaba la zona que se conoce como Birrambla; y Rabad el-Necued que estaba situado en el extremo sureste de la muralla, sobre la orilla derecha del río Genil, en lo que hoy son las Vistillas de los Ángeles.
Reino de Castilla
En 1491 ejército castellano entra en la Vega de Granada y pone sitio a la ciudad. El 25 de noviembre se firman en Sant Fe las Capitulaciones, en las que se pactó un plazo de dos meses para la entrega de la ciudad. Antes de vencer ese plazo, el 2 de enero de 1492, Boabdil, el último sultán nazarí, entrega la ciudad.
Con las capitulaciones, los granadinos podían seguir practicando libre y públicamente su religión, se respetarían sus propiedades y se mantendría la vigencia del derecho islámico en litigios entre muslimes, creándose la figura de jueces mixtos cuando se tratase de litigios con cristianos. Los reyes nombran a Hernando de Talavera, confesor de Isabel, primer arzobispo de Granada.
En 1499 fray Francisco Jiménez de Cisneros, nuevo confesor de la reina y arzobispo de Toledo, inicia una dura campaña de conversiones forzosas, con confiscación y quema de libros, encarcelamiento de alfaquíes y procesos inquisitoriales. Esta política generó graves revueltas en el Albayzín tras la conversión de mezquitas en iglesias. Tras esto, los Reyes Católicos aprovechan estos hechos para declarar nulas las Capitulaciones y ordenar una primera expulsión de moriscos y la reclusión de los restantes en un gueto situado en Bib-Rambla.
Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), Granada se mantiene fiel a Carlos I y el Capitán General, el marqués de Mondéjar, se encargó de dominar la situación.
Durante el siglo XVI, la reina Juana I de Castilla (la loca) y, más tarde, su hijo el Rey Carlos I, invierten grandes sumas en el mantenimiento y arreglo de la Alhambra y de otros edificios de interés, lo que facilitó la pervivencia de esta arquitectura. También se construye la Capilla Real (1505), en las que se entierran a os reyes Isabel y Fernando en 1521; el Hospital Real (1511); la Catedral y el Palacio de Carlos V, dentro del recinto de la Alhambra, un mamotreto que no pega ni con cola. Se quedó en la gloria el tipo.
Granada Contemporánea
El 28 de enero de 1810 las tropas francesas del general Sebastiani ocupan Granada. Aquí se quedan hasta el 16 de septiembre de 1812. Éstos realizan numerosas obras de fortificación en los alrededores de la Alhambra y el Castillo de Santa Elena. También desarrollaron algunas obras urbanas como el ajardinamiento de los Paseos del Salón y la Bomba y el puente Verde sobre el río Genil, situado al final de aquellos, aunque para levantar este desmocharon la torre del Monasterio de San Jerónimo. Antes de abandonar la ciudad, destruyeron varias torres de las murallas de la Alhambra y otros edificios que tenían uso militar.
Tras esto comienza una época de decadencia económica y política, que mejora en 1868 con el auge de la industria azucarera. Sumado a la llegada del ferrocarril, facilita el impulso del comercio y de un nuevo desarrollo urbanístico. Se derriban numerosos edificios de la época musulmana para construir la Gran Vía y se emboveda el río Darro dando origen a la calle Reyes Católicos.
Granada en el Siglo XX
Con la bonanza económica se produce una importante explosión demográfica, doblándose la población de la ciudad en apenas 40 años. Pero, entre 1926 y 1940 se cerraron todas las azucareras granadinas, originaron una grave crisis económica. Este echo llevó, el 20 de julio de 1936 conspiración militar contra la República, sublevándose y tomando el control de la ciudad.
El estallido de la guerra civil deja a Granada como zona sublevada aislada entre zonas controladas por el gobierno republicano, lo que da lugar, a un gran número de detenciones y ajusticiamientos políticos (García Lorca entre ellos): 3.969 personas fueron fusiladas entre 1936 y 1956 en las tapias del cementerio granadino.
El grave impacto de la guerra, sumado a la pérdida del tejido industrial y a la exclusión de Granada de las zonas apoyadas por la Ley de Protección de la Industria Nacional de 1939, dieron lugar a que la ciudad se estancara económicamente y retrocediera en su demografía.
En la posguerra, Granada pasa a ser una de las ciudades con la renta más baja de todo el país, pasando a ser, prácticamente una ciudad universitaria. En el último tercio del siglo XX se desarrolla un potente sector terciario gracias al turismo.
El 19 de abril de 1956 sucedió el segundo terremoto más importante en la historia de la capital, conocido con los años como el terremoto de Albolote.
Cómo llegar a Granada
Avión
Aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén.
Granada cuenta con el aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén (si, también es el aeropuerto de Jaén… a casi 100km de ésta ciudad) situado a unos 20 km de la ciudad.
Cómo ir del aeropuerto a Granada:
Podemos llegar de tres maneras:
Servicio de Traslado:
Es la manera más cómoda de llegar. Desde el aeropuerto, a la puerta de tu hotel. Aquí tienes uno que funciona muy bien.
Autobús:
En la línea 245 de bus. el precio es de 3€ por trayecto y la última parada es el palacio de congresos de la ciudad. Los horarios son un auténtico galimatías ya que se adaptan a los pocos vuelos que tiene el aeropuerto. Puedes consultar los horarios en la web oficial del Consorcio de Transportes de Granada.
Taxi:
Podemos tomar el taxi en la puerta de llegadas del aeropuerto y su precio es de entre 30 y 35€.
Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol
Dado que el aeropuerto de Granada es pequeño y apenas tiene vuelos internacionales, otro aeropuerto «secundario» por el que volar a Granada es el aeropuerto internacional de Málaga-Costa del Sol. Éste se encuentra a 135 km de Granada y cuenta con algunos autobuses directos desde el aeropuerto a la ciudad de Granada.
El autobús sale desde el exterior de la planta de llegadas, el precio es de 12.21€ y el trayecto dura unas 2 horas aproximadamente, hasta la estación de autobuses de Granada.
La estación de tren de Granada está situada muy cerca del centro de la ciudad. Fue inaugurada en 1874 y dispone de servicios de Media y Larga Distancia, así como de Alta Velocidad.
Tras la llegada de la Alta Velocidad a Granada, Renfe ofrece conexiones directas de AVE con Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga y Córdoba.
Para horarios, precios y adquisición de billetes, consultar la página web de Renfe.
Bus
Podemos llegar en bus a Granada desde casi cualquier punto de la geografía española y de algunos países europeos. La estación de autobuses se encuentra situada en el distrito norte de la ciudad, a unos 3 km del centro de la ciudad.
Para llegar desde la estación de bus al centro podemos tomar las líneas de autobús 5, 21 y 33 junto a la salida de la estación. El precio del billete es de 1.60€.
Cómo moverse por Granada
Granada es una ciudad muy pequeña y con un entramado de calles estrecho y complicado para la movilidad a motor. Todos los puntos turísticos se pueden visitar andando sin problemas.
Autobús
La ciudad cuenta con un relativamente buen servicio de autobuses. El precio del billete ordinario es de 1.60€.
También podemos adquirir en kioscos y estancos tarjetas monedero de transporte, con el que el precio por trayecto baja a 0.90€. Estas tarjetas son realmente cómodas, porque se pueden recargar en el mismo autobús pagándole directamente al conductor.
Las líneas que más usaremos seguramente sean la 33 que recorre todo el centro de la ciudad y la C30 que va desde el centro a la Alhambra.
Más información en la página web oficial de Transportes Rober.
Metro.
El metro de Granada cuenta con una sola línea que cruza la ciudad. Es bastante inútil ya que no llega a ningún punto turístico. Puede que si lo podamos usar para ir desde la estación de autobuses o de trenes hasta nuestro hotel. El precio del billete ordinario es de 1.35€ y con la tarjeta monedero, la misma que para los autobuses, 0.82€.
Más información en la página web oficial del Metropolitano de Granada.
Encuentra multitud de actividades para hacer en Granada con Civitatis en el siguiente enlace:
La Alhambra es un complejo monumental situado en la ciudad de Granada, Andalucía. Se trata de un conjunto de antiguos palacios, jardines y fortaleza construido para alojar a la corte del Reino Nazarí (1238-1492) y, tras la reconquista, para la realeza castellana.
Su rica decoración interior es de las más importantes del arte y arquitectura andalusí y alberga el museo de arte andalusí. Está gestionado por el Patronato de la Alhambra y el Generalife y en 2016 fue el segundo monumento más visitado de España después de la Sagrada familia de Barcelona. Antes de la pandemia lo visitaban una media de casi 3 millones de visitantes al año.
Este invierno decidimos darnos una pequeña escapada para visitar Bretaña y el Mont Saint Michel. Llevábamos años queriendo visitarlo. Sin imaginar que sería el último viaje en avión que realizaríamos en mucho tiempo a causa de la pandemia de Covid-19 que se declararía, tan solo, una semana más tarde de nuestra vuelta.
6 de marzo
Llegamos a Bretaña
La noche anterior nos acostamos con la incertidumbre que deja una huelga de controladores aéreos en los aeropuertos franceses. Pero en principio tanto por la web de Easyjet como por la de Aena parece que va en hora.
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Llegamos al aeropuerto y, efectivamente, embarcamos en hora. Pero estando ya sentados, avisan de que nos retrasaremos una hora.
Despegamos con unos 50 minutos de retraso. Nantes nos recibe con lluvia y 2ºc. Vamos a pasar frío.
Nos vamos directamente a por el coche, un citroen cactus, más feo que un dolor por dentro y por fuera. El coche nos costó en total 64.94€ los tres días.
Salimos del aeropuerto y al poco… atasco. Obras en un puente en la circunvalación de Nantes. Pero bueno, va relativamente ligero.
Pasamos el atasco y unos 20 km más adelante ¡PAM!, otro atasco. Este más gordo y más lento. Más obras en la carretera.
Pasamos el trago y como a mitad de camino entre Nantes y Rennes nos paramos a comer algo.
No lo recordaba de la vez anterior, pero el café en Francia está jodidamente perro. Da mucho asco. Así que pocos cafés más íbamos a tomar.
Seguimos de camino. Como hora y media después llegamos al pueblo medieval de Dinan.
Dinan
Dinan se funda en el siglo XI. Hacia el año 1283 se construye la muralla y en 1364 el castillo. La ciudad prospera en el siglo XVI gracias a la artesanía y al puerto en el río Rance.
En el siglo XVIII la actividad comercial fue estimulada por la instalación de numerosos telares. Estos abastecían de velas y telas a los navíos de Saint Malo.
Hay muchos parking en el pueblo. Como estamos en temporada baja, los del centro del pueblo tienen plazas libres.
Aparcamos en el de la plaza del mercado y nos clavan 2.40€ por hora y media. Desde aquí empezamos a pasear por el casco medieval. La primera parada es la Église Saint-Malo de Dinan.
Construida durante el siglo XV, el duque Francisco II, temiendo la captura de Dinan ordenó la destrucción de la primera iglesia de Saint-Malo poco después. Entre finales del siglo XV y el XVI se reconstruyó y se fue ampliando poco a poco.
Seguimos paseando y un poco más abajo llegamos al convento Les Cordeliers. Construido en 1251 bajo el patrocinio de Notre Dame des Vertus para los monjes franciscanos, hoy en día reconvertido en instituto de educación secundaria. Lo malo es que no están permitidas las visitas.
Seguimos bajando paseando por el precioso casco antiguo de Dinan hasta llegar a la Tour de l’Horloge, un campanario construido en el siglo XV. Se puede subir al campanario pagando 4€.
Muy cerca se encuentra la Basilique Saint-Sauveur de Dinan. Es una de las dos iglesias parroquiales católicas de Dinan junto con la Église Saint-Malo. Las partes más antiguas del edificio se construyeron el el siglo XII. Es de estilo románico y gótico.
Seguimos paseando y llegamos hasta el Château de Dinan. Construido en 1384, fue declarado monumento histórico en 1886. Pertenece a la comuna y alberga un museo municipal. Con esta visita terminamos con Dinan.
Sobre las 17.30 nos pusimos de camino a Saint Malo. Como media hora después llegamos a la ciudad y dejamos el coche en uno de los parking intramuros.
Saint Malo
Sain Malo es un histórico puerto francés en Ille-et-Vilaine, Bretaña, en la costa del Canal de la Mancha. Fue fundada por los galos en el siglo I a.C. como la Reginca Romana o Aletum.
A fines del siglo IV d. C., el distrito de Saint-Servan era el sitio de un importante promontorio de la costa sajona. Protegía el estuario del Rance de los invasores marítimos de más allá de las fronteras.
Durante el declive del Imperio Romano Occidental, Armórica (la actual Bretaña) se rebeló contra el dominio romano bajo los Bagaudae y en los siglos V y VI recibió a muchos británicos celtas que huían de la inestabilidad a través del Canal.
El moderno Saint-Malo tiene sus orígenes en un asentamiento monástico fundado por San Aarón y San Brendan a principios del siglo VI.
El 11 de marzo de 1590 Saint-Malo proclama su independencia del Reino de Francia y se vuelve la República de Saint-Malo, tomando el lema “no francés, no bretón, sino malouino”. La república llega a su fin el 5 de diciembre de 1594 con la conversión al catolicismo del rey Henri IV.
Tras la anexión definitiva del Ducado de Bretaña a Francia, y con el descubrimiento de América y el desarrollo de los intercambios comerciales ultramarinos, Saint-Malo se convirtió en un emporio económico. Este desarrollo económico se frena a causa de la Revolución Francesa El episodio más traumático fue el fusilamiento de 60 “contra-revolucionarios” en las dunas del tulard de la Armada vendeana en diciembre de 1793. El más joven tenía 16 años, el más viejo 19.
Tras la revolución, la pesca se convierte en su actividad económica principal hasta que, a mediados del siglo XIX se convierte en uno de los principales balnearios de Europa.
Tras el Desembarco de Normandía y el avance aliado hacia Bretaña, las tropas alemanas se hicieron fuertes en Saint-Malo. Las tropas estadounidenses bombardearon intensamente la ciudad hasta que los alemanes se rinden. Durante estos bombardeos se utiliza por primera vez el napalm. La mayor parte de intramuros, así como el puerto, quedaron devastados.
Subimos al muro para recorrerlo y disfrutar de las vistas. Hacía un viento que literalmente te llevaba a parte de lluvia a ratos. Hubo hasta un momento que nos cayó aguanieve.
La verdad es que mereció la pena. Las vistas tanto a la costa, como a la ciudad son increíbles. La pena es que con la marea alta no se podía llegar a las islas Petit y Grand Bé.
Recorrimos el muro y bajamos a la altura del ayuntamiento. El viento y la lluvia había podido con nosotros.
Atravesamos la puerta de San Vicente y junto a ella nos sentamos en una crepería llamada La duchesse Anne a tomarnos algo y, como no, a comernos un crepe mientras llovía a mares.
Los crepes los comimos en un sitio llamado Brasserie du Lion D’Or, junto a la puerta de San Vicente.
Después de reponer fuerzas nos fuimos a dar un paseo nocturno hasta la catedral.
El pueblo de noche estaba totalmente desierto y con poquita iluminación así que decidimos volver al coche que estábamos a 45 km del hotel. El parking nos costó tan solo 0.60€ por casi dos horas. Nos quedamos flipando. Supongo que en temporada alta será un leñazo.
Tardamos casi una hora en llegar al hotel. Llovía a mares y no se vía nada, a parte de que nos perdimos por el camino.
El hotel elegido fue el Ibis Portonson Baie du Mont Saint Michel. Un hotel recién construido, tanto que en el google maps la ubicación aparece en medio de un cercado. El hotel estaba muy bien, del corte clásico de todos los ibis. Además muy barato, 57€ la noche con desayuno incluido.
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Para cenar, como se había hecho tarde, decidimos hacerlo en el restaurante del hotel, que era especialista en carne a la parrilla. La carta estaba solo en francés así que después de un buen rato nos fuimos a lo seguro y nos pedimos unas hamburguesas que estaban realmente buenas. La única pega fue el servicio lento lento.
Después de cenar, a la cama que había que madrugar mucho.
7 de marzo
Nos levantamos bien temprano. Hoy tocaba visitar el sitio cual era la razón para realizar el viaje: el Mont Saint Michel.
Mont Saint Michel
El Mont Saint-Michel se encuentra situado en una isla mareal rocosa (una isla conectada a tierra a través de una lengua de arena), aunque durante la prehistoria se encontraba en tierra firme.
El Monte Saint-Michel fue utilizado en los siglos VI y VII como un bastión de Armórica hasta que fue saqueado por los Francos. Entre los siglos V y VIII, el Monte Saint Michel perteneció al territorio de Neustria y, a principios del siglo IX, era un lugar importante en las marchas de Neustria.
Hasta el siglo VIII la isla se llamaba Mont Tombe (en latín, tumba). Según una leyenda, el arcángel Miguel se le apareció en el año 708 a Aubert de Avranches, obispo de Avranches, y le indicó que construyera una iglesia en el islote.
A través del Tratado de Compiègne en el año 867, el rey de los francos concede la península de Cotentin y el Avranchin, incluido el Monte Saint Michel, a los bretones.
En el año 933 Guillermo I Espada Larga se anexiona a Normandía la Península de Cotentin del debilitado Ducado de Bretaña.
En 1067, el monasterio del Monte Saint-Michel dio su apoyo a Guillermo el Conquistador en su pretensión al trono de Inglaterra.
Durante la Guerra de los Cien Años, el Reino de Inglaterra realizó repetidos asaltos a la isla, pero no pudo tomarla debido a la mejora de las fortificaciones de la abadía.
Desayunamos tranquilamente, tirando medio café que mira que estaba perro, imbebible.
Nos ponemos en camino y sobre las 9 de la mañana ya estábamos fuera del coche. Lo dejamos en uno de los 13 parkings. En verano tiene que ser tremendo lo que se junta de gente. Hay un bus gratuito que te lleva desde los parkings hasta la puerta del recinto pero nosotros decidimos hacerlo andando disfrutando de las vistas.
Supuestamente se tarda unos 35 minutos pero, entre fotos y selfies tardamos como 45.
Mientras cruzábamos el puente, llegó un bus de línea que venía desde la cercana ciudad de Portonson. La verdad es que mientras preparaba el viaje no lo vi por ningún sitio.
El pueblo es muy bonito, subimos dejando atrás a ambos lados multitud de restaurantes, hoteles y tiendas de regalos hasta llegar, después de como un millón de escalones, a la abadía.
La entrada cuesta 11€ y, a parte, alquilamos una audioguía por 3€ más que estaba muy bien porque al ser sin auriculares podíamos compartirla.
La abadía es realmente espectacular, con una historia muy, muy rica. Es una visita totalmente imprescindible.
Durante toda la visita nos acompañó un equipo de una televisión surcoreana que tenían pinta de estar grabando un documental.
Al terminar la visita, el siguiente paso era visitar Fougères. Pensábamos comer allí pero nos separaban 50 minutos de coche al final decidimos buscar algo en las afueras del monte. Para volver tomamos el bus gratuito hasta la primera parada que hacía.
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Habían muchos restaurantes pero algunos estaban cerrados. Suponemos que serán estacionales y sólo abrirán en verano.
Al final nos decidimos por uno que tenía muy buenas críticas en internet: el Restaurant La Ferme Saint Michel, de comida típica francesa.
Comimos exagerado de bien aunque algo caro, pero es la tónica en Francia. Nos comimos 2 menús, uno de 24€ y otro de 29€. Ambos constaban de entrante, plato principal y postre, todos a elegir entre varias opciones. La verdad es que es muy recomendable.
Con la barriga llena volvimos al parking y pagamos los 9.10€ que costaba en temporada baja y nos pusimos en camino de la villa medieval de Fougères.
Fougères
Fougères es una comuna y subprefectura francesa de Ille-et-Vilaine, en la región de Bretaña. La presencia de numerosos monumentos megalíticos, particularmente en el bosque de Fougères , sugiere que la región ya estaba habitada en el Neolítico.
La creación de Fougères se remonta a la Edad Media. Encontramos la primera mención del castillo de Fougères hacia finales del siglo X, siendo entonces una simple fortificación de madera situada sobre un promontorio rocoso, cuya posición dominaba ventajosamente el valle del Nançon y las marismas circundantes.
A partir del siglo XII la población se aleja de la orilla del Nançon y la ciudad crece hacia arriba, dividida en dos parroquias: Saint-Sulpice para la ciudad baja y Saint-Léonard para la ciudad alta. La economía entonces se basa en las curtidurías , tejedoras y pañeras.
En el siglo XVI la ciudad pierde su papel defensivo. La artesanía continúa desarrollándose, en particular el trabajo en peltre. Durante las Guerras de Religión, la ciudad siguió siendo católica mientras que Vitré se vio afectada por los enfrentamientos con los hugonotes.
A principios del siglo XX la industria va reemplazando gradualmente a la artesanía y crece poco a poco la fabricación de calzado.
Durante la Crisis del Petróleo de 1973, las fábricas de calzado van cerrando poco a poco. A partir de aquí la industria se diversifica: agroalimentaria, mueblera, mecánica, vidrio, electrónica, informática y robótica. Fougères también organiza un importante mercado de ganado. A partir de la década de 2000, la ciudad se abrió más al turismo, gracias al desarrollo de su castillo medieval y sus barrios históricos.
Algo menos de una hora después de salir estábamos aparcando en uno de los parking de la villa que era gratis, por lo menos en esta época.
Nada más salir del parking, nos encontramos de frente con el Château de Fougères.
El Château de Fougères, fue construido en el siglo X y destruido en 1166, lo que ahora podemos ver es una reconstrucción que abarca desde el siglo XII hasta el siglo XV. Se puede visitar pagando 8.50€.
Junto al Château de Fougères se encuentra la Église Saint-Sulpice de Fougères. Levantada entre los fosos del castillo y el antiguo curso del río Nançon, en el barrio medieval de los curtidores entre los siglos XII y XVI, constituye el corazón del bourg-vieil (ville-basse).
Muy cerca salía una veredilla que se supone que llevaba a un mirador llamado Butte à Bigot. No vayas. Es un engaña bobos. No se ve una mierda.
Bajamos del engañabobos y vamos paseando por el barrio medieval hasta llegar al jardín público.
Subimos los cuestones del jardín público hasta llegar a la Eglise Saint-Léonard. Desde allí podemos admirar unas magníficas vistas, no como desde el engañabobos el Butte à Bigot.
La Eglise Saint-Léonard se construyó en el siglo XII por los monjes de Pontlevoy en la meseta con vistas al castillo de Ferns.
Como se había hecho demasiado tarde, decidimos cancelar la visita de Vitré e irnos directamente a Rennes, donde tenemos el hotel para pasar la noche.
Unos 40 minutos después de salir, llegábamos al hotel. Elegimos el Novotel Rennes Alma. Bien situado para nosotros ya que estaba junto a la salida de la circunvalación que enfilaba directa para Nantes para no perder tiempo al día siguiente. Lo malo es que, para llegar al centro de Rennes, hay que usar transporte público.
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Rennes
Rennes es la capital de la región de Bretaña y capital del departamento Ille y Vilaine. Fue fundada entre los siglos II y I a.C. como capital de la tribu gala de los redones llamándose entonces Condate. Durante el Imperio Romano se convierte en un importante núcleo urbano.
La ciudad se convierte una de las poblaciones más importantes de la región fronteriza del Ducado de Bretaña durante la Edad Media con la llegada de los pueblos bretones.
Tras la anexión del Ducado de Bretaña al reino de Francia, se convierte en una capital provincial y acoge el Parlamento de Bretaña.
El hotel nos sorprendió pero no para bien. Para empezar no tenía ascensor. Tiene solo dos plantas pero subir por las escalera cargados con las maletas es una faena. Además, se veía bastante viejo. La habitación era muy amplia y teníamos a nuestra disposición tés y cafés solubles gratuitos en la habitación.
Dejamos el hotel y nos fuimos al metro, que estaba a unos 15 minutos del hotel. Tomamos la línea A por 1,50€ (1.80$) cada billete, que son válidos durante una hora y nos fuimos hasta la estación République.
Salimos del metro y nos encontramos junto al Palais du Commerce. Construido a finales del siglo XIX y principios del XX, es una antigua bolsa de valores. El edificio albergaba la biblioteca, la Escuela Regional de Bellas Artes o el Conservatorio Nacional de Música. Una oficina de correos y el Café de la Paix han estado presentes en el edificio desde la primera inauguración.
Nos vamos dando un paseo hacia el centro de la ciudad. Muy cerca llegamos a la Place de la Mairie. En ella podemos encontrar el ayuntamiento y la Opéra de Rennes.
El ayuntamiento o Mairie fue construido entre 1734 y 1743 por Ange-Jacques Gabriel tras el gran incendio de Rennes en 1720, mientrasToussaint-François Rallier du Baty era alcalde. Albergaba en su ala norte las facultades de derecho y ciencias de 1840 . El gabinete de química, ocupado en particular por el profesor Faustino Malaguti hasta 1855 , estaba en la actual alcaldía.
La Opéra de Rennes es una sala de estilo italiano diseñado por Charles Millardet y construido por Pierre Louise en el siglo XIX. Hoy, el edificio alberga principalmente arte lírico y organiza algunos eventos locales, como la ópera al aire libre.
Muy cerca se encuentra el Palacio del Parlamento de Bretaña. Es un edificio de arquitectura clásica construido en el Siglo XVII y fue la sede del Parlamento de Bretaña desde su construcción hasta su disolución por la Revolución Francesa en febrero de 1790. El edificio se convirtió en la Corte de Apelaciones de Rennes en 1804. Este monumento fue completamente restaurado después del incendio del 5 de febrero de 1994, consecuencia de un incidente relacionado con las violentas manifestaciones de pescadores.
Seguimos paseando por el precioso casco medieval de Rennes hasta llegar a la Basilique Saint-Aubin en Notre-Dame de Bonne-Nouvelle. Es una basílica católica menor situada en la Place Sainte-Anne. Se empezó su construcción en el año 1884 y a día de hoy sigue sin terminar. A parte de eso, están arreglando los alrededores así que el recinto está cerrado y lleno de materiales de construcción.
A un lado se encuentra el Le Couvent des Jacobins – Centre des Congrès de Rennes Métropole. Es un antiguo edificio religioso y un antiguo cuartel construido en 1369. Incluye una abadía, un claustro y edificios conventuales. En 2018, el edificio se convirtió en el centro de convenciones de Rennes Métropole.
Para cenar, paseando fichamos un sitio de hamburguesas con una pinta tremenda. Se llama Back to the 60’s y como indica, está ambientado en el Estados Unidos de los 60. Como cerraba tarde y estaba hasta arriba, seguimos paseando.
Al rato volvimos y seguía hasta las tachas pero aún así entramos. Esperamos como 20 minutos y nos dieron mesa. Hay que decir que, efectivamente, estaban de escándalo y no fue demasiado caro. Todas las hamburguesas estaban alrededor de 15€ y venían con un montón de papas fritas y un poquito de ensalada.
Si dispones de algo más de tiempo,puedes conocer su amplio patrimonio con esta bonita visita guiada en español por su centro histórico:
Después de cenar volvimos al metro para ir al hotel a descansar.
Sacando el billete, llegó una chica que acababa de bajarse y nos dio su billete que aún estaba en vigor. Nos explicó que es una práctica habitual dejarlos encima de la máquina para que la gente lo usara. Ahí nos dimos cuenta de que en todas habían bastantes billetes. De hecho, había carteles que decían que estaba prohibido. Cuando llegamos a nuestra parada, hicimos lo mismo. Allá donde fueres haz lo que vieres…
8 de marzo
Nos levantamos tempranito con un poco de lluvia y nos ponemos en camino a Nantes. En principio nos iba a separar hora y media. Al llegar, los alrededores del hotel estaban todos cortados por una carrera popular por el día de la mujer, así que tardamos 2 horas en llegar al hotel.
Nantes
Nantes es la capital del Departamento de Loira Atlántico y está situada a orillas del río homónimo.
Se cree que durante la época romana su nombre era Condevicnum y era la capital de un pueblo llamado «Namnetes» y era parte de la provincia Lugdunense (cuya capital era Lugdunum, la actual Lyon).
El dominio imperial sobre Nantes terminó a principios del siglo v, y la ciudad formó parte sucesivamente del reino de Clodoveo, del reino franco de Neustria y del Imperio carolingio.
En el año 843, los vikingos invadieron por primera vez Nantes. Se asentaron en una isla de la zona y a lo largo de casi 100 años hicieron varios intentos de conquista. Fuero expulsados definitivamente en 937 por el duque bretón Alain Barbetorte, quien hizo de la ciudad su capital. Pero, después de su muerte, el ducado pasó a los condes de Rennes.
A mediados del siglo XI, el conde Hoel de Cornouaille heredó el condado de Nantes y desposó a la heredera del ducado de Bretaña. Durante la guerra de los Cien Años, Nantes fue sitiada por los ingleses en 1343, atacada por el conde de Buckingham, y libertada posteriormente por Olivier de Clisson en 1380.
Fue nuevamente sitiada en 1491 por el rey de Francia Carlos VIII, a quien fue entregada por traición, casándose con la duquesa Ana de Bretaña para legitimar los derechos que acababa de adquirir sobre la herencia de Ana.
En consecuencia de estos matrimonios, la Bretaña, así como la ciudad de Nantes, quedó incorporada a la Francia oficialmente en 1532. Nantes dejó de ser la capital de Bretaña pasando a ser Rennes.
Entre los siglos XV y XIX era el puerto de comercio atlántico de esclavos más importante de toda Francia.
Después de mil vueltas y al borde de la desesperación, conseguimos llegar a la parte trasera del hotel donde estaba la entrada del parking.
El hotel que elegimos fue el Ibis Nantes centre Gare Sud. En pleno centro de Nantes pero fácil de llegar en coche en condiciones normales, de hecho, salir de la ciudad no nos costó nada. El parking nos costó 13€ extra.
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Dejamos las cosas en consigna porque era temprano y nos vamos a ver Nantes.
Justo al lado del hotel se encuentra La Tour Lu. La torre pertenece a la antigua fábrica de LU (la de las galletas) inaugurada en 1895. En 1909 se construyeron dos torres en las esquinas pero fueron dañadas por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy sólo se conserva una de ellas que fue restaurada a su estado original por el arquitecto Jean-Marie Lépinay a finales de la década de 1990.
Desde aquí llegamos cruzando un puente hasta el exterior del Château des ducs de Bretagne, el castillo de los duques de Bretaña. Sirvió como el centro de la provincia histórica de Bretaña hasta su separación en 1956.
Se encuentra en la margen derecha del Loira, que anteriormente alimentaba sus zanjas. Fue la residencia de los duques de Bretaña entre los siglos XIII y XVI, convirtiéndose posteriormente en la residencia bretona de la monarquía francesa. Hoy el castillo alberga el Museo de Historia de Nantes.
Junto al castillo se encuentra la oficina de turismo. Entramos a por un poco de información. La chica que nos atendió lo pasó fatal la pobrecilla porque de inglés iba bastante justita, por no decir que iba muy floja.
Entramos al castillo ya que pasear por lo alto del muro es gratis. A pesar de la lluvia y el frío, recorrer los muros está muy bien, disfrutas de buenas vistas de los alrededores.
En uno de los laterales, había un tobogán larguísimo que iba hasta el foso pero sólo abre en verano si la climatología lo permite. Ahora, es un mamotreto que no pega ni con cola.
De aquí nos fuimos dando un paseo bajo la lluvia hasta la Cathédrale Saint-Pierre-et-Saint-Paul, la catedral de la diócesis de Nantes y sede del obispo de Nantes. Su construcción abarcó 457 años, desde 1434 hasta 1891 , pero estos retrasos de ninguna manera afectan la calidad o la consistencia de su estilo gótico . Ha sido clasificado como monumento histórico desde 1862.
Dentro se puede admirar la tumba y efigies del duque Francisco II de Bretaña y su esposa Margarita de Foix (padres de Ana de Bretaña). Esta tumba de mármol, que Michel Colombe tardó cinco años en realizar (1502-1507), está decorada con los doce apóstoles y cuatro mujeres que representan la fuerza , la prudencia ,templanza y justicia. Fue instalado en la catedral en 1817.
El edificio también alberga el cenotafio del General de Lamoricière , un monumento erigido en 1878 en homenaje papal a los servicios prestados por este hijo de Nantes.
Al salir de la catedral, nos fijamos que en el suelo había una línea verde. Resulta que tienen marcados los recorridos turísticos por la ciudad. Además, en ciertos puntos hay un ojo dibujado, punto perfecto para contemplar el monumento.
Teníamos ya un poquillo de gazuza pero era temprano. Al lado de la catedral había una panadería pastelería en la que había una gran cola que se alargaba por la calle. Esto tiene que estar muy rico, así que nos pusimos en cola.
El sitio de llama La Boulangerie d’Antan. Tenía un millón de tipos de pan, pasteles y bocadillos. Nos pillamos unos dulces típicos de Nantes llamados bottereaux, que son como una especie de donuts cuadrados y pequeños, y tambien un brioche nosequé que estaba de muerte.
Muy cerca pasamos por delante de un starbucks. Aunque no nos gusta mucho, decidimos entrar para ver si, al ser una franquicia, el café estaba menos perro. Yo me pedí un matchalatte calentito y Sara si se pidió un café que estaba menos perro pero no bueno.
Ya con el cuerpo calentito nos acercamos a la cercana Place Royale. Fue diseñada en 1786 por el arquitecto Mathurin Crucy y construida en 1790 después de la destrucción de las murallas medievales. La fuente se construyó en 1865.
Junto a la fuente había un grupo de personas realizando una reivindicación por el día de la mujer.
Detrás de la Place Royale se encuentra la Basilique Saint-Nicolas. Es una basílica de estilo neogótico. El edificio actual se construyó entre 1844 y 1869, aunque ya desde el año 1186 hay indicios de un edificio religioso.
Muy cerca se encuentra también el Passage Pommeraye, una galería de mercado construida a partir de finales de 1840. Su construcción llevó a la ruina de su promotor, Louis Pommeraye.
El pasaje, considerado como un éxito arquitectónico, seguía siendo un lugar floreciente de comercio. Se ha beneficiado de una renovación completada en 2015. El sitio desde luego es una preciosidad.
Un poco más adelante llegamos a la Place Graslin. Ésta es una de las principales plazas del centro de la ciudad de la cual el monumento más significativo es el Teatro Graslin, que es la ópera de Nantes construido a finales del siglo XVII.
Mientras vamos de camino a Les Machines de l’Île, vamos buscando algún sitio para comer, pero no hay nada de nada abierto. ¿Un domingo a mediodía todos los restaurantes cerrados? Vivir para ver.
Al llegar a la explanada donde se encuentra el recinto de Les Machines de l’Île, vemos que hay una pequeña cafetería llamada Café de la Branche, así que entramos a mirar. Tenían bocadillos y sandwiches así que nos comimos unos sandwiches gratinados que venían en un plato con ensalada que estaba muy bueno y costaba 7.50€.
Al terminar de comer, empezaba el primer paseo del Grand Éléphant, la estrella de la exposición de Les Machines de l’Île.
Les Machines de l’île es un espacio de exhibición y entretenimiento creado por François Delarozière y Pierre Orefice que se encuentra en la Isla de Nantes, en el Parc des Chantiers, en el sitio de antiguos astilleros ahora en desuso. Las máquinas de la isla se encuentran en la encrucijada de los “mundos inventados” de Julio Verne , el universo mecánico de Leonardo da Vinci y la historia industrial de Nantes.
Hicimos una larga cola para poder comprar la entrada. El precio de la entrada a la exposición cuesta 8.50€. Con ésta misma entrada te descuentan 1.60€ si te quieres subir al Carrousel des Mondes Marins. Pero si en vez de montarte en el carrousel solo quieres verlo, te soplan 6.30€. Buen negocio. El viaje en el Grand Éléphant cuestan otros 8.50€.
La exposición está bastante chula. Consiste en varias máquinas con formas de animales imitando sus movimientos donde te van contando varias historias sobre ellos. Las explicaciones son en francés pero en muchos sitios tienes códigos QR con los que te descargas una aplicación donde las dan también en varios idiomas incluido castellano. También tienes acceso a los talleres en los que exponen un vídeo explicativo de como se ha montado todo el tinglado. Está en francés pero subtitulado en inglés.
Al salir, nos acercamos al Carrousel des Mondes Marins pero como en el vídeo explicativo ponían muchas imágenes, pasamos de pagar los 6€ ya que no nos íbamos a subir.
De aquí nos fuimos dando un paseo por la ribera del río Loira hacia el hotel a hacer el check-in y descansar un poco.
El paseo por la ribera nos lo había recomendado la muchacha de la oficina de información pero la verdad es que no tiene nada reseñable.
El hotel sigue la misma línea de los ibis. La habitación algo pequeña, pero después de haber estado dos veces en las minúsculas habitaciones de los hoteles japoneses, no nos importa demasiado. Lo mejor es que tiene muy buenas vistas al Château des ducs de Bretagne y a la catedral.
Vistas desde la habitación
Después del descanso volvemos a salir para dar un paseo. Paseamos por Les cours Saint-Pierre et Saint-André, que son dos boulevards que van por la parte trasera de la catedral y que las separa una plaza en la que se encuentra una columna homenaje a Luis XVI.
Nos llegamos a la cercana Eglise Saint Clément y volvimos sobre nuestros pasos. Pasamos por el canal del río Erdre, en el que proyectan un vídeo del careto de una chavala en el agua. Una tontería pero está curioso. Se llama Nymphéa.
Eglise Saint Clément
Nymphéa
De aquí nos fuimos hacia el casco antiguo a buscar algún sitio para cenar. Paseamos alrededor el castillo y fuimos siguiendo una de las líneas verdes turísticas. La línea nos llevó hasta la Place du Bouffay, en la que se encuentra una curiosa escultura de un tipo con un pie por fuera del pedestal con la que estuvimos un rato haciendo el tonto.
Volvimos a seguir la línea verde hacia el centro y llego hasta la Église Sainte-Croix de Nantes en donde se metía en una galería comercial cerrada.
Seguimos paseando y cuando llegábamos por el ayuntamiento empezó a llover. Decidimos meternos en un sitio a cenar. Con las pintas que llevábamos nos metimos en un sitio muy fino y moderno llamado Le cochon qui fume. Comimos muy bien a pesar del sablazo y nos fuimos a descansar al hotel.
No salió muy bien la foto
9 de marzo
Último rato en Francia. Nos levantamos temprano y nos fuimos a la panadería del día anterior a comprar unos bocatas para comer en el avión y unos dulces. De vuelta al hotel lo hicimos paseando. Volvimos al castillo para disfrutarlo un ratito sin lluvia.
Daba mucha pena irse porque hoy hacía sol y estaba el cielo completamente despejado. Volvimos al hotel, cogimos el coche y nos fuimos para el aeropuerto. A las 11.50 salía puntual el vuelo hacia Granada, donde llegábamos con unos 20 minutos de adelanto después de un vuelo tranquilo.
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Un viaje de tres días muy intenso y bien aprovechado. Una vez más, Francia nos sorprende por sus paisajes, sus pueblos y su gente. La verdad es que mereció mucho la pena y seguro que no será la última vez que la visitemos.
Aquí dejamos un mapa con los puntos visitados en este viaje:
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